J. G. P.| SUANCES
Samuel Sánchez, en el podio con Egoi, tiene una oferta irresistible de Cervíélo. / AFPEl día que Samuel Sánchez conquistó la Gran Muralla china empezó a cambiar su biografía. Dicen los ciclistas que el oro olímpico no tiene el valor del Tour o el Mundial. Cierto. Pero sí una repercusión global, más allá de las bicicletas. El asturiano corre en un equipo artesanal, el Euskaltel-Euskadi, caso único. Cercano, local, de cantera. Sostenido por las instituciones vascas y por una firma de telefonía centrada en Euskadi. Es decir, un cofre quizá pequeño para tanto oro repentino. Samuel tiene contrato hasta 2010 con el conjunto naranja, pero ya ha salido al mercado. Y el Cervíélo, el nuevo equipo de Carlos Sastre, le ha hecho una oferta que, según fuentes consultadas por este periódico, es «irrechazable».
«El corredor quiere quedarse en el Euskaltel», aseguran en el conjunto vasco. Samuel Sánchez aguardará hasta el final del Mundil (28 de septiembre) para tomar una decisión. Esperará por si su actual equipo puede arrimarse a la cifra desplegada por Cervíélo. En medio queda la cláusula de rescisión del contrato de renovación firmado en enero de este año. Se eleva a unos 900.000 euros.
El gran contrato
El ciclista de Oviedo, ejemplo de profesionalidad para las nuevas camadas del Euskaltel, ha pedaleado en paralelo al crecimiento de su equipo. Con íél llegaron el primer podio (tercero en la Vuelta 2007), la Clásica de Zúrich (Copa del Mundo), cinco etapas de la Vuelta a España y, sobre todo, el íéxito olímpico. Tiene ya 30 años. La edad para el último y gran contrato. El que alfombrará su jubilación.
Hace nada, en enero, Samuel renovó por el Euskaltel-Euskadi. Su equipo de siempre. Su placenta. Es el único corredor no vasco de la escuadra, pero es un producto de su cantera. Han crecido juntos. Al anunciar esa renovación, el luego campeón olímpico dejó entrever que una vez finalizada su carrera deportiva buscaría un hueco en el plantel tíécnico del Euskaltel.
Eso fue antes de Pekín y de escuchar la proposición del Cervíélo. Seductora. «De momento tengo contrato con Euskaltel-Euskadi hasta 2010. Pero si viene un equipo y paga la cláusula de rescisión. Todo es hablarlo. En esta vida todos tenemos un precio, sólo es cuestión de negociarlo», dijo el asturiano, visitante en esta Vuelta. Su precio es alto. La tarifa del oro. Metal cotizado.
Por Samuel tambiíén se interesó el Katyusha, el equipo con nombre de misil. El del multimillonario ruso Oleg Tinkoff. Le frenó la cláusula de rescisión. Cuenta con un presupuesto de 30 millones de euros. Tentó a Sastre y a Contador. Y ha fichado a Pozzato, McEwen, Colom, Horrach, Steegmans y Botcharov. Puede elegir. Y Samuel le salía caro. En cambio, el Cervíélo ha apostado por íél. Como por Sastre, Cuesta, Hushovd y Hassler. Tambiíén es un equipo de nuevo cuño. «Me da muchas posibilidades durante y despuíés de la bici», agradeció Carlos Sastre al anunciar su mudanza del CSC.
Cervíélo es una empresa de íéxito veloz. Canadiense de creación y con licencia suiza para el ciclismo. Phil White y Gíérard Vroomen, su cofundadores, diseñaron una bicicleta para pruebas de montaña. Un prototipo. Revolucionario. Tanto que nadie quiso fabricarlo. Así que lo hicieron ellos. Y así nació en 1995 la firma Cervíélo.
En 2002 irrumpieron en el ciclismo profesional. Surtieron de bicicletas al Team CSC de Bjarne Riis. En competencia con los clásicos italianos (Pinarello), los nuevos americanos (Scott) o compañías en expansión (Orbea). Cervíélo se dio así a conocer. Con su diseño y sus productos de fibra de carbono. Ahora quiere una capa de oro: la de Samuel Sánchez.