Associated Press
PARIS -- La empresa energíética francesa Total SA se alió con la mayor firma petrolera privada de Rusia para explorar y desarrollar un enorme yacimiento en Siberia de pizarras bituminosas, pese a las sanciones occidentales y la ira por la participación del Kremlin en la crisis de Ucrania.
El acuerdo firmado el viernes con la rusa Lukoil centró nuevamente la atención sobre los lazos económicos franceses con Rusia y la renuencia de París a castigar a Moscú con severidad.
Total dijo en una declaración que ambas establecerán una operación conjunta para desarrollar el yacimiento de Bazhenov, en el oeste de Siberia, que contiene al parecer uno de los mayores depósitos de crudo del mundo en pizarras bituminosas. Agregó que Lukoil tendrá 51% de esa alianza y Total 49%.
La declaración no especificó el valor total del acuerdo, negociado durante meses. La agencia noticiosa rusa ITAR-Tass indicó que según el director general de Lukoil, Vagit Alekperov, ambas empresas invertirán entre 120 y 150 millones de dólares.
El acuerdo resalta la división en Europa sobre cómo tratar a Rusia. Francia y otros países europeos con grandes lazos comerciales y de energía con Rusia se mostraron cautelosos, mientras que Gran Bretaña, Estados Unidos y Polonia adoptaron una actitud más dura.
Ejecutivos franceses han presionado al gobierno a que adopte una posición conciliatoria con Rusia por el tema de Ucrania, sosteniendo que las inversiones a largo plazo corren peligro, según los directivos de dos empresas con negocios en Rusia.
Las empresas europeas en tratos con Rusia pierden ahora dinero debido a la incertidumbre económica relacionada con la crisis ucraniana y las dos primeras rondas de sanciones. La amenaza de sanciones estadounidenses y europeas más contundentes es una posibilidad si Rusia intenta torpedear las elecciones presidenciales ucranianas del domingo.
El banco francíés Societe Generale perdió 525 millones de euros (731 millones de dólares) en sus actividades en Rusia en el primer trimestre. Una empresa francesa de astilleros, mientras tanto, sigue sus planes de construir dos barcos para la armada rusa en un acuerdo criticado por los aliados de Francia pero ensalzado por la industria francesa y el mercado laboral.