España cuenta con más de 25.000 kilómetros de carreteras, pero el elevado coste que supone su mantenimiento ha llevado al Gobierno a reducir sus partidas en los últimos años.
Según la Asociación Española de la Carretera (AEC), las carreteras interurbanas españolas requieren de una inversión de más de 5.500 millones de euros para mejorar su estado y conservación mientras que los Presupuestos Generales del Estado para 2014 prevíén una partida de 818 millones.
Ante esta tesitura, los desarrollos de las compañías ligadas a este tipo de infraestructuras buscan alargar la vida útil de los materiales gracias a su perfeccionamiento.
El Centro de Tecnología de Repsol ha desarrollado diferentes asfaltos inteligentes que piensan por el conductor y entre ellos destaca una modalidad autorreparable que se comporta como una herida en el cuerpo humano: al detectar un problema, empieza a cicatrizar.
Gracias a la modificación de los betunes que conforman la mezcla asfáltica, los investigadores de la compañía han conseguido que cuando el firme de la carretera comienza a deteriorarse, los polímeros se extienden evitando que se produzcan baches o surcos de gran magnitud.
«De todas las tecnologías de autorreparación, esta es la de mayor íéxito, ya que no supone un aumento significativo del coste en la fabricación de la mezcla asfáltica. El ahorro obtenido en las labores de conservación no se vería mermado por un aumento en los precios de los materiales», aseguran fuentes de la petrolera.
La compañía calcula que el ahorro total que se podría conseguir con la aplicación masiva de esta tecnología rondaría el 50% de los costes de mantenimiento y rehabilitación de carreteras.
«Además tambiíén hay ventajas medioambientales, porque se reducen los residuos generados, el uso de materias primas y las emisiones derivadas de las tareas de mantenimiento, además del aumento de la confortabilidad de los usuarios por el menor número de actuaciones en la carretera», añaden.
En línea con estas políticas medioambientales, Repsol ha ideado otros asfaltos verdes.
Entre los más utilizados, destacan los betunes fabricados con polvo neumático procedentes de las ruedas usadas y que ya se han utilizado en carreteras tan importantes como circunvalación M-40 deMadrid y las radiales A1, A2, A3 y A4. Tambiíén existen otros betunes y emulsiones bituminosas diseñados para reciclar carreteras que se han degradado por el uso.
Además, para los territorios donde las lluvias son muy frecuentes, Repsol ha diseñado una modalidad de asfaltos drenantes que gracias a unos ligantes especiales proporcionan una alta fuerza de cohesión que mantiene unidas las partículas minerales de la mezcla pero a la vez es capaz de filtrar el agua acumulada en las carreteras.
La descontaminación
Los avances logrados por Repsol han conseguido tambiíén desarrollar asfaltos descontaminantes. Gracias a la fotocálisis se eliminan gases contaminantes habituales en la atmósfera, como el monóxido de nitrógeno y el óxido de azufre, mediante un proceso de oxidación activado por la energía solar. El principal fotocatalizador usado para este tipo de tratamientos es el dióxido de titanio, que al recibir la luz del sol da lugar a reactivos altamente oxidantes que producen la descomposición de las partículas contaminantes en nitratos. Con la lluvia, esos nitratos se disuelven y acaban en las estaciones depuradoras.