La constructora Sacyr ha materializado este jueves en su junta de accionistas el final de una fase negativa marcada por la crisis, el desplome de la vivienda en España y la necesaria reducción de deuda. Aunque todavía debe limpiar algunas de las cargas acumuladas tras tres años en el infierno. Una de estas herencias es Vallehermoso, la filial donde Sacyr ha agrupado el suelo y los activos problemáticos del negocio residencial, pero espera haberse desprendido de ella antes de 2015.
“La liquidación ordenada y de acuerdo con los acreedores de Vallehermoso avanza de forma muy favorable y esperamos concluirla en lo que queda de año", ha explicado el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, durante la junta de accionistas del grupo. La empresa, que primero prescindió del apellido de Vallehermoso y luego, en octubre, puso el cartel de se vende a la filial, lleva desde entonces negociando con los acreedores para cancelar a cambio de sus activos los 1.235 millones de euros de deuda que arrastra.
En este proceso, el pasado diciembre ya logró un acuerdo por 400 millones y ahora, el objetivo está puesto en cerrar otro pacto con la Sareb, el llamado banco malo de titularidad pública que se hizo cargo de los activos impagados de las cajas nacionalizadas. “El acuerdo no está firmado, pero está encaminadoâ€, se ha limitado a comentar Manrique antes de añadir que tambiíén confía en cerrar en breve sendos acuerdos con otras dos entidades financieras para dar carpetazo al negocio residencial. Tras este paso, podrán centrarse en el sector internacional de las concesiones y en la actividad industrial, que es de donde obtienen la mayoría de beneficios. Tras sacar de sus balances la deuda de Vallehermoso, lo que no le salió gratis, el pasivo de Sacyr se redujo a 5.860 millones.
A este respecto, la negociación sobre Vallehermoso no es el único frente que Sacyr mantiene abierto con la banca. Así, Manrique ha reconocido que ya están en contactos con una veintena de entidades para refinanciar la deuda de 2.337 millones pendiente de su inversión en Repsol que vence el próximo enero. Antes, esta cifra se verá reducida con el dividendo extraordinario por la compensación de YPF que ha aprobado la petrolera, de la que Sacyr controla un 9,2% y que, por tanto, le corresponden 122 millones. “Enhorabuena por un acuerdo que es altamente satisfactorio, en especial al equipo directivoâ€, ha destacado Manrique mirando al presidente de la petrolera, Antonio Brufau, sentado en la primera línea de butacas del salón donde se ha celebrado la junta.
La presencia de Brufau en la junta, de hecho, ha puesto en evidencia la buena sintonía que existe ahora entre los socios tras las hostilidades iniciadas por el antecesor de Manrique, Luis del Rivero, en 2011. “Nos llevamos muy bien y nos dan trabajoâ€, ha asegurado el presidente de Sacyr, que por otra parte ha descartado la opción de vender parte de su participación en Repsol, algo que hoy por hoy le reportaría plusvalías contables tras ajustar el valor en libros de estas acciones con cargo a los resultados de 2013.
El tercer frente que mantiene Sacyr con la banca está relacionado con las obras de ampliación del Canal, “el proyecto más difícil del mundoâ€, en palabras del ejecutivo. En esta otra mesa de negociación, el grupo español está en contacto con las entidades españolas para reunir los 130 millones que le corresponden de la fianza acordada con las autoridades panameñas para poner fin al conflicto por los sobrecostes. Pero asegura que el proceso está en "fase de concrección final". Y, con vistas al futuro, Manrique tambiíén ha recordado que están buscando inversores para compartir hasta un 30% de su sociedad patrimonial, Testa.
“Nos estamos reinventando, ahora somos una compañía más pequeña, pero más rentableâ€, ha resumido el tambiíén consejero delegado que, sin embargo, no ha querido concretar cuándo volverán a pagar dividendo. Para afrontar esta “nueva etapa prometedoraâ€, según ha definido Manrique, los accionistas han autorizado al Consejo a realizar una nueva ampliación de capital de aquí a cinco años por 251 millones y a emitir deuda convertible por otros 800 millones. Pero el presidente ha descartado poner en marcha ninguna de las dos opciones en 2014.