Por... Jesús Rebollo
Profesor Asociado IE Business School
Despuíés de haber leído un interesante artículo en The New Yorker de Jill Lepore titulado “The disruption machine†y en el que analiza y critica el concepto de la innovación disruptiva y su impacto real en las empresas y en los mercados. Al margen de consideraciones teóricas que no me interesan, este punto de partida me ha parecido interesante para abordar el desafío de la innovación y el efecto que produce en las marcas y en los usuarios.
En los últimos meses estamos asistiendo a una autíéntica revolución en mercados regulados que han permanecido inmóviles en los últimos 100 años gracias a la aparición de nuevas empresas, con un fuerte componente tecnológico, que han entendido e interpretado necesidades no cubiertas de los consumidores en terrenos tan cercanos como los transportes, la hotelería, la restauración…
Marcas hoy conocidos por todos como Uber, AirBnB o Blablacar han surgido como una respuesta disruptiva que se apoya en una realidad evidente: si un consumidor fuera una empresa y esta tuviera una capacidad ociosa (el tiempo que el coche no está siendo usado, los metros cuadrados desocupados…) que generarían un colapso a cualquier compañía. Por lo tanto, si tenemos de todo y de todo tenemos en exceso, ¿quíé ocurre si alguien articula estos sobrantes y los pone a disposición de terceros?
La respuesta es el consumo colaborativo y se está articulando en empresas valoradas en miles de millones de dólares que están amenazando el status quo de mercados reglados. AirBnb surgió en 2007 en San Francisco porque los fundadores tenían una habitación sin ocupar durante un congreso y la ofertaron para los invitados al mismo: 3 camas hinchables y el desayuno… (Air Bed & Breakfast)
A raíz de ese momento pensaron, si nosotros podemos ofertarlo, sacar algo de dinero y ofrecer un servicio a los clientes, ¿por quíé otros no podrían hacerlo? Hoy la empresa ha levantado más de 820 M $, está valorada en más de 10.000 M $ y se ha convertido en la mayor central de reservas de camas del mundo con más de 600,000 camas disponibles y millones de clientes.
Un caso similar lo encontramos en Uber con una última ronda de financiación que superó los 1.200 M $ y acompañando cada nueva apertura de ciudad en un caso de enfrentamiento con los taxistas locales como hemos visto en las fotos de lo ocurrido en París, Barcelona, Bruselas o Londres. Precisamente, ha sido en la capital británica en la que Uber ha sido declarada legal y desde principios de julio puede operar siguiendo los preceptos de las leyes inglesas, circunstancia que ha provocado una reacción inmediata en los colectivos de taxis londinense.
Sin embargo, la realidad es que estos nuevos servicios y conceptos se están asentando en la sociedad y ganado cada vez más adeptos entre aquellos que lo prueban.
Estos modelos basados en movimientos disruptivos generan dudas al principio de su existencia para despuíés consolidarse como una alternativa real que acaba cambiando las normas de funcionamiento antes presentes. Para entender correctamente cómo se generan estas innovaciones disruptivas, debemos tener en cuenta una serie de principios:
- Buscar mercados maduros y provocar desplazamientos laterales que estíén desatendidos por los actores actuales
- Prueba y error como filosofía de trabajo. En estos mercados, es mejor pedir perdón, si cabe, que permiso. O si no que se lo pregunten a los taxistas y a las corporaciones hoteleras
- La rapidez de ejecución es más importante que lo perfeccionado que estíé el producto. í‰ste deberá crecer y amoldarse rápidamente ante la respuesta de los consumidores pero no debe paralizar el rumbo de la compañía
- Simplificar procesos, eliminar objeciones. Aplicar a todos los diseños y a la gestión de la empresa el concepto industrial de “Lean Processâ€. Menos es mejor. Siempre. ¡En el diseño del producto final aún más!
- Una marca innovadora en un mercado nuevo requiere de un talento especial. No todo el mundo vale para este tipo de gestión. Rodíéate de un equipo amante de los cambios, de la tecnología, apasionado y entregado. La innovación no acepta excusas.