La Asamblea General de La Caixa aprobará mañana la creación de su nuevo modelo societario que el Gobierno quiere emplear como hoja de ruta para la transformación de todas las cajas de ahorros, de acuerdo con los compromisos establecidos en el MoU del rescate financiero a España. La Caixa se transformará en una Fundación Bancaria que estará dotada con unos recursos propios de 6.000 millones de euros y dispondrá de un presupuesto anual de 500 millones para financiar las actividades de su obra social.
El presidente de la entidad catalana, Isidro Fainíé, ha acordado con el Banco de España un proceso de reordenación patrimonial que asegura el control del más importante grupo industrial de Europa a travíés de Criteria. El grupo empresarial de La Caixa reúne todas las participaciones accionariales valoradas a precio de mercado en 22.000 millones de euros, excluyendo los paquetes del 9,5% de Repsol y el 5,4% de Telefónica que continúan provisionalmente bajo el paraguas de CaixaBank.
La reorganización acordada por el consejo de administración de La Caixa el pasado 10 de abril se sustenta en un cambio estructural básico que hace pivotar todo el entramado jurídico en torno a Criteria. La sociedad holding encargada de controlar la corporación industrial actuará en adelante tambiíén como accionista propietario del 60,5% de CaixaBank. Hasta la fecha CaixaBank y Criteria se mostraban a la misma altura en el mapa corporativo como dos marcas independientes entre sí y controladas directamente por la sociedad matriz; esto es, la antigua caja de ahorros ahora reconvertida en fundación especial bajo protectorado del Ministerio de Economía.
Este escalón intermedio que sitúa a Criteria en el ‘centro del universo’ de La Caixa tiene una lectura contable de enorme significación para todas las entidades financieras que disponen de una elevada cartera industrial. Las normas regulatorias de Basilea han puesto bajo la lupa la exposición empresarial acumulada por las antiguas cajas de ahorro creando una atmósfera tendente a la desinversión de sus participaciones financieras. La consecuencia ha sido nefasta para la consolidación del tejido industrial de España en medio de la gran crisis económica de los últimos años.
Grupos industriales sin consumir capital en la entidad bancaria
La fórmula ideada por la entidad catalana traza una divisoria de aguas entre el negocio puro bancario y el resto de actividades en empresas no financieras, creando una frontera mucho más nítida que puede facilitar la desconsolidación de las participaciones accionariales dentro del perímetro contable de CaixaBank. En otras palabras, las inversiones empresariales no deberían consumir capital a efectos de cubrir los ratios de solvencia, lo que abre una expectativa diferente y sin mayores restricciones para la configuración de grandes grupos industriales.
Criteria asumirá tambiíén la gestión de las emisiones de deuda que tiene en vigor La Caixa y que ascienden a 7.800 millones de euros, de los que 7.000 corresponden a obligaciones subordinadas. De la misma manera, todos los derivados de cobertura contratados por la antigua caja de ahorros y los ajustes de valoración vinculados a dichos instrumentos de deuda serán segregados a favor de Criteria.
La separación de activos y pasivos estará completada en el último trimestre de año y servirá de guía para todas las demás fundaciones bancarias que surgirán de las diferentes fusiones de cajas de ahorros. Entre ellas destaca Kutxabank, con un poderoso grupo industrial pero que se resiste a perder el protectorado del Gobierno vasco. El resto de entidades confederadas que se convertirán en fundaciones son Ibercaja, Unicaja y BMN.
Fainíé ha sentado las bases de la ‘metamorfosis’ que exige Bruselas y ahora parece difícil que nadie pueda resistirse a seguir el ejemplo. No obstante, el mantenimiento de las carteras industriales y la posibilidad de emprender nuevas inversiones sin consumir capital es un excelente 'premio de consolación' para el sector de las viejas cajas de ahorros.