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Autor Tema: Hollande ordena una amplia reducción del níºmero de regiones en Francia  (Leído 102 veces)

Eguzki

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Es la reforma de todas las reformas. Francia cambiará de mapa y pasará de tener 22 regiones metropolitanas a tener 14. Objetivo contable: ahorrar, tal como pide Bruselas. Justificación polí­tica: modernizar y descentralizar la vetusta, carí­sima e ineficaz Administración gala. Franí§ois Hollande, el presidente más impopular de la V República, anunció ayer unos cambios históricos a travíés de una tribuna que envió a la prensa diaria regional, la más leí­da del paí­s. Problema: con las prisas, el Elí­seo mandó un texto que decí­a: “Francia pasará de tener 22 regiones a tener XX”. Conclusión: el jefe del Estado se metió en un nuevo avispero polí­tico y recibió crí­ticas feroces de la oposición en pleno, que exigió un referíéndum, y del Partido Socialista.
Tras las derrotas en las municipales y las europeas, con el paro subiendo y la economí­a estancada, Hollande necesita un proyecto al que agarrarse para continuar su mandato. Solo así­ se entiende su precipitación al lanzar la reforma territorial, que supondrá además retrasar en seis meses las elecciones regionales y cantonales, hasta noviembre de 2015, un detalle que según acusa la oposición es la clave de la aceleración. Hollande solo intentarí­a ganar tiempo para aplazar una nueva debacle, dicen.

El texto inacabado del presidente, con el número de regiones fusionadas aun por decidir, revela algo más. Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, pasaron el lunes entregados a un regateo de bazar persa con los presidentes regionales del Paí­s del Loira, Bretaña, Centro y Poitou-Charentes para decidir si el Loira se fusiona con Bretaña, con el Centro o con Poitou... A las nueve de la noche, tras haber sembrado el pánico entre los barones de su partido, una reunión de alto nivel en el Elí­seo zanja el debate: Loira y Bretaña se quedan solas y el Centro se fusiona con Poitou-Charentes y Limusí­n.
Hollande anunció otros matrimonios más o menos forzosos: Alsacia y Lorena, Languedoc-Rosellón con Mediodí­a-Pirineos, Borgoña y Franco Condado, Picardí­a con Champaña, Normandí­a Alta con Normandí­a Baja. Según el presidente, “serán regiones de talla europea, capaces de poner en marcha estrategias territoriales”. Y sus competencias serán: “Dar apoyo a las empresas, decidir las polí­ticas de formación y empleo, gestionar los transportes, las carreteras, los aeropuertos y los puertos; la educación y el mantenimiento de grandes infraestructuras”. Todo ello, “con medios financieros propios y dinámicos”, “con asambleas de talla razonable, es decir, con menos parlamentarios”, y con dos objetivos principales: la desaparición progresiva de los consejos generales —actuales gobiernos regionales— y de las diputaciones provinciales, que desaparecerán en 2020, y la fusión, tres años antes, de los 36.700 municipios franceses en “comunidades de un mí­nimo de 20.000 habitantes”, frente a los 5.000 actuales.

Hollande propone una reforma mayor de la arquitectura del Estado republicano. Su plan cumple con el compromiso adoptado por Parí­s con Bruselas y Berlí­n en su Programa de Estabilidad para 2014-2017: reducir en 18.000 millones de euros los gastos del Estado, y en 11.000 millones el tren de vida de los organismos locales y regionales.
La opción tiene otra gran ventaja: es más simple de aprobar que la anunciada supresión de las provincias, que se aplaza de momento a 2020 porque requiere una reforma constitucional para la que el Ejecutivo no dispone de mayorí­a parlamentaria. Valls quiere aprobar el nuevo mapa del Hexágono en Consejo de Ministros el 18 de junio con dos proyectos de ley, uno sobre el recorte de regiones y las elecciones, y otro sobre las nuevas competencias. El Parlamento comenzará el debate el 4 de julio por el trámite acelerado.

El gesto polí­tico es de gran calado. El presidente resurge de sus cenizas como el gran reformador estructural que se atrevió a meter mano al Estado más conservador y caro de Europa (cuesta el 54% del PIB); incluso como un jefe del Estado que escucha al pueblo y promete reducir el despilfarro, las prebendas y los altos cargos superfluos.

Pero la apuesta es altamente arriesgada. Según un sondeo de IFOP, el 58% de los franceses quiere que el proyecto de fusionar las regiones se someta a referíéndum; y el 54% se muestra a favor solo si supone una reducción de costes real, extremo que no cuantifica de momento el presidente. Las fusiones de los ayuntamientos y la progresiva supresión de los actuales parlamentos regionales y las diputaciones levantará además en armas a miles de alcaldes, concejales y diputados de provincias.

Las numerosas crí­ticas anuncian una resistencia durí­sima. El lí­der centrista Hervíé Morin acusó a Hollande de “dibujar la nueva Francia en una hora, en un rincón de su despacho”. Y varios altos cargos socialistas señalaron que el plan no permitirá ahorrar un solo euro.