Por... MARK STEVENSON
MEXICO -- El monto del salario mínimo en Míéxico ha comenzado a generar un debate nacional sobre si es momento de incrementarlo o no de su nivel actual, equivalente a cerca de cinco dólares al día.
Luego de que el alcalde de la capital, Miguel Angel Mancera, sugirió que podría incrementar el salario mínimo a nivel local, diversos actores políticos y privados han iniciado un debate sobre los riesgos de hacerlo sin que vaya acompañado de otro tipo de ajustes y la posibilidad de que sólo aumente la inflación.
La Constitución establece que el salario mínimo, de 67,29 pesos (unos cinco dólares) para la zona donde se encuentra la capital, debe ser suficiente para satisfacer las necesidades de un trabajador y su familia.
Sin embargo, ese dinero puede ser gastado en una sola comida en Míéxico, un país con altos niveles de inequidad, donde vive uno de los hombres más ricos del mundo y al mismo tiempo hay zonas donde la gente vive en condiciones de extrema pobreza.
El salario mínimo mexicano es de los más bajos en el hemisferio, comparable sólo con Honduras, la nación más pobre de Amíérica Central. Aunque el poder adquisitivo del salario hondureño es algo mayor debido a que los precios de la comida son más bajos.
Expertos estiman que en todo Míéxico, un país con más de 112 millones de habitantes, cerca de 6,5 millones de trabajadores ganan el mínimo, lo que equivale a un 13% de la fuerza laboral.
Durante la bonanza petrolera de Míéxico en la díécada de 1970, las personas que ganaban el salario mínimo podían cubrir sus necesidades básicas, pero durante las sucesivas crisis económicas en los 80, 90 y en 2008, el poder adquisitivo cayó. Sin embargo, de alguna manera eso ha ayudado a algunos sectores, como la industria automotriz en la que los empleados que alguna vez tuvieron razonablemente buenos salarios hoy llegan a ganar menos que sus contrapartes en China.
El alcalde capitalino dijo esta semana en un foro sobre el tema que los mexicanos tienen "un rezago de 35 años en los salarios". Eso significa, añadió, que "en la ciudad de Míéxico sólo podríamos adquirir el 23% de lo que se podía comprar en los años 70".
Aunque reconoció que el gobierno de la ciudad no podría por sí solo establecer una política salarial independiente, Mancera dijo que intentará alcanzar un acuerdo con empresarios de la capital para que incrementen los salarios.
Mexicanos que ganan cerca del salario mínimo dijeron el viernes que se enfrentan a una constante lucha para que les dure el dinero.
Marina Marín Espinosa, de 50 años y madre soltera de una joven de 17 años, trabaja seis días a la semana como barrendera y gana el equivalente a unos 5,70 dólares, poco más del mínimo.
"Yo trabajo para mi hija, para sacarla adelante", dijo.
Como muchos otros, puede subsistir gracias al apoyo de su familia. Vive con sus dos hermanos en las afueras de la ciudad y no paga renta.
Otros, como el jardinero Antonio Romero, de 42 años, tiene que trabajar turnos dobles. Por 12 horas de trabajo, gana cerca de ocho dólares al día. "Es una lucha. No hay nada gratis", dijo.
Expertos estiman que el salario mínimo debería ser de al menos el equivalente a unos 14,50 dólares al día.
"Los empresarios coincidimos en la necesidad de generar mejores ingresos reales para los trabajadores", señaló hace unos días Juan Pablo Castañón, presidente de la Confederación patronal de la República Mexicana.
"Sin embargo, afirmamos que la discusión verdaderamente importante para alcanzarlo debe darse en el terreno de la formalización de las empresas: es la formalidad, y no el salario mínimo, la clave para alcanzar mejores indicadores en calidad de vida para todos los mexicanos", añadió.
Y es que debido a que los salarios son bajos en los empleos formales, muchos mexicanos optan por estar en trabajos informales como el comercio callejero, en los que pueden ganar más en unas cuantas horas y sin tener que pagar impuestos.
El Instituto Nacional de Estadística informó hace unas semanas que cerca del 60% de la fuerza laboral en Míéxico está en la economía informal y calculó en un 26% su contribución al producto interno bruto.