EL NUEVO YERNO DEL 2010
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> Un muchacho, tocó a la puerta de la casa de su novia. Tuvo el tino de
> abrir el Padre de la muchacha
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> - ¿Quíé desea, jóven?
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> - Pues, verá usted, vengo a hablar con usted.
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> - Bueno, pues, pase jóven, vayamos a la sala y ahí me cuenta de quíé
> quiere hablar conmigo.
> ¿Y bien?
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> El jóven, todo decisión, respondió:
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> - Mire usted, vengo a comunicarle que a su hija y a mí nos gustaría
> compartir nuestras vidas, nos queremos casar.
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> El señor sonrió.
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> - Pues está muy bien eso de que se casen, pero cuíénteme, muchacho, ¿ya
> cuenta con un salario digno para poder sustentar a mi hija y los hijos
> que vengan?
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> El jóven, con todo el aplomo del mundo, contestó:
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> - Mire, aunque soy Ingeniero titulado, no gano mucho. Sin embargo, su
> hija me ha comunicado lo que ganan su distinguida esposa y usted. Por lo
> cual, confío en tener una pequeña ayuda de ustedes para poder pagar el
> telíéfono, el agua, la luz y el supermercado.
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> Un poco sorprendido por la respuesta, el Padre, hizo otra pregunta:
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> - Bueno, ¿y piensan comprar un a partamento o una casa? ¿O prefieren
> rentar..?
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> El jóven, con mirada inocente, contestó:
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> - Si antes le pedí una pequeña ayuda para poder ir viviendo, hemos
> pensado que, como esta casa es muy grande y pueden vivir perfectamente
> dos matrimonios, no es necesario comprar o alquilar a partamento o casa.
> Deseamos vivir en esta casa con ustedes.
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> El señor, desconcertado por la actitud del muchacho, continuó con el
> interrogatorio:
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> - Dígame algo, ¿tiene automóvil?
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> El jóven, sonriendo, respondió:
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> - Mire, no tengo coche porque he estado pensando que si usted tiene tres,
> para quíé vamos a comprar uno más. Usted nos deja el que les sobra y así
> no es necesario adquirir otro.
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> En ese instante, entró en la sala la Madre de la novia, quien, mirando
> primero al jóven y luego a su esposo, preguntó
> cordialmente:
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> - ¿Se puede saber de quíé hablan?
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> El esposo respondió:
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> - Querida mía, quíé bueno que llegas, quiero presentarte al Señor Arbitro,
> quien pretende ser el futuro marido de nuestra hija..
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> El jóoven, desconcertado y molesto, inquirió:
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> - Oiga, ¿por quíé me llama Señor Arbitro?
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> A lo que el presunto suegro reviró:
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> -Y bueno, grandísimo hijo de puta, ¿cómo demonios quieres que te llame si
> hasta ahora lo único que vas a poner en esta casa es el pito?