Bonistas ganan, accionistas pierden
Publicado en Expansión por Miquel Roig
¿Tiene usted algún amigo de esos que nunca encuentra la cartera cuando llega la hora de pagar la cena? Si es así se encontrará en una situación similar a la que se encuentran los accionistas de las víctimas financieras de la crisis: el banco británico Northern Rock, el banco de inversión estadounidense Bear Stearns y el doble traspiíé de las agencias hipotecarias estadounidenses Fannie Mae y Freddie Mac.
El amigo que se eterniza buscando denodadamente en sus bolsillos equivale esta vez a los bonistas o acreedores de estas entidades, que están aguantando el chaparrón mientras otros pagan la factura del famoso "moral hazard", traducible al castellano como riesgo inducido o riesgo moral, y que trata de definir aquella situación en la que las entidades privadas asumen riesgos excesivos con el convencimiento de que la administración pública acudirá al rescate si la apuesta sale mal. Pero esta vez, entre los ilustres rescatados de Fannie y Freddie no solamente se encuentran instituciones privadas como la gestora Pimco y el banco de inversión Goldman Sachs, sino tambiíén los principales bancos centrales del mundo, que suelen invertir en deuda de las agencias.
Mientras los inversores en acciones han perdido hasta la camisa, los bonistas han llegado incluso a sacar rentabilidad al rescate, ya que la institución compradora -bien el Reino Unido, bien JP Morgan, bien EEUU-, cubre de forma explícita o tácita sus compromisos de pago. Es decir, en la mayoría de ocasiones, hay menos riesgo de impago del bono despuíés del rescate que antes. Basta echar un vistazo a las cotizaciones de las acciones y de la deuda de estas entidades desde el 8 de agosto de 2007, fecha anterior al estallido de la crisis financiera internacional.
En el caso Northern Rock, desde esa fecha hasta que el banco fue nacionalizado por elReino Unido a mediados de febrero, los accionistas se dejaron cerca de un 90% de su capital. En ese mismo periodo, el bono a cinco años más líquido de la entidad ha seguido pagndo cupones y solamente se ha depreciado un 1,75%. El caso de Bear Stearns, que fue adquirido por su rival JPMorgan, es tambiíén significativo. Mientras las acciones se han despeñado un 90%, su bono a cinco años más líquido se ha revalorizado un 3,16%. La situación se ha repetido esta semana con la nacionalización de facto de Fannie Mae y Freddie Mac. La caída del 99% de sus acciones desde agosto de 2007 ha esfumado la capitalización bursátil de ambas compañías. Desde el auncio del rescate, sus bonos más líquidos a cinco años se han revalorizado un 1%, y, si se tiene en cuenta la fecha del 8 de agosto de 2007, la subida supera el 5%.
En esta ocasión, los tenedores de deuda senior y subordinada de ambas entidades se están frotando las manos. Entre ellos hay varios nombres ilustres. Bill Gross, consejero delegado de Pimco, una de las gestoras de renta fija más prestigiosas del mundo, lleva meses solicitando un rescate similar al efectuado por EEUU, y el diario estadounidense TheWallStreet Journal dejó entrever en su editorial del jueves que Goldman Sachs tambiíén se habría beneficiado. Pero, sobre todo, los principales rescatados han sido los bancos centrales de todo el mundo, ávidos compradores de deuda de Fannie y Freddie. A 20 de agosto, los inversores no estadounidenses, buena parte de ellos organismos oficiales, poseían cerca de 1 billón de dólares en estos activos.
La incógnita por despejar ahora es la de Lehman Brothers, que está sufriendo una debacle similar a la de Bear Stearns. En la tarde del viernes, el diario británico Financial Times informaba del interíés de un consorcio formado por Bank of America, JC Flowers y CIC, el fondo soberano de China, por rescatar la entidad. Pero esta vez, los rumores apuntan a que los poseedores de deuda del banco de inversión estadounidense no saldrán tan bien parados como han salido los de las víctimas anteriores.
Habrá que ver. Hasta ahora, mientras los bonistas disfrutan del postre, los accionistas sacan la cartera.