El Metro de Londres abre otro frente de batalla a Ferrovial
Publicado en Expansión por Roberto Casado.
Tube Lines, filial de la empresa española, pide tres mil millones de libras más de lo que le ofrecen las autoridades británicas para renovar el contrato de operación de tres líneas del subterráneo londinense.
Ferrovial es definida a veces por sus directivos como una empresa británica con sede en Madrid, dado el importante volumen de su facturación que procede de Reino Unido. Pero algunos días, la empresa de construcción e infraestructuras desearía no depender tanto de sus negocios en las islas.
Mientras siguen coleando las peleas regulatorias, financieras e institucionales en torno a BAA, el propietario de siete aeropuertos británicos controlado por Ferrovial, ahora llega una nueva disputa que afecta a otro de los negocios del grupo español: la operación del Metro de Londres.
Amey, filial británica de servicios de Ferrovial, afronta una dura negociación para renovar el contrato de explotación de las tres líneas del subterráneo que opera y mantiene desde el año 2003 a travíés de Tube Lines. El 66% de esta sociedad es propiedad de Amey, mientras que otro 34% es de la empresa estadounidense Bechtel.
Inversiones
Tube Lines ha pedido fondos a las autoridades de Londres para invertir 7.200 millones de libras (8.928 millones de euros) en la renovación y mantenimiento de las líneas Piccadilly, Northern y Jubilee entre julio de 2010 y el final de 2017. Pero Transport for London, la sociedad municipal propietaria del Metro, sólo está dispuesta a ceder 4.100 millones de libras.
Esta cifra es similar a los 4.200 millones de libras que Tube Lines tiene presupuestados para los primeros siete años y medio de su contrato. La filial de Amey y Bechtel considera que es necesario un fuerte aumento de las inversiones por la necesidad de modernizar las instalaciones, especialmente ante la celebración de las Olimpiadas de Londres de 2012.
Chris Bolt, el árbitro designado para dirimir las diferencias, cree que bastaría con una inversión de entre 5.100 y 5.500 millones de libras, lo que todavía deja un amplio hueco respecto a lo que reclama Ferrovial.
Las partes tienen hasta mediados de 2009 para buscar una solución, lo que augura unas duras negociaciones. Fuentes de Tube Lines dijeron ayer que “las cifras de inversión son muy preliminares, y las diferencias obedecen sobre todo a diferentes estimaciones sobre la inflación futura. El proceso oficial de revisión del contrato empezará al final de 2009â€.
Si las diferencias se mantienen y Transport for London no amplía los fondos públicos para el metro que plantea actualmente, Tube Lines tiene dos opciones: rebajar la inversión para adaptarse a lo que recibe de las autoridades o buscar financiación externa. Ambas soluciones tienen contraindicaciones. Si disminuye las inversiones, Tube Lines podría sufrir un recorte de sus ingresos, ya que íéstos dependen de los niveles de calidad en la prestación del servicio. Sin más dinero para la operación y mantenimiento, los retrasos del Metro se multiplicarían.
La búsqueda de financiación externa parece casi imposible, ya que la crisis de críédito hace muy difícil la obtención de deuda en buenas condiciones. La experiencia de Metronet [el gestor de otras cuatro líneas del Metro cuyo contrato ha sido asumido por las autoridades al no poder hacer frente a sus compromisos financieros] hace que los prestamistas no quieran saber nada de este negocio. Una aportación extra de los accionistas sería la última opción para Tube Lines, pero reduciría la rentabilidad que ahora extraen de su filial.
RMT, el principal sindicato del Metro de Londres, advierte que la disputa podría hacer que Tube Lines afronte el destino de Metronet y su contrato sea extinguido antes de su fecha de vencimiento, en 2033.