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La creciente demanda de energía durante los próximos años puede ocasionar una mayor escasez de agua, sobre todo en las poblaciones más vulnerables, señala un informe de la ONU divulgado hoy aquí por la Unesco.
En la actualidad 768 millones de personas carecen de acceso a sistemas mejorados del vital líquido y, al mismo tiempo, mil 300 millones están privadas del servicio de electricidad y en muchos casos ambos problemas coinciden en zonas geográficas muy desfavorecidas, precisa el texto.
De acuerdo con el quinto informe de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, presentado de manera oficial en Tokio, Japón, agua y energía son dos factores interdependientes que influyen de manera directa en las posibilidades de crecimiento en los países.
Este documento es fruto de la cooperación de 36 organizaciones y lo produce el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hidráulicos, ubicado en la sede central de la Unesco en esta capital. En un comunicado de prensa de la Unesco, la directora general de esa entidad, Irina Bokova, aseguró que esta situación exige una mayor cooperación entre todos los actores vinculados con el tema, porque no habrá desarrollo sostenible mientras no exista un acceso más equitativo a ambos servicios.
Uno de los principales riesgos, advierte el informe, es que las respuestas a los desafíos energíéticos representan muchas veces una amenaza para las reservas hídricas y en la actualidad una quinta parte de los mantos acuíferos ya están sobreexplotados.
Desde el año 2000 crecieron a gran escala las zonas de cultivos agrícolas, como maíz, caña de azúcar y palma africana, destinados a producir los denominados biocarburantes, los cuales implican un enorme consumo de líquido para el riego.
Otro caso es la explotación del llamado gas de esquisto, cuya extracción requiere romper las rocas que lo rodean empleando agua a presión mezclada con productos químicos peligrosos muy contaminantes.
El mundo enfrenta un desafío mayor, dice el informe de la ONU, como lo es generar la energía necesaria para el desarrollo industrial, agrícola y económico, sin afectar el derecho universal al acceso de agua potable.
Las alternativas, agrega, son incrementar el uso de las fuentes renovables, como la eólica y la solar, avanzar en la coproducción de los servicios, mejorar las tecnologías actuales y diversificar las reservas hídricas.
Un ejemplo interesante destacado en el documento es el centro de tratamiento de aguas servidas de La Farfana, en Santiago de Chile, donde se aprovecha la materia orgánica que contienen para producir biogases ricos en metano.
Al mismo tiempo que se purifica el vital líquido para su reutilización, se da respuesta a las necesidades energíéticas de la comunidad.