Días de mucho, vísperas de nada, dice el refrán. Tras una jornada de mucha actualidad y subidas del 1,8%, espoleado el mercado por las palabras de Mario Draghi el viernes, el Ibex opta por descansar en la mañana de hoy. Los futuros apuntan a una apertura en rojo para los principales índices europeos, salvo para el Footsie de Londres, que se perdió la fiesta del lunes. Los descensos son leves, inferiores en todo caso al 0,5%.
De hecho, ni siquiera el ríécord del S&P 500 en Estados Unidos tira de los índices. El S&P 500 tocó la barrera de los 2.000 puntos por primera vez en su historia, pero no los consiguió mantener al cierre. Los 1.000 puntos, a modo de curiosidad, los tocó por primera vez en febrero de 1998.Ha quedado a tres puntos, con lo que un alza del 0,2% rompería una barrera que, según dicen los analistas, es más psicológica que tíécnica.
Curiosamente, ayer fueron los mercados europeos los que contagiaron su optimismo a los de Estados Unidos, a cuenta de las palabras de Draghi. Pero por eso mismo las subidas de Wall Street no se contagian a Europa, ni siquiera a Asia. Las plazas orientales han terminado la sesión con píérdidas; por toma de beneficios en Japón y por una cierta inercia bajista en China. Pero con movimientos de poco calado.
La tormenta política francesa, que no ha alterado en absoluto los planes de los mercados, se cerrará hoy con la comunicación del nuevo Gobierno. Algo más pendiente está el mercado de Ucrania; hoy se reúnen el presidente ruso, Vladimir Putin, y el ucraniano, Petro Prooshenko.
Por lo demás, en el mercado de divisas el euro sigue pagando la expectativa de estímulos por parte del BCE. Ha llegado a perder, tambiíén la cota de los 1,32 dólares. Además, la expectativa de compra de bonos del BCE sigue desplomando los tipos de interíés de todo el especto de activos. La deuda alemana ya cotiza en negativo en todos los plazos inferiores a cuatro años, y el bono español a 10 años cotiza por debajo del 2,3% (al 0,9% el alemán)