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Autor Tema: La OIT estima que España no recuperará hasta 2023 el empleo anterior a la crisis  (Leído 136 veces)

Eguzki

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Los datos son estremecedores, y ponen de relieve la dimensión y hasta la naturaleza de la crisis. Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), incluso si el empleo se sigue creando a los ritmos actuales, España no recuperará hasta 2023 los niveles de ocupación previos a 2007. Es decir, se necesitarán más de tres lustros para que el empleo vuelva al punto de partida.

La OIT, incluso, va un poco más allá y estima que “una recuperación completa llevará más tiempo, ya que se calcula que 200.000 personas se incorporarán a la población activa a lo largo de este periodo”. Por lo tanto, aunque el empleo se recupere, la tasa de desempleo seguirá siendo más elevada por las nuevas incorporaciones al mercado de trabajo.

La OIT ha puesto por escrito sus previsiones para España, y el diagnóstico de partida es desolador. Recuerda que durante la doble crisis se perdieron más de 4,5 millones de empleos, o lo que es lo mismo, uno de cada seis existentes en 2007. La tasa de desempleo (24%) sigue superando los niveles máximos del pasado, y lo que no es menos importante, más del 60% de las personas que buscan trabajo llevan desempleadas más de un año, y el 42% más de dos años. A principio de 2014 habí­a en España 1,8 millones de hogares en los que todos los miembros estaban sin empleo, y de ellos, un millón no contaba con ninguna ayuda económica.

¿Quíé papel juegan los salarios en este contexto? La OIT –que reúne a los sindicatos, los empresarios y los Gobiernos– recuerda que los salarios nominales (con inflación) han disminuido en España desde 2012, lo que indica “una caí­da incluso mayor en tíérminos reales”. Igualmente, asegura, los salarios mí­nimos han permanecido estables desde entonces, lo que ha supuesto “píérdidas en el poder adquisitivo de la población”. Hasta el extremo de que los trabajadores con un salario mí­nimo “o incluso menor” han pasado del 8,9% en 2008 al 11,3% en 2011. Esta tendencia, asegura la OIT, afecta especialmente a las mujeres, cuya participación en esta categorí­a en 2011 era del 16,4%. Además, los salarios del sector público tambiíén se han reducido.

¿Nuevos recortes salariales?
A partir de estos datos, la organización llega a una conclusión: “No hay motivos económicos claros que justifiquen estas nuevas reducciones en los ingresos laborales”. De hecho, sostiene, la competitividad en costes ha sido “ampliamente restaurada” y, por lo tanto, “nuevos recortes salariales socavarí­an la demanda interna por encima de cualquier beneficio que pudiese surgir en tíérminos de aumento de las exportaciones”.

La OIT no habla de subir los salarios de forma generalizada, sino de agotar todo el margen que permitan los incrementos de productividad en las empresas. En su opinión, no hay razones para culpar a los salarios de la píérdida de competitividad registrada en los años inmediatamente anteriores a la crisis. Y tampoco a “ineficiencias institucionales” del mercado de trabajo o a un “aumento desproporcionado del poder de negociación de los trabajadores”, sino a la apreciación general del euro y a los desequilibrios macroeconómicos especí­ficos del paí­s. En España, recuerda la OIT, el crecimiento de los salarios reales fue negativo entre 2000 y 2007, equivalente a un -0,9% frente al promedio de la UE-17 del -0,6%.

¿Y en quíé sectores han subido menos los salarios? Según los datos de la OIT, el recorte ha sido especialmente intenso en el sector servicios debido a su mayor exposición internacional (turismo, servicios de tecnologí­as de la información, entre otros) y en el sector público. En tíérminos reales, sólo se ha registrado un crecimiento positivo de los salarios en las industrias extractiva y elíéctrica y (si bien mí­nimo), además del sector de las artes y los espectáculos. En cambio, los trabajadores de los sectores restantes han experimentado una “contracción” de los salarios reales.

Como corolario a sus análisis, la OIT asegura que “las condiciones de vida se han deteriorado y prevalecen los determinantes estructurales de los desequilibrios competitivos, lo que limita el ritmo de la recuperación y hace peligrar la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo”. Esto lo achaca a las “carencias” del mercado crediticio español, que obstaculiza la inversión y el empleo, y al entorno empresarial, poco favorable, que frena el dinamismo y el potencial competitivo del mercado de productos.