La sombra de la suspensión de pagos se alarga de nuevo sobre Argentina. El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha ratificado este lunes su fallo contra el gobierno argentino, que se expone así un serio dilema: o pagar a los fondos buitre que se negaron a aceptar la reestructuración de la deuda de 2001 o exponerse al impago (default).
El veredicto abre una crisis que ha dejado una profunda huella en la bolsa argentina este lunes. El índice Merval se ha hundido un 10,09%, en su mayor caída desde agosto de 2011, hasta los 7.235 puntos. Las acciones de la petrolera YPF se han derrumbado un 12,5%, hasta los 303 pesos. Por su parte, los seguros de críédito (CDS) para protegerse de un impago de Argentina se han disparado 260 puntos básicos, hasta los 2.068 puntos, con lo que vuelven a los niveles de hace tres meses. Además, el peso se deprecia otro 0,1% contra el dólar, que alcanza un nuevo máximo histórico en los 8,116 pesos. El euro tambiíén camina en zona de máximos contra el peso al apreciarse un 0,2%, hasta los 11,02 pesos.
El pulso entre ciertos acreedores y el Gobierno argentino viene de lejos. Varios fondos e inversores, entre los que se encuentran NML o Aurelius, demandaron a Argentina porque no aceptaban las condiciones ofrecidas en 2005 y 2010 para la reestructuración de la deuda argentina. Un juez de Nueva York, Thomas Griesa, falló a favor de los acreedores en 2012 y ordenó a Argentina a pagarles el 100% de su inversión, un montante que asciende a 1.330 millones de dólares. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner recurrió esa sentencia, porque teme que en caso de hacerlo tendría que afrontar luego demandas por 15.000 millones de dólares adicionales, pero ahora ve cómo ese recurso no prospera.
Aunque Argentina aún puede solicitar la revisión del fallo del Tribunal Supremo, el tiempo corre en su contra. El 30 de junio tiene que afrontar el pago de 13.000 millones de dólares correspondientes a uno de los tramos de la deuda reestructurada, pero para poder hacerlo antes tendrá que pagar a los fondos buitre a los que se ha negado a pagar con antelación. Es la condición impuesta por los fallos delos tribunales estadounidenses. Si antes no paga a los fondos -o se revisa el último fallo- no podrá satisfacer la entrega del 30 de junio e incurrirá en el consiguiente impago, de ahí el temblor sufrido en la bolsa y los activos argentinos.
El mercado estará pendiente de la evolución de los acontecimientos, puesto que está en juego el default del país. En el caso español, la sensibilidad será aún mayor por la exposición de las compañías y los bancos españoles a la zona. Cotizadas del calibre de Santander, BBVA, Telefónica, Mapfre, DIA o Codere cuentan con una importante presencia en Argentina.