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La economía de Grecia se contrajo 0,9 por ciento durante el primer trimestre del año y, sin ser un dato positivo, es el mejor registro desde que a finales de 2008 comenzara la recesión en el país.
El gobierno y los medios de prensa afines celebraron que la caída fuera dos díécimas menos de lo esperado, y vieron signos de recuperación en lo que para muchos economistas significa haber tocado fondo tras más de cinco años de continuos retrocesos.
Desde el inicio de la crisis el Producto Interno Bruto (PIB) de Grecia se contrajo en un 25 por ciento, y el hecho de que esa tendencia parezca remitir no es un indicador de que los sectores productivos se hayan recuperado sino un síntoma de su agotamiento.
Según la Autoridad de Estadísticas de Grecia (Elstat), durante 2013 el PIB se redujo en un 3,9 por ciento, mientras que para el presente año se espera que presente un crecimiento del 0,6 por ciento.
Sin embargo, el desempleo continúa firme en torno al 27 por ciento, el consumo familiar se redujo en un porcentaje similar en los recientes años, y aunque en el cómputo interanual las exportaciones crecieron un 5,4 por ciento, la inversión bruta de capital cayó un 7,9 por ciento durante el mismo periodo.
Atenas ha disfrutado de un pequeño respiro al haber obtenido dinero de la venta de bonos soberanos, la primera en cuatro años, y mejorado sus calificaciones crediticias, sin embargo estas operaciones lastraron la enorme deuda que hipoteca las cuentas del país.
Precisamente Alexis Tsipras, el líder del principal partido opositor (Syriza), aseguró hoy en una entrevista al diario francíés Le Monde, que la Unión Europea debe reestructurar la deuda griega ya que es insostenible y amenaza a la propia estabilidad del continente.