En las últimas 24 horas, en el Reino Unido se han creado más del doble de empresas que en España. El dato en sí podría ser anecdótico, si no fuera por un particular: es algo que ocurre cada día. Los datos del Registro Mercantil anglosajón, desglosados por día de la semana, así lo indican: en el Reino Unido se crean empresas cualquier día de la semana, incluso los domingos.
Es una señal emblemática de un país que atrae cada vez más a pequeños y grandes empresarios extranjeros. En el último año, como desvelan los datos oficiales a los que este periódico ha tenido acceso gracias a la colaboración de Dato Capital, tambiíén los españoles han empezado a mover sus fichas.
Josíé Carlos Castresana cogió un vuelo a Londres a comienzos de 2012. Ante las muchas recomendaciones, leyendas y mitos sobre las conveniencias de registrar su empresa en la capital británica, este fotógrafo quiso probar en persona: ¿sería tan sencillo como había leído crear una sociedad en el Reino Unido?
Las recomendaciones no se limitaban a webs especializadas. El informe Doing Business, que elabora el Banco Mundial, sitúa a la isla en el díécimo lugar entre los países con mejores posibilidades para hacer negocios. En el mismo listado, España ocupa el lugar 52.
"La primera facilidad con la que me encontríé fue la de no necesitar ningún capital social para abrir la empresa", cuenta Josíé Carlos a este periódico. En España el límite mínimo es de 3.000 euros; en Reino Unido, está permitido crear "la caja vacía" y hacerlo, además, online: de ahí que los datos del registro reporten inscripciones de empresas incluso en los días festivos.
La burocracia española parece un recuerdo lejano que deja el paso a los clics del ratón. "Además, durante los primeros 18 meses no hay prácticamente ningún trámite burocrático por el que pasar", recuerda el fotógrafo. Eso sí: “En caso de incumplimientos, aunque sea mínimos, las multas son altísimasâ€.
Demasiados mitos
No todos son ventajas: los trámites burocráticos para controlar la empresa desde España sin convertirse en un defraudador del fisco, la imposibilidad de cotizar en la Seguridad Social española o la necesidad de crear una oficina virtual son aspectos "largos, complicados y costos", admite quien lo ha intentado.
El atractivo, sin embargo, es alto. Josíé Carlos detalla a este periódico de cómo, a raíz de las entradas en su blog, asesoró a un autónomo español que quería vender su nueva aplicación para telíéfonos móviles en la tienda virtual de Apple: “Sus opciones eran o abrir una sociedad para comercializar su app en España y empezar perdiendo mucho dinero en impuestos, o hacerlo en Londres, donde no tiene por quíé invertir desde el comienzoâ€, recuerda.
En el país anglosajón, que tiene unos veinte millones de habitantes más que España, se crean, "de media, cuatro veces más empresas cada mes", señala, cifras oficiales de los Registros Mercantiles inglíés y español en la mano, Eduardo Amo, director general de Dato Capital, web especializada en información empresarial de ambos países explica: "Más allá del número, existe una flexibilidad legal y burocrática que fomenta el comercio". Unas facilidades que se resumen en un aspecto clave: "En Inglaterra prescinden de la figura del notario".
A pesar de ello, Amo tambiíén advierte de los 'falsos mitos' sobre las posibilidades que ofrece abrir una empresa en Inglaterra y gestionarla desde España, "como el de que no se pague por ser autónomo: es cierto sólo por debajo de determinadas ganancias", explica.
Posibilidad frente a la crisis
Esta tendencia la contextualiza Igor Urra, secretario general de la Cámara de Comercio española en Londres. Hay tres factores, asegura, en la base de este boom español: "En primer lugar, hay que subrayar que la crisis hizo que todos, desde España, empezaran a mirar hacia mercados exteriores", detalla en una conversación telefónica con El Confidencial. "Cuando el mercado interno se desploma, hay que internacionalizar", argumenta.
Las facilidades que ofrece el Reino Unido son el mayor anzuelo: "No sólo es fácil entrar en Inglaterra, sino que tambiíén es rápido y barato. Es la famosa mentalidad anglosajona: el tratamiento a las empresas es más beníévoloâ€.
La necesidad de diversificar las inversiones más allá de la zona euro –sobre todo en un momento en el que la crisis amenazaba con la estabilidad de la moneda misma– ha sido fundamental para que pequeños o grandes inversores decidieran invertir sus ganancias o ahorro en un terreno seguro. "Tenemos muchos ejemplos sobre todo en el ámbito de la tecnología y de la restauración: se trata a menudo de empresas que, al no recuperarse el consumo en España, han preferido mirar afuera, usando el Reino Unido incluso como rampa de lanzamiento hacia otros mercados".
Josíé Carlos, el fotógrafo que intentó de su mano abrir una empresa en Londres, nos habla hoy desde Rusia, donde vive. Su experiencia personal le ha dejado muy clara una circunstancia: "La diferencia, al fin y al cabo, es una: España es un país antiemprendedor".