se acaba de presentar denuncia en la union europea para que investiguen los despilfarros con los fondos procedentes de la union europea y exigan explicaciones a los diferentes partidos en el poder
os paso varios de los casos que se denuncian en total los denunciado supera los 1346 millones de euros
Juanjo Jimíénez El edificio destinado dentro del llamado Proyecto Guiniguada, sufragado por fondos europeos, a albergar los servicios y oficinas de los trabajadores del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo se encuentra en ruinas despuíés de su finalización hace ya unos 12 años.
Se trata de un inmueble que se encuentra en el extremo sur del Jardín Canario, cerca de la denominada Cascada, y que nació con mal pie, de tal forma que nunca fue recepcionado por el Cabildo de Gran Canaria, según fuentes de la institución, por desacuerdo en 2001 de los detalles de su finalización en un momento en el que presidía la corporación insular María Eugenia Márquez.
Construido en diferentes fases a partir de finales del siglo pasado el inmueble tiene dos niveles que se rematan en el piso superior con una serie de grandes arcos de hormigón que conforman patios y grandes estancias en su interior, con baños, cocinas y unos enormes sótanos de almacenamiento.
En estos últimos se suceden las neveras, puertas, palíés, maquinaria agrícola y bidones, en un estado de abandono, mientras paradójicamente la especie invasiva rabo de gato figura como una atracción vegetal más dentro de este recinto del botánico ocupando los resquicios del cemento agrietado y los parterres probablemente destinados a otro tipo de flora.
Con todo, lo que se lleva la peor parte son las instalaciones elíéctricas y sanitarias. Los baños han sido objeto de robo y destrozo, con lavamanos y duchas a los que les falta la grifería o cuadros elíéctricos enteros saqueados literalmente a los que solo les queda la tapa. Tambiíén los tubos de los bajantes que lucen en el techo de los sótanos han sido arrancados parcialmente por los asaltantes.
Muere un hombre aplastado en un edificio en ruinas que pagó la UE
El Centro de Interpretación de As Gándaras de Budiño costó 420.000 euros y nunca llegó a utilizarse
El edificio costó 420.000 euros, 300.000 aportados por la Unión Europea, y las obras remataron en 2002, pero el Centro de Interpretación de As Gándaras de Budiño fue un fraude, nunca llegó a tener actividad y pronto se convirtió en una desolada ruina. Ayer a las dos y media de la tarde, según el atestado que levantó la Guardia Civil de O Porriño, un hombre joven murió aplastado por uno de los muros de este inmueble abandonado.
J. B., vecino de este municipio al sur de Vigo, estaba en el lugar con una furgoneta recogiendo chatarra con la ayuda de un compañero de nacionalidad portuguesa cuando la pared de esta construcción completamente ruinosa se desplomó sobre íél. Según describen algunas personas cercanas a la familia del fallecido, el hombre no murió en el acto, sino que logró apartar varios de los cascotes para respirar mientras su amigo intentaba rescatarlo. Finalmente, este pidió ayuda a la Guardia Civil, pero ya nadie lo pudo salvar.
Hace varios años que los vecinos de la zona dieron la voz de alarma al Ayuntamiento por la situación en la que se encontraba y el riesgo que entrañaba el que fue construido, pero no utilizado, como observatorio ornitológico y centro de interpretación de la naturaleza en el humedal de As Gándaras, junto al polígono industrial. El costoso edificio no fue demolido, y tampoco, según indicaban ayer algunos vecinos, se colocaron señales advirtiendo del peligro en las inmediaciones.
El aula de la naturaleza de As Gándaras, levantada en tiempos del alcalde Josíé Manuel Barros por la Mancomunidade de Vigo con una gruesa ayuda europea, costó 420.000 euros y ni tan siquiera llegó a ser inaugurada.
El desinteríés de las Administraciones fue tal que muy pronto fue pasto de los actos vandálicos y de los robos de material de construcción. Cada vez quedaba menos que llevarse del peligroso recinto sin vigilancia ni precintos. Según informó en 2008 La Voz de Galicia, la Unión Europea llegó a interesarse por el penoso estado de las instalaciones y se propuso recuperar al menos la mitad de la financiación aportada para las obras, 150.000 euros procedentes de las ayudas Feder.
El edificio nunca fue recepcionado por el Concello de O Porriño y recibió fondos europeos por la Mancomunidad
En un bosquecillo de robles, entre los trinos de los pájaros y el rumor de las fábricas cercanas, se alzan las ruinas del Centro de Interpretación de la Naturaleza de As Gándaras de O Porriño. En teoría, el edificio tenía que acoger a los visitantes del humedal de 700 hectáreas en el que viven especies únicas como el galápago europeo, la garza real o el lagarto verdinegro.
El proyecto fue gestionado por Josíé Manuel Barros, alcalde de O Porriño durante 24 años. Corría 1998 cuando empezó a idearse el proyecto. Entonces Galicia era una región preferente y Europa repartía dinero a manos llenas. A travíés de la Mancomunidad de Vigo, una institución que hoy languidece, el Concello de O Porriño solicitó una subvención de 140.000 euros a Europa y la obtuvo.
En marzo de 1999 comenzó la tramitación administrativa y en abril del 2000 salió a concurso por un importe de 68.232.851 pesetas, es decir 410.087 euros. En junio se adjudicó la obra a la empresa Obras, Caminos y Asfaltos, por importe de 406.284 euros.
En el año 2002 se dio a conocer el edificio. Los vecinos de la parroquia de Orbenlle, donde se alza lo que queda de íél, recuerdan que «era muy bonito y grande». Ocupaba unos mil metros cuadrados. Cuando el alcalde lo dio a conocer faltaban algunos detalles, como la dotación de la sala de proyecciones, la caldera o una pasarela de acceso. Barros no llegó a recepcionar la obra. Cuando el nacionalista Raúl Francíés accedió a la alcaldía, en el año 2003, el inmueble sin terminar ya tenía algunos desperfectos por robos de cable y actos vandálicos. Pero el principal problema eran las filtraciones de agua, en una zona de marisma. «Atopamos un metro de auga», recuerda Francíés. El regidor no asumió el coste de reparar el edificio. Y el abandono prosiguió hasta que en el año 2007 hubo un saqueo a fondo.
Europa aún puede reclamar el dinero
La Unión Europea aún puede reclamar el dinero que entregó para realizar esta obra. «El plazo de reclamación acaba en el 2013», reconoce el actual alcalde, el popular Nelson Santos. «Hasta ahora no nos lo han exigido, pero si nos lo piden tendremos que entregarlo», añade. Mientras no acabe este período de reclamaciones el Concello de O Porriño no derribará lo que queda del edificio.
El Ayuntamiento está llevando a cabo ahora, con la Xunta, un proyecto de regeneración del ecosistema del humedal para devolverlo a la configuración que tenía antes de la díécada de 1960 cuando se extendió la explotación de canteras cuyos residuos acabaron durante años en el río Louro, que nutre las lagunas de As Gándaras. La extracción de áridos ya ha comenzado y durará al menos tres años. Bajo el mandato de Santos se han cortado los vertidos al río. Paralelamente el Ayuntamiento está recuperando las riberas del cauce comprando fincas a particulares. El proyecto es recuperar un espacio de 220.000 metros cuadrados y generar un gran zona de parque que enlazaría a travíés de un pasillo verde con As Gándaras, donde, además de flora y fauna, existen yacimientos paleolíticos.
Más de 80 millones despilfarrados
Galicia acumula edificios y equipaciones públicas sin uso, abandonados o paralizados
Subvenciones, promesas electorales y proyectos por imitación han salpicado Galicia de edificios y equipaciones públicas cuyo coste de mantenimiento no se había previsto y ahora languidecen cerrados o se han paralizado a medio construir. Hay de todo: piscinas sin agua, estaciones de autobuses sin pasajeros, auditorios sin programación, centros de día que no han visto la luz, museos que solo contienen aire, viveros de empresas sin actividad o áreas recreativas que solo crían hierba.
La Voz de Galicia ha detectado más de sesenta equipaciones sin uso o sumidas en el abandono absoluto, cuyo coste supera los 80 millones de euros.
El ejemplo
Monumento al despilfarro. Es el mayor ejemplo del escaso valor que algunos políticos han dado al dinero público. Concluida en el 2002, con un gasto de 406.00 euros, el aula para la interpretación de la naturaleza de As Gándaras de Budiño (O Porriño) ha ido perdiendo desde su inicio el tejado, ventanas, tuberías y hasta parte de sus paredes, despuíés de que sus cableados y puertas fueran arrancados por vándalos y buscadores de dinero fácil. Ideada en 1998 por la Mancomunidad de Vigo, contó con el apoyo económico de la UE, que abrió una investigación sobre el mal uso de su subvención, pero las amenazas de reclamar sus fondos quedaron en el olvido, como el mismo inmueble. Solo acogió actividad durante su construcción y el día de su inauguración.
Centros poco didácticos
Genialidades. Las aulas tecnológicas, temáticas y centros de interpretación como el de O Porriño proliferaron en la díécada pasada, muchas de ellas sin íéxito. Sin uso está la Casa da Maxia de Ourense (400.000 euros), a la que le falta un empujón de 130.000 más para equiparla. Ni siquiera falta eso en el centro de nuevas tecnologías de la misma ciudad (400.000 euros) que, terminado en febrero del 2011, va cogiendo óxido en sus ventanas mientras los ordenadores del interior envejecen sin haber sido usados. El centro tecnológico de Cerceda (4,15 millones) no encuentra empresa que lo gestione; el centro de interpretación de petroglifos de Mogor (Marín) lleva meses sin rentabilizar los 200.000 euros de su coste, como le ocurre a la inacabada sala arqueológica de Pescadoira, en Bueu. El recinto ferial del Pimiento, en Padrón (600.000), ha conseguido al menos albergar su primera fiesta tras años cerrado, con más suerte, eso sí, que la escuela taller de Coristanco, construida en el 2001 con un coste de 607.000 euros y que ya ha sido arrasada.
Párkings y túneles vacíos
Servicios poco pensados. El despilfarro no está solo ligado a equipaciones culturales, tambiíén azota a las infraestructuras. Así lo saben en Carballo, donde un túnel construido en el 2003 bajo la calle Coruña (700.000) no lleva a ninguna parte, pues nunca se llegó a construir el párking al que se suponía que daría acceso. Concluido, pero sin coches, lleva tiempo en Boiro el aparcamiento de A Boqueira de Negral (1,2 millones), tras advertirse que su explotación sería deficitaria. El mismo sinsentido se erige en Celanova desde el 2002 con la estación de autobuses (495.000 con su vial de acceso), que aún conserva el letrero de la CPTOV, pero sin clientes ni autobuses e igual de vacía que la de A Guarda (465.000).
Hasta cementerios
Problemas legales. El diseñado por Cíésar Portela en Fisterra es ya más un icono arquitectónico que un camposanto útil (210.354 euros), pues aún carece de servicios y accesos. Sin finalizar está tambiíén el nuevo de Ames (1,7 millones), por ahora inservible por conflictos legales. Menos luctuoso, pero con el mismo resultado de inutilidad social, está desde hace tiempo en el centro de día de Lousame (1 millón), que por fin busca mobiliario, mientras un centro similar en Sada (800.000) aún no ha salido de su ostracismo, como le ocurre al de Manzaneda (700.000), o a la residencia de la tercera edad de Agolada (132.000), terminada inútilmente desde los años noventa.
Cultura aparcada
Ni para estantes. En Culleredo, el edificio de la Cros aún no ha visto florecer las escuelas previstas (2,5 millones), como tampoco logra arrancar la terminada ludoteca compostelana de Fontiñas (900.000) o la biblioteca y telecentro de Fisterra, que no consigue hacerse realidad tras ser culminada hace tiempo, porque no hay dinero para comprar los estantes.
Un pequeño Gaiás en cada esquina
Unos 60 edificios públicos sin uso
El efecto Gaiás causó estragos por toda Galicia. Numerosos ayuntamientos se han lanzado a construir sus particulares dotaciones culturales, como en el caso de la de Santiago, sin calcular correctamente su coste final o incluso los usos que se les iban a dar.
Parado por la austeridad
Centro natural de hormigón. Junto a la zona termal ourensana, el monumento a la austeridad se levanta en forma de esqueleto de hormigón (7 millones) cercado por las malas hierbas. El centro de interpretación dos parques naturales contribuyó con su coste a la misma crisis que lo paralizó a medias. No congelada, pero ralentizada al máximo desde el 2002 está el área de esparcimiento e investigación de la ETEA en Vigo, que entre compra a la Armada, sucesivos proyectos para la Ciudad del Mar y reparaciones de recuperación de las infraestructuras destrozadas lleva consumidos 20 millones de euros. Cerrado y sin dotar sí está en cambio el Centro Galego de Fotografía en Vigo (2,5 millones), como el Museo do Mar de Laxe, aunque al menos ha pasado a abrir dos veces al año, pese a que el Concello aún debe 296.000 euros, mientras que su homónimo de Porto do Son (1,16 millones) se mantiene cerrado.
Fiebre acuática
Piscinas sin agua. Hasta comisiones de investigación ha generado en Redondela el mal fario inversor de la piscina de Chapela (5 millones), que solo tuvo agua hace 18 meses, el día de su inauguración, algo similar a lo que le ocurrió a la de Malpica (1,13 millones), donde el cierre, tras verla abierta los vecinos solo durante la campaña electoral del 2011, se argumenta como una decisión más barata que su uso y disfrute por parte de los contribuyentes.
Una fuente de otra íépoca
Comida por el abandono. En la historia de los gastos inútiles figura con espacio propio la fuente ornamental de A Cachada, en Boiro (152.000 euros). Abandonada ahora a su suerte, mala además, se conectó en su inauguración para ser apagada para siempre por el nuevo gobierno local al sumar los 3.000 euros de mantenimiento mensual que costaba el juego de luces y sonido instalados a cuenta del erario local.
Lista interminable
A modo de ejemplo. Los casos de equipaciones sin uso afectan a todas las comarcas, como ocurre en Cambados con Exposalníés (1,34 millones); en la finca del doctor Carús de Vilagarcía (1,07 millones) y en su inacabado balneario de la Compostela (681.000); en el albergue de Caldas (80.000); en el vivero de empresas de Boiro (2 millones) y en el de Porto do Son (169.000), reconvertido en almacíén; la casa de cultura de Cee (3 millones), o el cine Alfonsetti de Betanzos (480.000), entre otros muchos.
Muere un hombre aplastado en un edificio en ruinas que pagó la UE
El Centro de Interpretación de As Gándaras de Budiño costó 420.000 euros y nunca llegó a utilizarse
El edificio costó 420.000 euros, 300.000 aportados por la Unión Europea, y las obras remataron en 2002, pero el Centro de Interpretación de As Gándaras de Budiño fue un fraude, nunca llegó a tener actividad y pronto se convirtió en una desolada ruina. Ayer a las dos y media de la tarde, según el atestado que levantó la Guardia Civil de O Porriño, un hombre joven murió aplastado por uno de los muros de este inmueble abandonado.
J. B., vecino de este municipio al sur de Vigo, estaba en el lugar con una furgoneta recogiendo chatarra con la ayuda de un compañero de nacionalidad portuguesa cuando la pared de esta construcción completamente ruinosa se desplomó sobre íél. Según describen algunas personas cercanas a la familia del fallecido, el hombre no murió en el acto, sino que logró apartar varios de los cascotes para respirar mientras su amigo intentaba rescatarlo. Finalmente, este pidió ayuda a la Guardia Civil, pero ya nadie lo pudo salvar.
Hace varios años que los vecinos de la zona dieron la voz de alarma al Ayuntamiento por la situación en la que se encontraba y el riesgo que entrañaba el que fue construido, pero no utilizado, como observatorio ornitológico y centro de interpretación de la naturaleza en el humedal de As Gándaras, junto al polígono industrial. El costoso edificio no fue demolido, y tampoco, según indicaban ayer algunos vecinos, se colocaron señales advirtiendo del peligro en las inmediaciones.
El aula de la naturaleza de As Gándaras, levantada en tiempos del alcalde Josíé Manuel Barros por la Mancomunidade de Vigo con una gruesa ayuda europea, costó 420.000 euros y ni tan siquiera llegó a ser inaugurada.
El desinteríés de las Administraciones fue tal que muy pronto fue pasto de los actos vandálicos y de los robos de material de construcción. Cada vez quedaba menos que llevarse del peligroso recinto sin vigilancia ni precintos. Según informó en 2008 La Voz de Galicia, la Unión Europea llegó a interesarse por el penoso estado de las instalaciones y se propuso recuperar al menos la mitad de la financiación aportada para las obras, 150.000 euros procedentes de las ayudas Feder.
tale marinera esto deberian devolver la pasta pero no los ciiudadanos los politicos con sus patrimonios ,pues alguin se hizo rico a costa de esto
