El presidente de la Generalitat dará esta semana el paso definitivo para cumplir la promesa de convocar a los catalanes a las urnas. La fórmula que estudia pasa por publicar la Ley de Consultas aprobada por el Parlament el pasado viernes, el decreto de convocatoria del referíéndum y el decreto de convocatoria de elecciones anticipadas el mismo día. Y todo con la vista puesta en el 9 de noviembre.
De esta forma, aunque el Tribunal Constitucional suspenda la Ley de Consultas y el referíéndum, Cataluña acudirá a votar y, aunque lo hará sólo para elegir un nuevo Parlament, su decisión tendrá un evidente tinte plebiscitario. El míétodo que se prepara en la Generalitat llegó ayer a oídos del Gobierno central desde fuentes del Parlamento catalán.
En Moncloa se han preguntado durante todo el fin de semana por el motivo que inducía a Artur Mas a postergar la publicación en el Diario Oficial de la Generalitat la Ley de Consultas aprobada por la Cámara catalana el pasado viernes. El president ha llegado a afirmar que su intención es actuar con «habilidad y astucia» y por ello calcula con mimo los tiempos.
Ahora, en el Ejecutivo creen plausible el plan que implicaría el solapamiento de las dos convocatorias -consulta y elecciones anticipadas- para el 9 de noviembre, porque de esta manera Mas, aunque verá anulada por el Tribunal Constitucional la cita del referíéndum, podrá mantener en pie su compromiso de que los catalanes voten.
La Generalitat, en consecuencia, prepara dos decretos de convocatoria que deberían publicarse esta misma semana, de forma inminente, para cumplir con los plazos.
De acuerdo con el artículo 75 del Estatut, las elecciones anticipadas deben convocarse al menos 40 días antes de su celebración, lo que implica que el president no podría alargar la espera más allá del próximo lunes.
Fuentes jurídicas consultadas por EL MUNDO apuntan no obstante la posibilidad de que Mas no pueda respetar estrictamente la fecha del 9 de noviembre y se vea obligado a retrasarla un par de semanas, puesto que Cataluña es la única comunidad autónoma que no cuenta con una ley electoral que desarrolle lo estipulado en su Estatut y, en consecuencia, tiene que regirse por los plazos establecidos en la Ley Orgánica del Ríégimen Electoral General (Loreg). Según íésta, las elecciones anticipadas se celebran el 54º día despuíés de la publicación de su convocatoria.
Sea como fuere, este plan de doble convocatoria permitiría a los catalanes pronunciarse -aunque no sea para dar respuesta a las dos preguntas previstas para la consulta soberanista, sino para decidir a quiíénes otorgan su confianza para ejercer como legítimos representantes de su voluntad-, y que lo hagan sin vulnerar la ley, puesto que es competencia exclusiva del president convocar elecciones. í‰ste sería pues un acto no recurrible por el Gobierno.
Los comicios tendrían un signo claramente plebiscitario, no sólo porque todos los catalanes serían conscientes de que la lectura de su voto se haría siempre en función de la disyuntiva independentista, sino porque, además, Convergí¨ncia y ERC -Unió no formaría parte del juego- negocian ya la formación de una candidatura única para concurrir a los comicios. La clave de su oferta programática será nítida: lograr la independencia. Es por ello que en el debate sobre política general celebrado la semana pasada en el Parlament Artur Mas aseguró que íése no era el momento de dar entrada a los republicanos en su Gobierno. La oportunidad llegará con las nuevas elecciones.
De hecho, mientras la unión electoral entre CDC y ERC toma forma, ambos partidos trabajan ya juntos en la campaña a favor del sí a la independencia, informa Javier Oms. Mirándose en el espejo escocíés, las dos formaciones, apoyadas por la CUP, abogan por protagonizar una campaña similar a la vivida en Escocia y a la que se abonaron todos los partidos favorables a la independencia, bajo el lema 'Yes Scotland'.
La portavoz de CDC, Mercí¨ Conesa, reveló ayer que el objetivo de los contactos mantenidos en los últimos días es lograr que se unan a la campaña no sólo los tres partidos abiertamente favorables a la independencia, sino que se sumen tambiíén Unió, ICV-EUiA e incluso el PSC.
Descartando a esta última formación -favorable a la consulta pero no a la independencia-, las otras dos tampoco se han sumado de momento. Ambos partidos mantienen todavía la incógnita sobre cuál será su voto, y así se mantendrán hasta que Mas convoque oficialmente la consulta. Una posición que llevó ayer al secretario general de UDC, Ramon Espadaler, a rechazar de momento la invitación de Convergí¨ncia y ERC.
Cabe recordar que el Govern, por su parte, tiene lista ya una campaña para llamar a la participación -sin pedir el voto en favor de una u otra opción-, que se activará cuando el president díé oficialidad a la cita con las urnas.