Por... TOM RAUM
El presidente Barack Obama quiere poner unos importantes proyectos de acuerdos comerciales con Europa y Asia en una "vía rápida" para su aprobación en el Congreso, pero con las elecciones de mitad de mandato a la vista, muchos de sus colegas demócratas más bien tratan de descarrilarlos.
Al mismo tiempo, Obama ha encontrado que un enemigo tradicional es ahora su aliado: el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes.
Si se ratifican, los acuerdos comerciales —uno transatlántico y otro transpacífico— crearían la mayor zona de libre comercio del mundo, al cubrir aproximadamente la mitad de todo el comercio mundial.
En su discurso del Estado de la Unión, Obama pidió al Congreso que le diera "autoridad de promoción comercial", algo que por lo general se conoce como la "vía rápida" para negociar acuerdos comerciales individuales.
Sin embargo, las negociaciones por separado con la Unión Europea y con 11 naciones de la Cuenca del Pacífico están generando emociones encontradas dentro y fuera del país.
Muchos demócratas que buscan la reelección en noviembre tienen miedo de ganarse enemigos antes de las elecciones primarias si es que apoyan las negociaciones comerciales. Preocupados por la potencial píérdida de empleos, que son importantes para los sindicatos, han preferido abandonar a Obama en este tema.
De hecho, a finales del año pasado, 151 demócratas de la Cámara de Representantes, aproximadamente tres cuartas partes de todos los demócratas en ese cuerpo legislativo, firmaron una carta dirigida a Obama señalando su oposición a concederle la autoridad de la vía rápida para las negociaciones comerciales.
Obama dijo que su objetivo al solicitar dicha autorización era proteger a los "trabajadores, proteger el medio ambiente y abrir nuevos mercados para los bienes nuevos con la etiqueta 'Hecho en EUA"'.
Sin embargo, el presidente —quien nunca fue un entusiasta del libre comercio— deberá hacer un esfuerzo excepcional para obtener ese poder. La última vez que lo autorizó el Congreso fue en 2002, para el presidente George W. Bush, pero expiró en 2007.