La multinacional italiana Enel va cumpliendo con una puntualidad verdaderamente germánica la hoja de ruta trazada el pasado mes de julio para la reestructuración operativa y financiera de Endesa. La elíéctrica española se ha convertido en la gallina de los huevos de oro de la compañía estatal transalpina, que va a aprobar el reparto de un segundo dividendo extraordinario de hasta 7.500 millones de euros. En total, sacará 15.800 millones de la filial española.
Según han confirmado distintas fuentes financieras, Enel va a proponer una segunda retribución para los accionistas de algo más de 7 euros por título. Teniendo en cuenta el capital actual de Endesa, el importe efectivo rondará los 7.500 millones, cifra que se sumará a los 8.253 millones (7,79 euros por acción) anunciados ya para compensar a los inversores por el traspaso al holding italiano de los activos latinoamericanos de la elíéctrica española.
En total, Enel sacará de Endesa 15.800 millones de euros, de los que 14.536 irán a parar a sus propias arcas como tenedor del 92% de las acciones de la compañía con sede en Madrid. Un movimiento de canje de activos y de salida de caja previo a la realización de la oferta pública de venta (OPV) por hasta el 22% del capital. Por esta operación, la empresa pública transalpina prevíé obtener un mínimo de otros 5.500 millones este próximo mes de diciembre.
Con este movimiento, el free float o capital flotante de Endesa se incrementará hasta el 30%, respecto al 8% actual. Enel, que atraviesa graves problemas financieros derivados de su exceso de deuda, mantendrá el control con el 70% restante y todavía dispondrá de un margen suficiente para hacer caja en un futuro si las necesidades de su balance así lo aconsejan. El Gobierno de Matteo Renzi ha instruido al equipo que preside Francesco Starace para que reduzca como sea el enorme endeudamiento de Enel, cifrado en 40.000 millones de euros, y Endesa brinda un exquisito paño de lágrimas con el que desahogar las penas.
La compañía ha hecho pública de momento la distribución de un dividendo extraordinario de 7,795 euros por acción, equivalente a 8.253 millones de euros, de los que el 92% irá a parar a las arcas de Enel. Esta cifra es equivalente al pago total que previamente efectuará la empresa italiana a su filial por la compraventa del 60,62% de Enersis, compañía chilena que actúa como cabecera de toda la actividad de Endesa en Latinoamíérica. En definitiva, Enel abona con una mano y se cobra con la otra en una operación de ida y vuelta donde los grandes beneficiarios reales son los pequeños ahorradores, incluyendo algún que otro hedge fund, que suman el 8% todavía en bolsa.
Los minoritarios constituyen la coartada perfecta para legitimar la estrategia de Enel, que se está planteando incluso otra segunda y multimillonaria retribución, esta vez a cuenta de los resultados del primer semestre, con el fin de hacer más atractivo el negocio y estimular en la medida el precio final de la OPV. Los dividendos, como es natural, terminarán restando valor a Endesa, pero no es menos cierto que, mientras tanto, la cotización se verá impulsada por el dulce aroma de tan generosa política de remuneración a los accionistas. De momento, la acción ha emprendido un rally en bolsa que sitúa la capitalización de la empresa elíéctrica muy cerca de los 32.000 millones de euros.
Valoración de 25.000 millones para la oferta en bolsa
El calendario de la oferta pública empieza justo cuando termine el proceso de reorganización de los negocios de Endesa. La compañía ha convocado una junta general de accionistas para el 21 de octubre con el fin de aprobar lo que se conoce internamente como ‘Proyecto Carter’. La liquidación del superdividendo tendrá lugar pocos días despuíés y, a mediados de noviembre, está prevista la verificación en la CNMV del folleto de la oferta pública, cuya preparación incluye un road-show de dos semanas de duración. A principios de diciembre se fijará el precio para la inmediata materialización de la OPV, que supone, de hecho, la efectiva salida a bolsa.
El objetivo de Enel consiste en propulsar la cotización de Endesa hasta un nivel que permita una valoración en bolsa de un mínimo de 25.000 millones de euros, una vez descontados los dos dividendos. A partir de esta cifra, la oferta pública supondrá un ‘pellizco’ de 5.500 millones que facilitará el cumplimiento de los requisitos impuestos por el Gobierno italiano a la nueva cúpula directiva de la multinacional transalpina. Bajo estas condiciones nada tendría de extraño que la acción de Endesa superase en las próximas sesiones el techo de los 33 euros que el consenso de los analistas establece como precio máximo objetivo.
Los próximos dos meses van a ser cruciales debido al diseño de una operación en la que el precio de la oferta pública no deberá ser inferior en ningún caso a la media de cotización de dicho periodo. La OPV estará destinada preferentemente al mercado institucional, con un tramo nacional y otro para eventuales accionistas internacionales, pero contará con una reserva de participación en el segmento minorista de pequeños ahorradores particulares. El llamado tramo retail se considera básico desde el punto de vista de la imagen de marca de una compañía que, a trancas y barrancas, trata de mantener el recuerdo de su primera privatización y la apariencia de su perdida españolidad