Los expertos aconsejan incluir entre 5 y 15 valores con pesos similares y diversificar apostando por diversos sectores y niveles de riesgo. Telefónica, Repsol y Almirall figuran entre los más recomendados.
La Bolsa española es uno de los activos estrella para este año. En lo que va de 2013, el Ibex cede un leve 1,06%, pero las previsiones de los expertos apuntan a que podría remontar y apuntarse una escalada de al menos el 12% hasta el entorno de los 11.000 puntos. En este contexto de optimismo, cada vez más inversores se plantean tomar posiciones en el parquíé español. Pero ¿cuál es la forma óptima de hacerlo? Para minimizar el riesgo, los analistas recomiendan fijarse una estrategia que permita construir una cartera de valores a la medida de cada inversor. í‰stas son las instrucciones, paso a paso. Atento al riesgo La primera pregunta que debe hacerse el inversor es cuál es su perfil de riesgo, ya que íéste determinará en buena medida la planificación de su cartera, desde la cuantía que debería dedicar a la renta variable hasta los valores que tendría que seleccionar. En este sentido, no hay que olvidar que la renta variable es un activo de riesgo, lo que implica una mayor probabilidad de ganancias, pero tambiíén de píérdidas. Así, desde Tressis aconsejan que la inversión en Bolsa española no supere el 5% del patrimonio en el caso de los perfiles con menor tolerancia al riesgo, mientras que aquellos más agresivos pueden dedicarle entre el 10% y el 15%. Estos porcentajes pueden parecer quizá algo conservadores, pero hay que tener en cuenta que lo deseable es que estas carteras incluyan tambiíén valores extranjeros (como Roche, Intesa Sanpaolo o Samsung), con lo que la exposición a la renta variable aumenta. Como explica Eduard García, gestor de Caja de Ingenieros, los perfiles de riesgo reducido deberían centrarse en compañías de gran capitalización, solidos balances y con una elevada rentabilidad por dividendo. El experto cita como ejemplo valores como Enagás y BME. Por su parte, los perfiles de riesgo elevados pueden incluir compañías de mediana y gran capitalización, que se encuentren en fase de crecimiento y que inviertan en capex [bienes de capital]. Para este perfil, señala a Gas Natural y Almirall. El número perfecto Muchos inversores se adentran en el terreno de la renta variable de forma aislada, apostando por una o dos compañías en las que confían o de las que han oído recomendaciones positivas. Pero lo ideal es contar con una cartera amplia y diversificada en la que el riesgo se diluya en caso de que alguna de las apuestas resulte fallida. ¿Cuál sería entonces el número idóneo? La respuesta no es sencilla. Parece lógico pensar que cuantas más compañías se incluyan, mayor será la diversificación y más se reducirá el riesgo. Sin embargo, a partir de cierto número, se produce el efecto inverso. "Se dice que a partir de 20 acciones, el riesgo de la cartera empieza a converger de nuevo hacia el riesgo de mercado", comenta Victoria Torre, de SelfBank. "Si metemos los 35 valores del selectivo en nuestra cartera intentando diversificar, al final nos hemos convertido en el propio índice, y habremos caído en lo contrario que queríamos evitar". Por otro lado, como explica la experta, es importante no tener en cartera más valores de los que podemos vigilar. Además, el inversor tambiíén ha de atender a los costes en comisiones. Cuantos más valores incluya, más comisiones pagará por compraventa y custodia. Teniendo en cuenta estas variables, los expertos aconsejan construir carteras de 5 a 15 valores. Cuanto mayor sea el patrimonio disponible y el tiempo para gestionar la cartera, más compañías se pueden incluir. Por el contrario, los inversores que dispongan de un capital escaso (a los que la diversificación saldría muy cara en tíérminos de comisiones) podrían considerar tomar posiciones a travíés de un fondo de inversión o un ETF (fondo cotizado). Cuestión de peso La ponderación de cada compañía no tiene por quíé estar sujeta al peso que tiene en el índice. De hecho, el Ibex 35 tiene un sesgo excesivamente elevado hacia la banca, que acapara más de un tercio de la ponderación del selectivo. A la hora de elevar el peso de un valor sobre los demás, lo recomendable es analizar exclusivamente sus perspectivas y nivel de riesgo. Pero en todo caso, la mayoría de expertos apuesta por carteras equiponderadas en las que todos los valores tengan el mismo peso. "Si uno de los valores es mejor que los demás, irá subiendo y ganando peso por sí solo", explica Viriginia Píérez, de Tressis. Aun así, la experta cree que si un valor gana demasiado terreno, lo aconsejable es deshacer posiciones para reequilibrar su peso. ¿Y si la apuesta sale rana? "Depende del resto de la cartera. Si otros valores van bien, lo podemos aguantar un poco más", opina. Diversificar es clave La mejor manera de controlar el riesgo de la cartera es diversificar las apuestas. Esto implica no sólo escoger valores de sectores distintos. Tambiíén hay que vigilar que esos sectores no evolucionen a la par. "Es importante buscar compañías de sectores poco correlacionados, e incluso podemos buscar correlaciones negativas (cuando un valor sube, el otro debería bajar)", explica Victoria Torre. Los expertos aconsejan no obsesionarse con que los principales sectores estíén representados. "Si alguno no te convence, no pasa nada por no incluirlo", dice Píérez. Por otro lado, Fernando Hernández, de Inversis Banco, recomienda apostar por compañías que generen sus ingresos en distintas áreas geográficas, para que la cartera no estíé vinculada al ciclo económico de un sólo país (incluyendo a España). Por último, es aconsejable incluir valores con diferentes niveles de volatilidad, que es la variable que mide las oscilaciones que sufre una cotización en un periodo determinado. Los valores menos volátiles y, por tanto, los más estables, como Amadeus, Ebro y Ferrovial, darán un plus de liquidez a la cartera. Esto se debe a que si tenemos un imprevisto y necesitamos vender parte de las acciones, podremos recurrir a ellos sin experimentar minusvalías, ya que el riesgo de que se encuentren en píérdidas es menor. Calidad y precio A la hora de seleccionar las compañías, es importante que tengan perspectivas de crecimiento positivas, pero tambiíén que coticen a precios atractivos. Para encontrarlas, el inversor puede recurrir a ratios como el PER (precio/beneficio por acción); el valor en libros; o el EV/Ebitda (valor de la compañía en relación con sus ingresos) y compararlas con el resto del sector o con la media histórica de la propia empresa. La recomendación del consenso de expertos tambiíén es útil. "Especialmente cuando está en proceso de revisión al alza o a la baja. Cuando todos aconsejan comprar, suele ser demasiado tarde", comenta