Rotas. Así están las negociaciones entre el Ministerio de Fomento y los tres grandes bancos españoles para salvar las quebradas autopistas de peaje de España. Pese al principio de acuerdo alcanzado antes de Semana Santa por el que las entidades financieras aceptaban una quita del 50% sobre una deuda de 4.000 millones, Emilio Botín, Isidro Fainíé y Francisco González han rechazado la última oferta de la ministra Ana Pastor.
Fuentes financieras han indicado que los tres representantes de Banco Santander, BBVA y CaixaBank se levantaron de la mesa tras escuchar la propuesta final del Gobierno, consistente en aceptar una rebaja de la mitad del importe adeudado a cambio de una emisión de bonos a 30 años con garantías del Estado. La oferta en sí era similar a la inicial, con la sensible diferencia del tipo de interíés de los títulos de renta fija.
La banca había entendido que la emisión se haría al precio de mercado del bono a 30 años, que actualmente cotiza al 4,15%. Sin embargo, la ministra se descolgó con que la rentabilidad de la contrapartida ofrecida a cambio de la quita sería del 1%, un tipo de interíés considerado totalmente insuficiente para perdonar 2.000 de los 4.000 millones que les deben tanto el Estado como las constructoras concesionarias.
La tensión de la reunión fue tal que las partes no han quedado en verse de nuevo las caras para retomar las conversaciones. La banca ha decidido que prefiere liquidar cada una de las nueve autopistas de peaje que se han declarado en concurso de acreedores antes de transigir con una oferta de esa magnitud, que en definitiva supone encajar en sus cuentas una quita de hasta el 80% de los príéstamos impagados. Es decir, 3.200 millones, 1.200 más respecto a la propuesta inicial.
Desde Fomento se confía en retomar las conversaciones despuíés de las elecciones europeas, que se celebran el 25 de mayo. Pastor ha recibido la indicación del Ministerio de Hacienda, dirigido por Cristóbal Montoro, de no forzar más la máquina antes de los comicios, porque el posible acuerdo debería ser refrendado por Bruselas por su posible impacto en cuanto al díéficit del Estado
La oposición de Fainíé, González y Botín es llamativa porque el presidente de Banco Santander dio casi por cerrado el acuerdo el pasado 27 de marzo. El veterano banquero señaló que la propuesta es "muy dura", tanto para las entidades afectadas como para las constructoras, pero mostró su apoyo al plan de salvación porque, a su juicio, es "la única viable". "Nos supone un 50% menos de lo que teníamos previsto cobrar en este asunto, pero lo apoyamos", resaltó el primer ejecutivo del primer banco español.
Primeras ejecuciones
Sin embargo, no todos los bancos están alineados en el rechazo a la última oferta de Fomento. Mientras CaixaBank, BBVA y Santander la censuran de forma contundente, Bankia y Sabadell están dispuestos a aceptarla. El primero la respalda porque es un banco cuyo principal accionista es el Estado y no quiere enemistarse con su mayor dueño, el Gobierno. Sorprende la aceptación del segundo porque su presidente, Josep Oliu, reclamó que la oferta del Gobierno debía ser "lo suficientemente clara" y que no supusiera riesgos adicionales al margen de la quita que se acordase.
La nueva sociedad de propiedad pública integraría al menos a nueve empresas concesionarias que suman 748 kilómetros de autopistas, más de una quinta parte de la red de pago. Se trata de las radiales de acceso a Madrid, la autopista que une la capital con el aeropuerto de Barajas, la Madrid-Toledo, la Ocaña-La Roda, la Cartagena-Vera y la circunvalación de Alicante. Algunas ya han sufrido la ejecución parcial de la banca, en la que fue la primera declaración de guerra al Gobierno.
Entre los titulares de estas vías de peaje están Acciona, Sacyr, ACS, OHL, Ferrovial, Abertis, Comsa e Isolux, a las que el Estado (tanto con el PP como con el PSOE) se comprometió a rescatar en el caso de que el tráfico fuera inferior al previsto y por tanto no ingresaran lo suficiente para pagar la deuda. La mayoría ya han provisionado la píérdida. No así la banca, que tiene que hacer frente a un agujero suculento.