Telefónica ha querido dejarse una salida por si las autoridades de Competencia le complican sobremanera la compra a Prisa de su 56% en Canal+. Y es que, según aseguran fuentes próximas al grupo de medios, la compañía de Cíésar Alierta ha incluido una cláusula en el acuerdo según la cual podrá abandonar la operación al cabo de un año si las condiciones que le impone el regulador le resultan inasumibles. Eso sí, dar marcha atrás no es gratis. La penalización, habitual en este tipo de pactos, obligaría a la teleco a abonar a la firma de los Polanco una cantidad en torno a los 58 millones de euros.
La prevención no es baladí. El consenso en el sector es que Telefónica tendrá que hacer importantes renuncias si quiere lograr el plácet de los responsables anti-trust para sacar adelante la operación. Según exponen diferentes fuentes jurídicas, financieras y empresariales consultadas por este periódico, las autoridades de Competencia sólo le darán luz verde si se incorporan duras condiciones, como pudiera ser la introducción de restricciones a la explotación del fútbol. “Lo lógico sería que no pudieran ofrecer este contenido en exclusiva y tuviera que ofrecerse al resto de operadores en igualdad de condicionesâ€, expone un experto en materia legal a modo de ejemplo.
Los números cantan. Según los últimos datos de la antigua Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), Canal+ y Telefónica (a travíés del jubilado Imagenio, hoy MovistarTV) concentraban en 2012 casi el 76% de los ingresos de la televisión de pago, y casi un 60% de los abonados. “Además, desde el punto de vista audiovisual, estamos hablando de integrar a los dos operadores más activos en la compra de derechos premium. Sin contar con que las ofertas convergentes que puede plantear Telefónica tambiíén afectan al mercado de las telecos y provocarán sin duda la oposición de la competenciaâ€, explican estas fuentes.
En todo caso, el anuncio del miíércoles abre la senda de un proceso largo y tortuoso, cuya primera parada es Bruselas. Como ya anticipó el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Josíé María Marín Quemada, la operación tiene dimensión comunitaria y debe ser inicialmente abordada por las autoridades europeas. Dicho esto, los afectados o el propio macrorregulador español podrían reclamar que el asunto fuera abordado por la jurisdicción nacional debido a las implicaciones de la absorción para el mercado local. Pocos dudan de que esa será la primera batalla que librarán los implicados en un proceso que puede prolongarse en el tiempo, como poco hasta abril o mayo de 2015.
Un año por delante
“Telefónica y Prisa preferirán que se vea en España y los Vodafone u Orange intentarán que quede en Bruselas. Si sacamos la bola de cristal y teniendo en cuenta los intereses que se moverán –no solo empresariales–, existen posibilidades de que el expediente recale en España. En este escenario y aunque podría no autorizarse la operación, lo normal es que la CNMC la apruebe, pero con condiciones exigentes, tambiíén para salvar la cara ante compañías internacionales con intereses en España. El procedimiento puede durar más de un año tranquilamenteâ€, explican fuentes próximas al Grupo Prisa.
Entre los contenidos que pueden ser víctimas del regulador que toque, el que realmente inquieta es el fútbol. Precisamente, Canal+ ha presumido estas dos últimas temporadas de ofrecer la mayor oferta de su historia. Claro que no ha sido barato. De hecho, Prisa no ha sido capaz de rentabilizar el contrato firmado con Mediapro –que atesora la mayoría de los derechos de los clubes–, lo que ha provocado un considerable deterioro en la plataforma de pago. Telefónica llega con músculo financiero, pero nada hace presagiar una negociación fácil para renovar los acuerdos a partir de la temporada 2015-2016. Tampoco pueden dormir demasiado tranquilos los clubes de fútbol.
“No va a haber competencia alguna en el mercado de derechos. Y Telefónica no tendrá presión alguna para mantener el nivel de precios. Menos aún si se le imponen limitaciones, no puede explotarlos en exclusiva y tiene que ofrecerlos en las mismas condiciones al resto de operadoresâ€, exponen fuentes del sector. Desde luego, los sectores audiovisual y de las telecomunicaciones se preparan para la irrupción de un competidor con una potencia de fuego fenomenal. Telefonía, televisión de pago por satíélite, fibra óptica… Mientras Prisa languidece, las reglas de juego que se impongan y los meses para adaptarse que tiene por delante la competencia terminarán de marcar su impacto. En cualquier caso, no será pequeño.