Es una de las operaciones más esperadas dentro del mercado de oficinas: la venta del número 26 de la madrileña calle de Ríos Rosas, famoso por haber sido en el pasado sede de Telefónica. De hecho, la operadora continúa ocupando algunas plantas, un elemento que tambiíén jugará su papel en este nuevo cambio de manos que ultima ING.
Varias fuentes conocedoras del proceso han confirmado a El Confidencial que la entidad perfila el cuadernillo de venta de un inmueble que están esperando como agua de mayo varios inversores inmobiliarios, desde fondos especializados hasta family offices, convencidos de que se trata de un jugoso activo con grandes oportunidades en el segmento del alquiler de oficinas.
Con una superficie de 35.000 metros cuadrados y ubicado en el castizo barrio de Chamberí, en contra del inmueble juega que el comprador deberá llevar a cabo una importante remodelación, según confirman las mismas fuentes, lo que presionará a la baja el importe de las ofertas.
Desde ING descartan hacer comentarios sobre esta operación. El banco holandíés lidera a las entidades acreedoras que financiaron a Nozar la adquisición de este edificio en 2007 por 213 millones de euros al fondo Peabody.
Este vehículo de inversión, controlado por JP Morgan y Connor Capital Parteners, se lo había comprado tres años antes, a principios de 2004, a Telefónica por 111 millones de euros, todo un pelotazo, ya que con el pase al quebrado grupo de la familia Nozaleda logró unas plusvalías de 100 millones de euros en poco tiempo.
A falta de conocer los detalles del cuadernillo de venta, se espera que el importe se aproxime más a la valoración de hace una díécada.
Críédito fallido
ING encabezaba a las compañías que financiaron a NZ Patrimonio, filial de Nozar, la compra del inmueble de Ríos Rosas. Pero, como el resto del otrora imperio de los Nozaleda, la sociedad terminó declarándose en concurso en abril de 2010 y los diferentes acreedores han ido cobrándose sus deudas en la medida de lo posible.
Desde prácticamente el principio, el quebrado grupo tuvo problemas para hacer frente a sus compromisos financieros en esta operación, otro ejemplo de los excesos de la burbuja, como demuestra el hecho de que pidiera un críédito de 24 millones de euros a Royal Bank of Scotland e ING para hacer frente al IVA de la compra de Ríos Rosas, críédito que Nozar respaldó solidariamente.
Además de haber sido sede de Telefónica, este inmueble forma tristemente parte de la historia de Madrid por haber sufrido una atentado de ETA. Fue en el año 1982, cuando el grupo terrorista hizo estallar seis bombas, cargadas con 170 kilos de explosivos, que dejó inoperativas 20.000 líneas y cerca de 700.000 telíéfonos.