Hace unos días leyeron aquí un texto con el título “Esto que está pasandoâ€, y ayer otro de título “Lo que queda del díaâ€, seguimos porque la cosa da para bastante más.
Cuando las cosas, en el reino y en muchas partes, ‘iban bien’ (?), la gente no se acordaba de los economistas, o sí, pero para decirles lo ‘cojonudamente bien que les iban las cosas’. Ahora, sin embargo, aquella misma gente se acuerda de los economistas, y mucho; ¿para quíé?, pues para preguntar cosas; ¿quíé cosas?, diversas, pero, al menos a mi, tres fundamentalmente:
1 - ¿Cuándo se acabará ‘esto’?.
2 - ¿Cómo puede arreglarse ‘esto’?.
3 - ¿Quiíén tiene la culpa de ‘lo que está pasando’?.
En estos casos, digo lo siguiente:
1 – Oficialmente, a partir del 2012 empezará a decirse que las cosas se están arreglando, sin embargo, la población de a pie no comenzará a percibir ciertas mejoras hasta el 2015, y, de verdad, de verdad, la situación, arreglada, arreglada, no quedará hasta el 2023: diecisíéis años, menos que los veinticinco que fueron necesarios para arreglar la crisis sistíémica anterior: la Gran Depresión. De todos modos, añado ‘lo que hemos vivido entre el 2003 y el 2007 no volveremos a vivirlo jamás’: la recuperación tendrá lugar de otra manera.
2 – No se puede arreglar: lo que va a suceder tiene que suceder: es un ajuste en el modo de funcionamiento del sistema. Imaginemos que estuviíésemos en Junio de 1929, ¿cómo podía arreglarse lo que estaba llegando?: de ningún modo: tenía que suceder: la Gran Depresión fue un ajuste en el modo como el sistema estaba funcionando (por eso fue una crisis sistíémica, como la que ahora viene). ‘Un ajuste muy bestia’ dirán, sí: los humanos, de momento, no sabemos hacer estas cosas de otra manera.
3 – Ya hemos llegado al momento en el que empiezan a buscarse cabezas que cortar; pues quienes eso quieran hacer lo van a tener muy difícil: la culpa de lo que está sucediendo la tiene … la evolución del sistema. El crash del 29 se produjo porque el sistema llegó a un punto en el que se agotó: había que cambiar el modelo y alguna cosa más, no bastaba con un arreglillo. Ahora ha sucedido lo mismo: el sistema ha alcanzado una zona en la que se ha agotado: la evolución del sistema ha llevado al hiperendeudamiento, al hiperconsumo, a la hiperespeculación; bueno, muy bien: ¿gracias? a todo esto hemos tenido un período de crecimiento que, si no, no hubiíéramos tenido, pero esa vía está muerta y hay que ajustar el sistema (el sistema aún no se acaba: si las constantes históricas se siguen cumpliendo, será hacia el 2070). ¿Culpables?: las ansias de todas/os de crecer, en todo, más y más, y más.
(Veo que ya se está utilizando el concepto de ‘riesgo sistíémico’, bien: dentro de poco se hablará de la crisis sistíémica. La superintervención: se ha dicho que es para evitar un riesgo sistíémico; ¡error!: los riesgos sistíémicos no son evitables. La superintervención es una huida hacia delante (pienso que ni siquiera es una estrategia del Partido Republicano para ganar las elecciones): hay miedo: no saben que hacer: la gente inteligente, que la hay, sabe que el manual ya no funciona, pero hay que seguir.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.