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Autor Tema: Pujol: 'Es el 3%, IVA incluido'  (Leído 152 veces)

Eguzki

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Pujol: 'Es el 3%, IVA incluido'
« en: Septiembre 09, 2014, 08:02:04 am »
Jordi Pujol Soley, el hombre que gobernó ininterrumpidamente la autonomí­a catalana durante 23 años, exigí­a a las ví­ctimas de sus grandes extorsiones «el 3% de comisión» pero siempre hací­a el mismo matiz: «IVA incluido». Con lo cual la mordida se incrementaba siempre alrededor de medio punto más. En la primera íépoca, años 80 y 90, la tarifa era del 3%, porcentaje que se fue incrementando hasta el 4% que percibí­a la trama del Palau de constructores. Eso sí­: siempre habí­a que calcular la mordida incluyendo el IVA en vigor (ahora es el 21%).

Jordi Pujol padre no pedí­a las comisiones por persona interpuesta. Lo hací­a íél personalmente. En puntos de encuentro neutros o en la sede de la Generalitat en la barcelonesa Plaza de Sant Jaume, donde citaba habitualmente a las ví­ctimas de sus extorsiones. De hecho, y tal como atestiguó su «empresario modelo» Javier de la Rosa, el fundador de Convergí¨ncia Democrática de Catalunya (CDC) abrió sus cuentas en la banca privada suiza Lombard Odier en el mismí­simo despacho oficial de la Presidencia de Cataluña.
El modus operandi era sistemáticamente el mismo, tal y como coinciden en afirmar bajo garantí­a expresa de anonimato media docena de empresarios que tuvieron que satisfacer el peaje. El president abrí­a una pequeña libreta repleta de anotaciones numíéricas y soltaba una cantinela que, palabra arriba, palabra abajo, no variaba demasiado: «Según mis cuentas, la cantidad que debe abonar es...». Claro que tambiíén habí­a advertencias a los que se resistí­an: «Si usted no paga, me temo que tendrá que resignarse a no hacer nunca nada más en Cataluña». El mesianismo del personaje le llevó en alguna ocasión a espetar a algún contratista que se demoraba: «Le debe usted a Cataluña...».

«Habí­a que sacar la billetera porque, si no, te podí­as olvidar de volver a contratar en Cataluña. Los tentáculos llegaban incluso al sector privado. Si no le dabas lo que querí­a, tení­as muchos boletos para olvidarte de trabajar en todo tipo de negocios en la región porque te perseguí­an al más puro estilo de Cosa Nostra. Su control de lo público y lo privado era total», recuerda un empresario con intereses en todo el territorio nacional con una facturación anual de varios miles de millones de euros.

Este mismo pagador apunta otro detalle que ilustra la manera de hacer las cosas del clan Pujol. «Jordi padre era el que negociaba personalmente las grandes comisiones, pero no el que las cobraba. Ese rol lo jugaba su hijo mayor el que vení­a a Madrid a por el dinero», ilustra este hombre, que asegura haber vivido «un infierno» en sus relaciones comerciales en Cataluña. Lo cierto es que en la trama de cobradores habí­a personajes cuyas identidades pueden aparecer en próximas semanas.

Eso sí­, daban todo tipo de facilidades. «Te poní­an encima de la mesa tres variantes: 'Nos lo puede abonar en A, es decir con factura a travíés de una sociedad instrumental; en B (dinero negro que inmediatamente era evacuado a Andorra, o en una cuenta que le facilitaremos en Suiza'. Era un comportamiento mafioso pero, o cedí­as, o tení­as que borrar Cataluña del mapa», relata otro extorsionado. La tarifa oficial era del 3%, tal y como reveló en 2005 Pasqual Maragall. Este porcentaje subió al 4% tras la creación de la trama del Palau, ya con Pujol fuera del Ejecutivo. De ese 4%, el 2,5% era para CDC y el 1,5%, para sus dirigentes, según figura en el borrador de la UDEF que publicó EL MUNDO en noviembre de 2012.

í‰stas eran las coimas de los grandes contratos de la Generalitat. Cuando se trataba de adjudicaciones de menor entidad, podí­an ascender incluso al 20%. El constructor Juan Antonio Salguero contó en el programa Espejo Público de Antena 3 que se vio obligado a desembolsar esa «salvajada» de comisión por la construcción de unas viviendas oficiales porque, si no, sus trabajadores «no llevaban dinero a casa para comer». La persona que, según Salguero, hizo de intermediario fue Josíé Marí­a Pení­n, pariente de Jordi Puig, a la sazón conseller de Obras Públicas