La industria recalca la importancia de que la sociedad española se conciencie de que nuestra futura pensión pasa por ser más 'hormiga' y menos 'cigarra'.
Ahorrar con vistas a complementar la pensión pública del futuro es un mantra que aún está lejos de interiorizarse en la sociedad española. Aproximadamente, sólo el 12 por ciento de lo que ahorran los españoles se destina a productos específicos a este fin, frente al 70 por ciento de países como Holanda. Bajo este contexto, elEconomista ha celebrado, con el patrocinio de Banco Sabadell, un observatorio titulado "Cómo crear en España la Cuenta Jubilación", en el que la primera conclusión es que todo el mundo debería destinar, como mínimo, un 5 por ciento de sus ingresos anuales a vehículos de ahorro pensados para la jubilación. Pero, ¿a cuáles?
Cambiar el ADN de los españoles no es fácil. "Compartir junto al Estado la necesidad de financiar las pensiones es algo que no entraba en los planes y que, progresivamente, en los últimos cinco años, va calando", señala Manuel ílvarez, director del observatorio de Caser. En opinión de Juan Luis Alonso, senior associate de Mercer, la explicación se encuentra en que España es "un país más cigarra que hormiga. Falta un sustrato cultural que piense en el mañana".
El primer objetivo es, por tanto, concienciar a la sociedad de esta nueva necesidad. ¿Cómo? Para Silvia ívila, directora de bancaseguros de Banca Sabadell, una buena forma de empezar a mentalizarse es "destinar, por ejemplo, el 5 por ciento de la retribución anual para la jubilación. Si no se ha hecho así desde el principio, deberá realizarse un mayor esfuerzo en los últimos años".
Sin embargo, aportaciones del 5 por ciento dejan de ser válidas cuando el poder adquisitivo es mayor. Entonces, "lo mejor es enfocar el ahorro desde la óptica de la planificación financiera", explica Almudena de Arteche, directora tíécnica de la unidad de vida de Mapfre. Es decir, "ver cuál es la pensión estimada hoy y establecer el poder adquisitivo que se quiere al terminar la vida laboral. Así se puede saber el capital que debería haber acumulado", añade.
La misma apreciación es compartida en Caser, donde aseguran que a pesar de que el 5 por ciento es una buena referencia para empezar, "no es válida para la gente que gane más de 40.000 euros anuales. Y tampoco es aplicable a los autónomos, que suelen cotizar más bajo", apunta ílvarez. Antes de eso, incluso, es preciso cimentar otras bases. "Para concienciar es necesario usar transparencia, de modo que se explique de forma sencilla a la gente cuál es el problema", señala Almudena de Arteche, de Mapfre. Pero se pueden hacer más cosas, desde Caser identifican tres. "A largo plazo es necesaria una mayor educación. A medio, generalizar la previsión social. Y a corto, el aspecto fiscal es relevante", explica ílvarez.
Lo que no es útil a la hora de conseguir que se empiece a ahorrar "es emplear el miedo, utilizando el argumento de que el fondo de la Seguridad Social tiene un límite", opina Juan Luis Alonso, de Mercer. A pesar de que según los cálculos de Caser queden unos cuatro años de reservas del fondo, en el supuesto de que la situación económica no mejore.
¿Un sistema mixto es la solución?
Precisamente, una alternativa para evitar que toda la responsabilidad recaiga sobre el cliente sería la puesta en marcha de un sistema mixto de previsión social, en el que la empresa destine una parte del ahorro a la jubilación del empleado. "Es una forma de extender la previsión social a todas las capas poblacionales", apuntan en Caser.
No obstante, a pesar de que es el vehículo perfecto para muchos, existe una contradicción que hace difícil su implementación en España. "Al no contar con una valoración excesivamente positiva de los trabajadores, las empresas lo acaban viendo como un coste y eso provoca que motu proprio en las pymes no se creen los planes de empresa que sí tienen, sin embargo, las grandes y las multinacionales", asegura Silvia ívila.
Fuera de España, hay muchos ejemplos: Alemania, Dinamarca, Suecia, Holanda y Reino Unido. "En Holanda, tras la Segunda Guerra Mundial, las empresas se dieron cuenta que debían crear sistemas de previsión social", apunta ílvarez. Sin embargo, en opinión de Juan Luis Alonso "con las últimas medidas del Gobierno, hemos vuelto a la casilla de salida al poner en duda los sistemas de previsión con la reducción de las aportaciones". Y con ello, "es posible que haya gente que con una aportación máxima de 8.000 euros se le quede corto el plan de jubilación", afirman en Caser.
Cómo sería la cuenta jubilación ideal
La alternativa de ahorro perfecta para complementar la cada vez más menguada pensión pública sería la cuenta jubilación. Un sistema similar al que hay en otros países del mundo, donde se pudiera traspasar todo tipo de activos, trasvasar las rentabilidades de los productos que tuvieran el mismo funcionamiento de los fondos de inversión, ventanas de liquidez? etc. Para Manuel ílvarez, director de observatorio de Caser, "la idea es buena, pero concretarla es complicado".
Y en ese sentido, todavía faltan por acotar muchos aspectos de cómo sería el vehículo idóneo. Almudena de Arteche, de Mapfre, asegura que lo más importante es que en ella sólo se incluyan productos financieros. Silvia ívila, directora de Bancaseguros de Banco Sabadell, va más allá: "Las premisas de un buen plan de jubilación serían tres: en primer lugar, debería permitir la diversificación. En segundo lugar, debería ser transparente y para eso es necesario simplicidad, ya que si se trata de un instrumento financiero muy sofisticado, es más difícil de entender tanto el riesgo asumido como la rentabilidad esperada. Y por último, debería fomentar la competencia", acota.
Ahora bien, "el problema de incluir distintos productos es la fiscalidad, porque no son iguales", apostilla Juan Luis Alonso, senior associate de Mercer. Y eso es algo en lo que parecen coincidir todos.
En línea con ello, el Gobierno presentó hace unos meses el Plan Ahorro 5. Una opción que, sin embargo, se ha quedado corta para los expertos. La primera crítica es su nombre: "No síé a quiíén se le ocurrió poner 5 años y largo plazo en el mismo contexto", sostiene Manuel ílvarez, de Caser. Tampoco entienden la garantía del 85 por ciento del capital que ofrece este producto: "Es incoherente, porque ya existen las cuentas bancarias que se supone que preservan el capital", añade Manuel ílvarez.
Entonces, ¿a quíé obedece el lanzamiento de este nuevo instrumento de ahorro? "No síé muy bien quiíén, pero alguien aprovechará una especie de márketing porque se vende bien lo de ahorre usted sin pagar impuestos...", conluye ílvarez. Pese a todo, prevíén que la existencia de ventanas de liquidez a los 10 años pueda renovar el gusto del ahorrador por los planes de pensiones.
En ese sentido, Juan Luis Alonso, de Mercer, sugiere: "Tenemos el ejemplo de las EPSV en el País Vasco, con las que el Gobierno consigue ahorrar mucho. Podría ser un aliciente para que la gente lo vea más atractivo", apostilla.
No todo son críticas a las novedades introducidas por el Gobierno. "Algo positivo, de cara a las personas jubiladas, es la transformación del ahorro inmobiliario en una renta vitalicia, con la exención en los rendimientos generados hasta 240.000 euros", explica Almudena de Arteche, de Mapfre.
La importancia de la gestión
Aún así, hasta el momento, el abanico de productos pensados para el ahorro de la jubilación se limita -además del nuevo Plan Ahorro 5- a seguros financieros, Unit Linked, PPA's, Pias o planes de pensiones. Y el debate sobre la utilidad de estos últimos, tanto por la gestión que requieren como por las comisiones que aplican en relación a las rentabilidades obtenidas, es recurrente. "Su gestión podría ser un poco más activa", señalan en Mercer. Lo que cobra aún más importancia, si cabe, en un entorno como el actual, donde conseguir rentabilidad sin riesgo es cada vez más difícil.
Los planes de pensiones más conservadores encontrarán un nuevo obstáculo en la evolución de la renta fija, donde la expectativa de rentabilidad de una cesta de bonos europeos es del 1 por ciento para 2015. Es por ello que, probablemente, "ahora se vayan a imponer mucho más los planes de renta fija mixta, donde exista una mayor participación de la renta variable. Siempre intentando trasladar al cliente cuál es el riesgo que asume", explica Silvia ívila, de Banco Sabadell.