El Producto Interior Bruto (PIB) de China crecerá un 7,6% en 2014 y un 7,5% en 2015, lo que supone que la segunda economía mundial "se modera a medio plazo", de acuerdo con las previsiones del Banco Mundial (BM) hechas públicas hoy en Pekín.
El PIB chino creció un 7,7% en 2013, la tasa más baja desde 1999, y la ralentización continuó en el primer trimestre de este año, en el que la subida fue de sólo un 7,4%.
Según la entidad financiera internacional, la progresiva ralentización de la economía china es reflejo de la díébil demanda externa y mayores limitaciones en el críédito (especialmente en el sector inmobiliario), mientras se disipan anteriores medidas de estímulo ordenadas por el Gobierno chino. En opinión del BM, sí hay buenas señales en el sector industrial, que ha mostrado síntomas de recuperación.
No obstante, todos los factores citados conforman un cuadro de desequilibrios y tensiones entre la coyuntura económica y las medidas gubernamentales.
Estos riesgos deben combatirse mediante reformas en el sector fiscal y el financiero, como ya planteaba el ríégimen comunista en su agenda establecida tras el decisivo plenario del Partido Comunista de China de noviembre de 2013, añade el Banco Mundial en su análisis.
Entre esas reformas deben figurar un control eficaz del crecimiento de los críéditos a corto plazo y una reducción gradual de la deuda local.
China, que ha ascendido del síéptimo al segundo lugar en el ránking de economías mundiales en 10 años y podría alcanzar el primero antes de finales de esta díécada, busca cambiar su modelo de crecimiento, de uno más centrado en las exportaciones a otro que díé mayor peso al consumo de su enorme mercado interno.