La banca está protagonizando otra huida de una de las pocas grandes inmobiliarias que quedan vivas ante las negras perspectivas de recuperar una parte relevante de sus críéditos. Esta vez se trata del Grupo San Josíé de Jacinto Rey, donde Santander y Barclays han preferido vender su deuda, por unos 225 millones, con más del 50% de descuento, según fuentes conocedoras de la situación. El comprador ha sido Bank of America Merrill Lynch, aunque detrás está un fondo distressed, los habituales compradores en estos procesos. Y este verano sigue sondeando a los acreedores para hacerse con más paquetes de deuda en manos de otros bancos.
Según las fuentes citadas, Santander ha vendido 190 millones de deuda y Barclays, 135, con un descuento indeterminado pero, en todo caso, superior al 50%. Con esta operación, ambas entidades salvan un porcentaje de su activo y asumen como píérdida el resto, aunque lo normal es que ya la tengan provisionada (con lo que no impacta en sus cuentas, aunque renuncian a recuperarlo en el futuro).
Esta práctica se ha hecho muy habitual durante la crisis en las compañías cuya viabilidad es más que cuestionable, y es lo que ha facilitado la entrada de numerosos fondos especializados (calificados por algunos como "buitre") en los grandes sindicados de acreedores. De hecho, uno de los motivos por los que el Gobierno ha cambiado la ley de refinanciaciones es para equiparar las obligaciones de los fondos con las de los bancos.
La entrada de estos fondos en San Josíé no ha terminado, puesto que BofA Merrill Lynch está tocando a otros acreedores de la constructora gallega para comprar tambiíén su parte, así que nuevas entidades pueden sumarse a Santander y Barclays en las próximas semanas. Según publicó San Josíé el pasado viernes en sus cuentas del primer semestre, su deuda financiera asciende a 1.630,9 millones, aunque otras fuentes elevan la cifra por encima de 2.000.
Popular es el principal acreedor con cerca de 500 millones, seguido por Novagalicia (ahora llamada Abanca) con algo menos de 400. Tambiíén está presente entre los principales acreedores BBVA, y por debajo de los 100 millones se encuentran entidades como CaixaBank, Banco Sabadell, Catalunya Banc, Caixa Geral, Unicaja, Eurohypo, Ceiss, Caja3 y Kutxa.
La salida no afecta a la negociación
En principio, la salida de Santander y Barclays no afecta a las negociaciones de la nueva refinanciación de esta deuda que se encuentran actualmente en marcha. "El comprador adquiere la deuda esperando una solución conjunta y conociendo la negociación en la que se encuentra la empresa con los bancos", explica una de las fuentes consultadas. De hecho, Barclays era una de las entidades más reticentes a asumir quitas o esperas –o a ejecutar la deuda a cambio de capital–, algo que es habitual en la banca extranjera que ha salido escaldada de los críéditos al ladrillo en España. “Barclays actúa como antes lo hacía Bancaja. Lo tiene todo perdido, por lo que quiere ir hasta las últimas consecuenciasâ€, explican otras fuentes.
Según el informe de resultados del viernes, "en la actualidad el Grupo SANJOSE se encuentra finalizando el proceso de negociación con las Entidades Financiadoras, de acuerdo a lo previsto en la Novación del Contrato de Financiación firmada el 19 de julio de 2013, con la finalidad de definir la adecuada estructura financiera del Grupo, que permita el desarrollo futuro de los negocios, y el mantenimiento y creación de valor para todas las partes implicadas. Grupo SANJOSE confía en poder culminar dicho proceso de negociación en breve, reforzando así la capacidad financiera del Grupo y acomodando los vencimientos de deuda a la generación de flujos de efectivo del mismo, en el contexto de la coyuntura de los mercados en los que opera". En marzo tuvo que pedir auxilio a sus acreedores para evitar el concurso.
San Josíé –que sólo capitaliza 57 millones– sufrió unas nuevas píérdidas de 34,07 millones entre enero y junio, un 14,8% inferiores a las del mismo período de 2013, que llegan despuíés de seis años consecutivos en números rojos. Estos resultados muestran una fuerte caída del resultado de construcción, aunque este se mantiene en positivo, y una reducción de las píérdidas de la división inmobiliaria –del 39,5% hasta 38 millones– debido a las menores provisiones por deterioro de los activos "en línea con el cambio de tendencia que se está empezando a producir en el mercado inmobiliario en España". No obstante, en otra parte asegura que el desplome del 63,4% del ebitda se explica "por el ajuste de precios en el mercado nacional (tanto en alquileres como en promoción inmobiliaria)".