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Treinta millones de quetzales (tres millones 900 mil dólares) destinó este año el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) de Guatemala para sustituir siembras de amapola y marihuana por papa y árboles frutales en departamentos colindantes con Míéxico.
"Estamos llegando a esos lugares y se les ofrece (a los campesinos) que puedan buscar alternativas de cultivo que no sean especies ilícitas", declaró a la Agencia Guatemalteca de Noticias (AGN) el ministro del MAGA, Elmer López, sobre el proyecto que se quiere aplicar en los occidentales departamentos de Huehuetenango y San Marcos.
Al respecto, el titular de Gobernación (Interior), Mauricio López, comentó que se debe comprender que este es el medio de subsistencia de los labriegos y añadió que esa práctica comenzó hace unos 35 años.
Los narcotraficantes, indica la AGN, pagan por adelantado a los pobladores e instalan sistemas de riego modernos y alquilar el terreno para la siembra de cultivos ilegales.
"Les pagan (a los campesinos) unos 12 mil quetzales ( mil 578 dólares) anuales", detalló López.
Según cifras oficiales, las autoridades guatemaltecas erradicaron cerca de dos mil 450 hectáreas de cultivos de amapola y marihuana, equivalentes a 23 millones 569 mil 850 quetzales (tres millones 65 mil dólares).
El presidente guatemalteco, Otto Píérez Molina, ha insistido desde el 2012 en la necesidad de encontrar rutas alternativas como legalizar y comercializar la marihuana y amapola para uso medicinal.
"Si no somos capaces de innovar y de ser creativos en el tema del narcotráfico, los resultados siempre van a seguir siendo los mismos", advirtió el mandatario la semana pasada al intervenir en el Foro Económico Mundial para Latinoamíérica, celebrado en Panamá.
Mientras el mercado de la droga siga siendo de 370 mil millones de dólares, subrayó, persistirá la problemática del control de estupefacientes.
Según Píérez Molina, la aprobación controlada de la marihuana destaca que el Estado podría percibir impuestos y dejar de invertir anualmente en la destrucción de plantaciones que existen en el país centroamericano.
La droga se ha convertido en un producto sumamente lucrativo a partir de los enormes mercados encabezados por Estados Unidos, país que consume cada año entre 150 y 160 toneladas de cocaína, acorde con datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas (JIFE, siglas en inglíés).
Casi el 90 por ciento de la cocaína consumida en esa nación estadounidense entra a travíés de Míéxico y Centroamíérica, señala la JIFE.
