La salida de capitales de Rusia en el primer trimestre supera el 2,5% del PIB
El mercado financiero de Moscú sufre las consecuencias del conflicto ucranio
Los anglosajones suelen decir que “el diablo está en los detalles†cuando aluden a que las claves de un tema están en la letra pequeña, no en los grandes titulares. En el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania el diablo se esconde, más bien, en los números y ayuda a entender los vaivenes de la situación política. La economía rusa se está viendo más dañada de lo que parecía inicialmente por el conflicto con Ucrania y lo cierto es que las tensiones geopolíticas no podían haber llegado en peor momento, cuyo crecimiento ya se había debilitado significativamente en los últimos años. “Con una inflación al alza, los riesgos de estancamiento eran considerables en los últimos dos o tres años. Además, el superávit comercial prácticamente se ha esfumado y la fuga de capitales se está convirtiendo en un problema muy serioâ€, explica Erik Nielsen, economista jefe de Unicredit, por correo electrónico.
Hasta el pasado 14 de marzo, la salida neta de capital privado de Rusia alcanzaba los 50.000 millones de dólares desde comienzos de año, el equivalente al 2,5% del PIB. Una cifra que Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics para mercados emergentes, eleva hasta los 70.000 millones para el conjunto del primer trimestre al incluir determinadas operaciones del sistema financiero, lo que representaría el 3,2% del PIB. En todo 2013 la salida de capitales ascendió a 63.000 millones. “La economía rusa no es tan inmune a la escalada geopolítica como muchos pensaban inicialmenteâ€, sostiene Shearing. “En algunos círculos, hay la sensación de que el cambio de tono adoptado por el presidente ruso, Vladímir Putin, en los últimos días es una pantalla de humo diplomática para proteger a Rusia de mayores sanciones, que podrían infligir un serio daño a su economíaâ€, apunta el economista.
Esa masiva salida de capitales, pese a la repatriación de fondos que muchas empresas rusas han llevado a cabo en previsión de un endurecimiento de las sanciones contra el país, ha provocado el desplome del rublo en torno al 9% desde principios de año y ha favorecido que la inflación se disparase hasta el 7,2% en abril, lejos de la meta del 5% fijada por el banco central. La autoridad monetaria ha aprobado sucesivas subidas de los tipos de interíés en los últimos meses hasta el 7,5%, con el objetivo de aumentar así el atractivo de los activos rusos a ojos de los inversores y frenar las presiones sobre los precios. Pero la medida, al mismo tiempo, encarece el acceso a la financiación y acelera el frenazo de la economía rusa. 2013 cerró con un crecimiento del PIB del 1,3%, el ritmo más díébil desde 1999, con la excepción de la caída de 2009, en plena crisis financiera global.
La situación no va a mejor este año. De hecho, la agencia de calificación de riesgos, Moody’s acaba de hacer público un informe en el que prevíé un descenso del PIB ruso del 1% en 2014, siempre que las sanciones no vayan a más. El Fondo Monetario Internacional (FMI), siempre más optimista, cree que Rusia todavía crecerá este ejercicio un 0,2% pero alerta, sin embargo, contra la dificultad que este entorno supone para el sistema financiero del país y la necesidad de vigilar de cerca la solvencia y la calidad de los activos de algunas entidades ante la inestabilidad cambiaria. Pero ya en el primer trimestre, la economía se contrajo un 0,5%, según datos oficiales de Moscú, y el jefe de la misión del Fondo en Rusia, Antonio Spilimbergo, cree que la economía puede volver a acabar este trimestre en tasas negativas, lo que supondría que Rusia ya se encuentra en recesión tíécnica y que le resultará difícil remontar esta situación en la segunda mitad del año. Rusia depende en exceso de la energía —que supone el 70% de sus exportaciones y más de la mitad de sus ingresos presupuestarios—, por lo que un nuevo episodio de esta “guerra económicaâ€, según la denominación de Moody’s, pondría en aprietos al gigante emergente.
“Una salida de capitales de esta escala, aunque sustancial, es poco probable que propicie una crisis inmediata de la balanza de pagos. Despuíés de todo, y pese a haber empleado 35.000 millones de dólares desde el principio de año [en defender la divisa], el banco central aún tiene reservas por unos 490.000 millonesâ€, sostiene Shearing. Pero los expertos admiten que una salida de capitales a este ritmo no es sostenible y si nuevas sanciones prosperan, la situación puede empeorar de forma considerable. Y sus ciudadanos lo saben. Los datos aún provisionales del Instituto de Finanzas Internacionales, que agrupa a los grandes bancos privados del mundo, subrayan que los ciudadanos rusos compraron activos netos en el exterior por 63.700 millones de dólares en el primer trimestre de 2014, más del doble de los 29.300 que compraron en el cuarto trimestre de 2013.