La españolidad de Deoleo es, hoy por hoy, el leitmotiv que inspira la campaña política de Miguel Arias Cañete. Y todo ello con independencia de que el actual ministro de Agricultura sea o no elegido por Mariano Rajoy como candidato del Partido Popular a las próximas elecciones al Parlamento Europeo. El objetivo ahora es salvar a la empresa que lidera el mercado mundial de aceite y el Gobierno ha pensado que nadie mejor que La Caixa para llevar a buen puerto tan solemne misión.
En un momento de abierta tensión secesionista en Cataluña, el papel de la entidad de críédito que preside Isidro Fainíé va a ser clave para solucionar el futuro de una empresa tan emblemática como Deoleo. Arias Cañete ha asegurado que no va a vetar a ninguno de los potenciales compradores, pero esa declaración de intenciones no está reñida para nada con la búsqueda de un ‘caballero blanco’ que apacigí¼e las tentaciones de venta y evite que los intereses extranjeros vuelvan a hacerse con el control de un mercado tan autóctono como es el aceite de oliva.
Los contactos con el presidente de La Caixa se han sucedido en los últimos días a instancias del propio ministro y responsable de la política alimentaria en España. Arias Cañete ha buscado entre los actuales socios de referencia que se dan cita en el capital de Deoleo y ha considerado que si Fainíé echa un capote será muy difícil que otros inversores persistan en su intento de compra. El grupo bancario catalán tiene un 5,8% de las acciones de la empresa aceitera, que podría subir de manera decisiva con la adquisición del paquete en poder de Bankia, que es de un 16,5%.
La posibilidad de que La Caixa aglutine otras participaciones tiene un límite en el 30% del capital, ya que a partir de esta cuota sería necesario abordar una oferta pública en bolsa que resultaría demasiado onerosa para la entidad de críédito. El Gobierno trabaja en este escenario con la tranquilidad que brindan algunas otras antiguas cajas de ahorros que han mostrado su interíés por mantenerse dentro del proyecto empresarial, como es el caso principalmente de Unicaja, que posee un 10% de Deoleo.
La reconquista del aceite de oliva
El blindaje del grupo constituido en su día por Jesús Salazar con la nueva armadura que aportaría La Caixa es una opción alternativa, pero tambiíén complementaria, a la que se podría implementar por la vía de la SEPI. La sociedad estatal dependiente del Ministerio de Hacienda se ha convertido en el brazo ejecutor de una política industrial incipiente y con la que el Gobierno pretende, al menos, no hacer el canelo ante sus socios comunitarios.
En el caso de Deoleo el rival a batir es el fondo de inversión IQ, del que el Estado italiano controla un 50%. El nuevo Gobierno de Matteo Renzi ha visto la ocasión propicia para recuperar sus antiguas grandes marcas de aceite, como Bertolli, Carapelli y Minerva, que fueron reconquistadas para la causa española hace ya más de cinco años por la entonces conocida como SOS Cuíétara. Los italianos habían trazado una estrategia comercial de gran calado para identificar el producto con su propio pasaporte cuando en realidad su función industrial se limitaba a tareas de envasado, distribución y marketing
El mercado anglosajón y, especialmente Estados Unidos, considera todavía en gran parte al aceite de oliva como si fuera un producto made in Italy, lo que hace mucho más hiriente si cabe que Deoleo termine ahora bajo control del Estado transalpino. La oferta apoyada por capital público italiano se ha quedado rezagada en la carrera de compra a la que se han sumado otras entidades de inversión, en su mayor parte private equity de contrastada reputación en España.
El ministro de Agricultura no desdeña de la capacidad financiera de marcas como Carlyle, PAI, Rhone Group o la misma CVC Capital Partners, que finalmente ha presentado la mejor propuesta de compra. Sin embargo, fuentes oficiales consideran que la naturaleza de estos fondos no es tampoco ninguna garantía para el futuro de Deoleo, que podría entrar en una deriva de intereses financieros para finalmente ser vendida al mejor postor a la vuelta de unos años.
Arias Cañete considera que la importancia estratíégica de un producto emblemático como el aceite de oliva es motivo suficiente para dar el do de pecho. A poder ser de la mano de La Caixa, que paradójicamente garantizaría la españolidad de la empresa sin tener que recurrir a una pseudonacionalización a travíés de la SEPI.