Por... Masiel Fernández Bolaños
La caída en enero de los precios al consumidor en la Eurozona aumentó los temores de deflación en el bloque, según alertaron analistas.
La oficina comunitaria de estadísticas, Eurostat, reportó hoy que el indicador bajó 1,1 por ciento en enero frente a diciembre y que la inflación anual se mantuvo en 0,8 por ciento por segundo mes consecutivo.
Parte del descenso anual fue atribuido al declive en los volátiles precios de la energía, mientras que la desaceleración mensual fue impactada por una caída en los costos de bienes industriales fuera del sector energíético y en el apartado de servicios.
El Banco Central Europeo (BCE), que recortó su principal tasa de interíés a un mínimo ríécord del 0,25 por ciento en noviembre de 2013, la mantendrá a ese nivel hasta mediados de 2015.
Expertos advierten de riegos de deflación, un fenómeno nocivo para el dinamismo de una economía porque aplaza las decisiones de compra -con la expectativa de que los precios sigan bajando- y desalienta por ello las inversiones.
El presidente del llamado guardián del euro, Mario Draghi, remarcó que la deflación en "cámara lenta" vista durante meses en la Eurozona y la persistente debilidad económica apuntan a un período prolongado de bajos precios.
El recorte de tipos de interíés, apuntó, tiene como objetivo restaurar un margen de seguridad contra ese fenómeno más que apuntar a que el riesgo de ese problema se pueda materializar en el bloque monetario. Anticipó que los leves índices de inflación, una de las evidencias de la debilidad económica de la Eurozona, se mantendrán frágiles al menos hasta 2015 y lejos del objetivo establecido por el ente emisor de cerca, pero por debajo de los dos puntos.
El BCE continúa apostando por la política de dinero barato al mantener en un mínimo histórico su principal tasa de interíés ante la incertidumbre económica en la Eurozona.