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Autor Tema: La historia de las bicicletas que brillan en la oscuridad...  (Leído 140 veces)

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La historia de las bicicletas que brillan en la oscuridad...
« en: Abril 21, 2014, 10:49:54 am »
Por...  Claire Martin




Pure Fix Cycles fue fundada por tres estudiantes que comenzaron a fabricar y vender bicicletas de una velocidad o "fixies". En un año, consiguieron ventas por un millón de dólares lo que les permitió seguir experimentando con nuevos productos.

Los ciclistas tienen más formas que nunca antes para destacarse cuando circulan: cascos naranja fluorescentes, gabardinas reflectantes, bocinas que imitan las de los coches y sistemas de iluminación con láseres rojos que se proyectan hacia abajo para crear un carril virtual. No obstante, hasta hace poco, no existí­a un míétodo efectivo que iluminara todo el marco de las bicicletas.

“Las luces de la bici brillan hacia el camino y los ojos del bicicletista, pero no a la bicicleta misma”, dice Zach Schau, un cofundador de Pure Fix Cycles. Hace dos años, la compañí­a de Schau superó esa limitación, creando una lí­nea de bicicletas que brillan en la oscuridad.

“Nuestra bici es, de hecho, la luz misma”, dice.

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A Pure Fix Cycles la establecieron Schau, su hermano menor, Jordan, y dos de sus amigos de la infancia, Austin Stoffers y Michael Fishman, en 2010. Se les ocurrió el concepto de la empresa cuando los tres todaví­a eran estudiantes universitarios y su historia brinda lecciones para los emprendedores que planean empezar una carrera abriendo un negocio.

En el otoño de 2010, Stoffers y Fisherman, a la sazón en el último año en la Universidad de Wisconsin en Madison, pensaban en ideas al mismo tiempo que buscaban bicis baratas para desplazarse a sus clases.

En su búsqueda, se toparon con bicis con aparejos fijos, o “fixies”, un modelo de una velocidad, sin la llanta libre que mantiene inertes a los pedales de las bicicletas comunes mientras giran las ruedas. Las “fixies” eran caras en ese entonces: entre 700 y mil 200 dólares.

Stoffers y Fishman, ahora con 25 años, estaban convencidos de que podí­an hacer y vender versiones de las “fixies” por menos de la mitad.

“Porque es muy simple, pueden ser asequibles si se hacen bien”, pensó, según recuerda Stoffers.
Encontraron un fabricante en Asia que podí­a hacer las bicis baratas.

Luego, al revíés de lo que hací­an los competidores, entregaban las “fixies” directamente al cliente y a las tiendas, sin depender en distribuidores. Basaron la empresa en la zona de Los Angeles, donde viví­a Zach Schau, y donde habí­an crecido los otros tres y íél.

Desde el principio, hubo una demanda fuerte por las bicis, que se vendieron en 300 dólares. El primer lote de 165 salió en dos semanas, justo despuíés de las vacaciones invernales en la universidad.
“Ganamos miles de dólares”, dice Schau, ahora con 27 años.

“Y recibí­amos llamadas pidiendo más bicis. Habí­a mucha promesa, mucha demanda”.

Sin embargo, al haber descuidado la planeación de capital, los fundadores de la empresa batallaron repetidamente para recaudar suficiente dinero para reponer y expandir el inventario durante su primer año de actividades. Es un tropiezo común entre los nuevos emprendedores, según H. Irving Grousbeck, catedrático consultor de administración en la Escuela de Graduados en Administración de Stanford.

“No planean con anticipación contemplando las necesidades de capital del negocio y, en consecuencia, se apresuran a compensar el terreno perdido”, dice Grousbeck.

“Empiezan el simulacro de incendio diciendo: 'Lo conseguimos con mi tí­o y tu primo, y el vecino de la misma calle y el dentista’”.

Aunque los fundadores casi le piden dinero al dentista, tambiíén

Otro reto fue la falta de experiencia administrativa y una ineficaz división de responsabilidades. Cada uno de los cuatro hací­a una cuarta parte de cada tarea, desde el enví­o de pedidos hasta escoger el color de las llantas o armar el presupuesto para anuncios.

“Cada pequeña decisión era la gran decisión de todos”, cuenta Zach Schau. “Fue difí­cil”.

No obstante, en su primer año, Pure Fix Cycles consiguió ventas de cerca de un millón de dólares. El negocio era lo suficientemente fuerte para llamar la atención de un pequeño grupo de inversionistas, los que aportaron 300 mil dólares a la empresa emergente en 2011.

Poco despuíés, evolucionaron con rapidez, en gran parte porque los fundadores contrataron a uno de sus inversionistas, Andy Abowitz, quien fuera vicepresidente senior de desarrollo de negocios internacionales en Priceline, para ser el presidente de la empresa. Bajo esta nueva guí­a, pudieron forjar sus propias especialidades con base en sus fortalezas individuales.

“En Silicon Valley, se llama supervisión de los adultos”, dice Grousbeck sobre este tipo de contrataciones. (Abowitz tiene 46 años) “Es una frase bastante cí­nica que se refiere a meter algo de experiencia administrativa”.

Los fundadores dicen que el auge financiero y haber sumado habilidades gerenciales les posibilitaron la experimentación con ideas nuevas, incluida la bici que brilla en la oscuridad.

Ya antes habí­an visto versiones individuales y únicas de tal bicicleta, pero la pintura que les pusieron era “supercara”, dice Zach Schau.

Estimó que únicamente la pintura costarí­a casi mil dólares por cada bici.
​
Como alternativa, su hermano trató de fusionar abalorios de vidrio reflectante a una bici con pintura en aerosol. Sin embargo, el resultado fue “esta cosa rugosa y repugnante”, dice Jordan. “No creo que funcionarí­a tan bien en la producción”.

Este experimento ejemplifica uno de los beneficios del emprendimiento joven. “La inocencia es felicidad”, dice Grousbeck. “No saben lo que no saben, así­ es que no hay mucho miedo”.

La compañí­a tambiíén buscaba alternativas incandescentes en otros paí­ses. Los fundadores pidieron en repetidas ocasiones a sus fabricantes asiáticos que hicieran una pintura fosforescente más barata, y en 2012 uno produjo un acabado activado por el sol que podí­a conservar el brillo por un máximo de tres horas.

Ansiosos por llegar al mercado, los fundadores de Pure Fix Cycles lanzaron su energí­a a mejorar la calidad de la pintura. Tres meses despuíés, introdujeron sus bicis Glow y las 400 iniciales se agotaron en tan solo dos semanas, con un precio de 399 cada una. El marco y las ruedas – o solo el marco o solo las ruedas – brillan en la oscuridad.

Un negocio que tiene un producto similar es Mission Bicycle Co., con sede en San Francisco; sus bicis Lumen tienen una capa de pintura reflectante, como la que se usa en los letreros de las calles. Mission Bicycle, que hace cada bici bajo pedido, obtiene el terminado con una compañí­a de pinturas especializada en proyectos de ingenierí­a civil. El precio de una bicicleta Lumen por encargo empieza en 999 dólares.

Los fundadores de Pure Fix Cycles dicen que ser pionero en bicis que brillan en la oscuridad les dio un empujón financiero e incrementó el reconocimiento a su marca, ayudándolos a seguir desarrollando otros productos. Ahora venden una bicicleta con aparejos múltiples, así­ como unas para niños.

La compañí­a quiere expandir la lí­nea Glow, y Jordan Schau, en particular, espera experimentar aún más con las tecnologí­as reflectantes, a pesar de sus desafortunados esfuerzos con los abalorios de vidrio.

“Existen otras formas de hacerlo”, dice, rebosante de optimismo. “Estoy investigando”.


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