Repsol repartirá un dividendo extraordinario con cargo a los ingresos generados por la compensación y venta definitiva de la participación en la antigua filial argentina YPF. A falta del acuerdo oficial del consejo de administración que preside Antonio Brufau, el ‘premio gordo’ será de 1 euro por acción, de manera que la petrolera duplicará este año la retribución a sus accionistas. Repsol viene pagando en los últimos años un dividendo ordinario de 1 euro, del que la mitad se efectúa a cuenta y la otra mitad con carácter complementario.
Repsol tiene distribuido el capital en 1.324,5 millones de acciones, por lo que en 2014 la remuneración global vía dividendos supondrá un desembolso efectivo de casi 2.650 millones de euros en números redondos. El objetivo de la compañía no es otro que compensar a sus accionistas por los quebraderos de cabeza que ha supuesto el intenso conflicto de estos dos últimos años en Argentina.
La decisión de un dividendo extra supondrá ahora un importante balón de oxígeno para Sacyr. La empresa que preside Manuel Manrique afronta en estos momentos el tramo final de la refinanciación de la deuda contraída precisamente por la compra de su participación en Repsol. Los ingresos de casi 130 millones de euros que la constructora va a percibir por el 9,2% que tiene en la petrolera constituyen un punto básico de apoyo para las futuras discusiones con el grupo de acreedores, que encabeza el Banco Santander.
Otra agraciada de esta política intensiva de dividendos será tambiíén la multinacional mexicana Pemex, con un 9,3% de Repsol. El futuro de Pemex en el capital de la empresa española es ahora una incógnita dado el interíés del Gobierno de la República por asegurar recursos con destino a la reforma energíética emprendida por Enrique Peña Nieto. El presidente mexicano visitará España los próximos días 9 y 10 de junio y tiene previsto una reunión-cumbre con Mariano Rajoy que puede resultar decisiva en el desenlace de la alianza tradicional entre Pemex y Repsol
La distribución del dividendo extra fue, en todo caso, anticipada por el propio Antonio Brufau hace ya unos meses. El presidente de la petrolera mostró desde el principio su deseo de resarcir a la masa social de la empresa con la resolución de un pleito por el que, como se dice coloquialmente, 'nadie daba un euro' hasta hace poco. La acción de Repsol encajó con el lógico quebranto patrimonial el golpe en Argentina registrando una caída en picado que alcanzó el suelo de cotización en julio de 2012 con un cambio de 10,96 euros frente a los 16,42 del 17 de abril de 2012, fecha oficial de la expropiación.
Teniendo en cuenta la cotización actual de 20,35 euros por título, la realidad es que los accionistas tampoco han salido muy malparados con el comportamiento de un valor que ha subido casi un 24% desde el momento en que se decretó el expolio. Buena parte de esta satisfactoria evolución se ha registrado, eso sí, en los tres últimos meses, una vez que se anunció el acuerdo de compensación con el Gobierno de Cristina Kirchner. A finales de febrero pasado la cotización de Repsol era de 18,21 euros, por lo que el rally alcista en este tramo definitivo de la resolución del conflicto ha sido del 11,75%.
Tesorería de 10.000 millones de euros
La petrolera culminó el pasado viernes la desinversión total de sus activos en Argentina, por los que ha obtenido unos ingresos de 6.308,5 millones de dólares. De esta cifra, 4.997,2 millones corresponden a la venta de los bonos del Tesoro del país latinoamericano que Repsol recibió como justiprecio por la expropiación del 51% de YPF. El resto, 1.311,3 millones de dólares, proceden de la enajenación del 12,35% que la empresa española poseía todavía de manera residual en el capital de la que fue su principal filial al otro lado del Atlántico.
Con este importante ‘pellizco’ Repsol ha consolidado una posición neta de tesorería que le permite explorar el terreno en busca de nuevas inversiones. La compañía necesita apoyar su desarrollo corporativo con una estrategia de crecimiento inorgánico destinada a cubrir el hueco de producción y flujo de recursos que se deriva de la píérdida de YPF. La petrolera tiene ahora 10.000 millones de euros en caja y lleva tiempo analizando la compra de activos de exploración dentro del continente americano, tanto en Estados Unidos y Canadá como en Amíérica Latina, principalmente en Colombia