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Autor Tema: El español que puso en jaque al gigante chino de las renovables  (Leído 142 veces)

Eguzki

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Centenares de hectáreas de paneles solares se calientan bajo el sol de Tenerife. Es marzo de 2009, y la localidad de Arico estrena planta de energí­as renovables. Una compañí­a que administra un hombre de negocios español está finiquitando los detalles para hacer un hueco en la zona a la empresa China con la que comparte inversiones: el gigante Suntech. En los dos años siguientes, la compañí­a se convertirí­a en el mayor productor de paneles solares del planeta, presente en más de 80 paí­ses en el mundo.

Difí­cilmente sus dirigentes habrí­an podido imaginar que volverí­an a ver a su socio español ante las salas de un tribunal. Javier Romero Ledesma, pieza clave en la expansión de Suntech en España y en Italia, fue acusado por la empresa de ser uno de los responsables del supuesto fraude que acabó con su caí­da: el gigante chino fue expulsado de Wall Street hace dos años. Hasta comienzos de 2013, la compañí­a le reclamaba 16,8 millones de euros.

Ahora es una fiscalí­a italiana quien asegura que creó una asociación criminal para defraudar al menos seis millones de euros al Estado transalpino mientras conseguí­a contratos para Suntech.

En una colaboración con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el Investigative Reporting Project Italy (IRPI), El Confidencial puede hoy contar los detalles de una historia que une a España con Italia y China, pasando por Berlí­n y el paraí­so fiscal de la Islas Ví­rgenes Británicas. La acreditan los documentos secretos y las grabaciones judiciales a los que las dos organizaciones han tenido acceso en el marco de la investigación ‘Offshore Leaks’.
Mientras el multimillonario empresario Shi Zhengron, fundador de Suntech, ha visto desgranarse su imperio por haber sido "ví­ctima de un fraude", según los directivos de la compañí­a, Romero reside hoy en Singapur y está pendiente de otra audiencia, esta vez ante las autoridades italianas. El pasado viernes, se le esperaba para una audiencia en el Tribunal de Brindisi.

Desde Málaga hasta Apulia

Las relaciones de Suntech con Romero se remontan a antes de 2008. La crisis económica todaví­a no ha obligado a replantear las grandes inversiones en las energí­as renovables, y en España, como en Italia, las tierras y el sol no son un problema.

Según relatan los informes anuales de Suntech, Romero empieza ejerciendo de representante y agente para facilitar la venta de paneles fotovoltaicos en España. Es la avanzadilla de la empresa: entabla negociaciones, garantiza las buenas relaciones con los posibles clientes e incluso los prepara para encontrarse con el personal de Suntech.
Ese mismo año, el gigante chino de las renovables contrae un compromiso de inversión en Global Solar Fund, S.C.A., SICAR. Javier Romero ayuda a Suntech a registrar en Luxemburgo el fondo, del que la compañí­a china controla algo más del 80%. Otro paquete de acciones pertenece a Shi, CEO de Suntech, y hombre hecho a si mismo que llegó a ser considerado uno de los Híéroes del Medio Ambiente de la Revista TIME.

Como otros directivos de la compañí­a, gran parte de los negocios del CEO se mueven entre varios paraí­sos fiscales. Su colaboración con Romero no hace excepción: controla su parte de Global Solar Fund a travíés de Best (Regent) Asia Group LTD, una de sus compañí­as en las Islas Ví­rgenes Británicas. Romero gestiona su parte de acciones a travíés de GSF Capital PTe. Ltd., basada en Singapur y controlada por el propio Romero y su mujer.

Es a travíés del Global Solar Fund SCA, Sicar según atestiguan los registros judiciales y los documentos de creación la sociedad, que se lleva a cabo el trabajo de campo, tanto en España como en Italia. En España, Romero crea GSF Capital España, S.L. Pero es en el paí­s transalpino donde todo empieza a torcerse.

Los 'bonos fantasma'

En España, Global Solar Fund tiene que enfrentarse a la inminente crisis. Pero a comienzos de 2008, Tenerife, Extremadura y Cádiz son tres blancos perfectos para la inversión. La incertidumbre y el cambio regulatorio ponen en peligro el mundo de las renovables, pero "el Fondo se encuentra en una posición ventajosa para obtener cerca de 20 MW en España a lo largo de 2009", aseguran los documentos del registro del Luxemburgo, donde quedó constancia de la creación de la compañí­a.

Planes industriales y empleo son las claves de que los representantes del fondo tanteen varias puertas en España. Tambiíén se reúnen, según la misma documentación, con los presidentes regionales de Extremadura y Andalucí­a. Y, antes de diciembre de 2008, está a punto de cerrarse la compra de una empresa de termosolar en Arico, en Tenerife.

Las condiciones atmosfíéricas de la isla son muy parecidas a las del extremo sur de Italia. Es aquí­, en Apulia, donde Romero consigue para Suntech la compra de 27 sociedades, a travíés de dos italianos desconocidos para la mayorí­a: Gaetano Buglisi y Roberto Saija. 

Para soportar la inversión en la región, Suntech se dirige al Banco de Desarrollo de China, controlado por el Gobierno nacional. Obtiene un príéstamo de 554 millones de dólares, que, con la ayuda de Romero, consigue asegurar con 560 millones en bonos del Gobierno alemán. Habrí­a sido la garantí­a de pago en el caso de que el príéstamo no hubiera podido llevarse a cabo.

Pero la crisis no deja en paz ni siquiera a una empresa del tamaño de Suntech. En diciembre de 2012 la compañí­a empieza a perder dinero. Ya un año antes lo hací­a en España, tras el recorte a las renovables: sus ventas bajan hasta los 44 millones de dólares, la mitad que el año anterior.

Y un pago pendiente empeora el panorama. Se trata de 541 millones de dólares en bonos estadounidenses que la empresa emitió en 2008. Pero, piensan Shi y los otros directivos de Suntech, hay una solución: vender las acciones de Suntech en el Global Solar Fund y pagar, con ello, los bonos americanos.

Pero un escenario inesperado quebranta sus esperanzas: "Tenemos la sospecha de que los bonos del Gobierno alemán puedan no haber existido y que Suntech haya sido ví­ctima de un fraude", resume, atónito, Shi en una reunión con los analistas de la compañí­a. Los bonos alemanes que Suntech habí­a utilizado para asegurar el príéstamo desde el Banco de Desarrollo de China no aparecen.

Lo que sigue es la caí­da libre. La compañí­a confirma, en marzo de 2013, que no puede pagar los bonos del Gobierno de Estados Unidos. En seis meses, la bolsa de Nueva York bloquea las operaciones de la empresa en su parquíé. Suntech se declaró en quiebra el pasado el mes de febrero.

Defraudadores y defraudados

Encontrar a quien defraudó a la empresa cuesta a Suntech procesos en tres continentes. La compañí­a acusa a Romero de estar detrás de los bonos alemanes inexistentes. Aseguran que ha hecho desaparecer 16,8 millones de euros con los que habrí­a tenido que pagar a Suntech la cobertura de una comisión anual sobre dichos tí­tulos.
La denuncia presentada por Suntech documenta que GSF Capital, la compañí­a de Romero, clave en la inversión en Apulia, habí­a sido utilizada como hucha para que el español pudiera llevar a cabo su "extravagante estilo de vida".

Los registros de su tarjeta de críéditos documentan gastos por 130.000 dólares (unos 94.000 euros) en Gstaad, en Suiza, en su gran mayorí­a en hoteles y en la compra de un reloj de lujo y en joyas, según la documentación aportada por la acusación de Suntech.

La misma compañí­a apunta que una de las sociedades en las Islas Ví­rgenes Británicas de propiedad de Romero –Flolande Limited– recibió 13,7 millones de dólares (algo menos de diez millones de euros) como "cuota de consulta" desde GSF Capital y sirvió para llevar a cabo "pagos a otras compañí­as offshore en circunstancias que son, cuando menos, muy turbias". La opacidad de movimientos que caracteriza las transacciones entre paraí­sos fiscales se refleja en las palabras a los mismos directivos de la compañí­a. Romero, por su parte, asegura haber sido íél mismo ví­ctima de un esquema de fraude.

Pero este capí­tulo de la batalla legal se cerró a comienzos de 2013 con un acuerdo extrajudicial. GSF Capital, la compañí­a de Romero, aceptó renunciar a su participación en Global Solar Fund. El abogado de Romero ha asegurado a IRPI que el asunto ha sido “plenamente cerrado”, sin ningún cargo contra su cliente.
Cuestión cerrada, si no fuera por Italia. Porque Gaetano Buglisi y Robero Saija, los italianos desconocidos al gran público que habí­an vendido las veintisiete empresas al Global Solar Fund, son nombres que suenan en la Fiscalí­a de Milán.

Nicolangelo Ghizzardi es fiscal en otra provincia, Brí­ndisi, en Apulia. Habí­a sido alertado por los pagos en efectivo que Suntech habí­a efectuado para garantizar sus inversiones en el tacón de Italia. Abrió una investigación que llevó a la incautación de 70 plantas solares por parte del Gobierno. Veintisiete de ellas estaban bajo el control de Suntech.
Según Ghizzardi, las diferentes compañí­as habrí­an permitido a Suntech saltarse varios pasos en el acceso subvenciones para las energí­as renovables. De acuerdo con su investigación, Romero habrí­a asegurado la jugada certificando como acabada la construcción de varias plantas que no habí­an sido terminadas. Una forma de llevarse, junto a los otros implicados, 6,5 millones de euros en subvenciones.

En unas declaraciones escritas a IRPI y a las que ha tenido acceso a este diario, el abogado de Romero ha asegurado que los subsidios "no desaparecieron", sino que fueron "reinvertidos en Italia".

Pero Buglisi y Saija, según los fiscales, estaban operando en un esquema de fraude que llega hasta Vito Nicastri, conocido como 'el Señor del Viento'. Un apelativo que se debe a su enorme poder en la industria de la energí­a eólica italiana, alcanzado tras años de negocios con Cosa Nostra, la mafia siciliana. Serví­a "de fachada legal para esconder las relaciones entre grandes negocios y los clanes de la Mafia", según la Oficina Antimafia de Trapani, en Sicilia.

Las sospechas de los acusadores apuntan a la creación de un esquema de evasión fiscal a travíés de paraí­sos fiscales que salpica la venta de Windco –mayor compañí­a italiana del sector– a una empresa belga. Buglisi, preguntado por IRPI, ha asegurado que "apenas conoce" esa asociación, por lo que no ve "por quíé deberí­a estar siendo investigado".

La investigación ha permitido, por ahora, recuperar tres de los 6,5 millones de euros. Pero Ghizzardi duda que se podrá recuperar el resto: está convencido de que se encuentra en cuentas offshore. Desde septiembre de 2013, este fiscal ha añadido el cargo de "asociación criminal" contra Romero y los otros implicados en el caso. El pasado viernes, dí­a de las audiencias, el español no se ha presentado en la sala, algo que, según ha explicado su abogado a este periódico, es normal en las fases previas. Ha sido aplazado todo hasta septiembre.