Buenas.
Ayer, reunido con mis socios del despacho y con un Notario, llegábamos a una conclusión muy seria y muy meditada: estábamos todos hartos de que, desde las administraciones públicas…, desde el actual Gobierno, nos estuvieran tomando el pelo con cada noticia que apareciese. Y hartos de que la prensa tomara como buenas los titulares que les vendían y que fuesen transmisores pasivos de las mentiras oficiales.
Así de claro lo digo porque así de claro lo siento, lo padezco y lo veo, y a diario. Lo último clama al cielo. Nos han vendido la nueva modificación de la Ley Concursal que va a ayudar, sobre todo, decían, a las Pequeñas y Medianas Empresas a continuar con su funcionamiento. Con estas modificaciones no tenían que liquidar las empresas, podían seguir funcionando…; ya. Pues no es verdad, señores. Y no lo es porque, si bien eso podría llegar a ser cierto con los deudores privados, con proveedores, por ejemplo, no lo es con respecto a las deudas que las empresas puedan mantener con la Hacienda Pública y con la Seguridad Social. Estas deudas, lejos de poder ser negociadas, si la empresa tiene que declararse en concurso, serán, en parte, declaradas como privilegiadas. Conozco empresas, multitud, que han tenido que dejar de pagar sus obligaciones fiscales y que las sanciones, por ello, y los intereses que les han sido aplicados han convertido a esas empresas en entes zombies que no pueden ser reflotados. Un ejemplo: ¿de quíé va a vivir un restaurante al que la Seguridad Social le embarga y se lleva, físicamente, las mesas, las sillas y la cocina?. ¿Me lo quiere decir el cerebro de esa entidad que no autoriza un aplazamiento y que exige que se le pague o se le pague?; en este caso, las modificaciones legislativas aprobadas NO ayudan absolutamente en nada. Una empresa más cerrada, algunos trabajadores más al paro y un empresario con procedimientos judiciales iniciados y una quiebra económica, y civil, de por vida.
Y visto lo visto, y ahora que me empiezan a vender la bajada de impuestos…, temo como a una vara verde la realidad de esos pre-anuncios. La realidad económica, más de una vez lo he dicho, es la que vivimos a diario usted, otros como usted, y yo. No es la del Congreso, ni la del Senado, ni está en La Moncloa. Está, repito, en la calle y en los parques, esos inhóspitos lugares donde no aparecen los políticos…; a no ser que haya elecciones.
Pero es ya, harina de otro costal.
En fin…, que estoy, como siempre, harto de acertar y loco por confundirme.
Vale.
Oberon.