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Autor Tema: Pablo Iglesias apuesta su liderazgo al todo o nada, alejándose de la filosofí­a  (Leído 85 veces)

Eguzki

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Podemos no es el 15M. Sus fundadores y promotores siempre lo afirmaron así­, aunque reconociíéndose como herederos de la filosofí­a quincemayista. Sin pretender entrar en profundidad sobre este debate recurrente entre sus militantes, al menos en lo que se refiere al concepto central de liderazgo, Podemos está en las antí­podas del movimiento 15M, como ha quedado demostrado en la asamblea 'Sí­ Se Puede', celebrada este fin de semana en el madrileño Palacio Vistalegre. Pablo Iglesias decidió apostar al todo o nada: o estructurar un partido bajo la figura de un secretario general, que serí­a íél, o dar un paso atrás en la organización si sale adelante la propuesta alternativa, que propone una portavocí­a plural y una estructura organizativa más asamblearia.

El liderazgo unipersonal que defendió Iglesias durante el congreso fundacional ante 8.000 afiliados (y otros 150.000 que siguieron el encuentro por internet) no es la única diferencia de calado con las bases más activas del partido, vinculadas al movimiento 15M. El documento alternativo Sumando Podemos, que aglutina a las principales corrientes del partido, propone un modelo organizativo que, según el europarlamentario Pablo Echenique, es el que mejor representa la filosofí­a fundacional del partido (esa sí­, heredera del 15M), basada en “la pluralidad de ideas y la democracia deliberativa”.
La disyuntiva planteada ahora a los 132.000 afiliados de la formación pasa por elegir entre una estructura al uso de los actuales partidos, monolí­deres, y otra más dinámica y asamblearia. Jerarquí­a contra horizontalidad o, si se prefiere, viejas formas contra nuevas. El modelo propuesto desde la promotora (Iglesias, Juan Carlos Monedero, íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre) se inclina por organizar el partido de forma cupular, siendo pilotado por un núcleo de entre 10 y 15 personas (consejo de coordinación, que nombra el secretario general) y un único portavoz, que en última instancia serí­a el máximo lí­der de la formación. Nada más lejos de la filosofí­a del 15M. Las bases más activas, en cambio, prefieren empujar hacia la descentralización de los poderes ejecutivos para que los cí­rculos tengan más capacidad de proposición y decisión.

Hasta el próximo lunes dí­a 27 no se conocerá cuál de las dos corrientes se impondrá, pero a decir por las escenas reproducidas este fin de semana el resultado parece claro: Iglesias es un lí­der natural y la mayorí­a de la militancia está con íél, impresión que los propios autores del documento alternativo manifestaron durante una de sus intervenciones. El aplausómetro es una herramienta a tener en cuenta (del que, por cierto, en las asambleas que se veí­an en las plazas, se censuraba el aplauso ensordecedor en favor del aplauso mudo), pero no la única.
La presencia mediática ha construido figuras públicas ante las que poco pueden hacer los militantes más anónimos. Los nombres, tambiíén en Podemos, pueden imponerse sobre las ideas. Además, la presencia de mayorí­as silenciosas, sin tiempo ni experiencia polí­tica para poder participar más activamente, tampoco es ajena a la formación. “En las elecciones se puso mi cara en las papeletas y eso no me gustó, pero fue lo que permitió que, en lugar de conseguir un eurodiputado, consiguiíésemos cinco”, manifestó Iglesias durante la primera jornada. Pues eso, mayorí­as silenciosas.
La disyuntiva de la militancia (activa y pasiva)

De lo que no quedan dudas, al menos hacia quien observe desde el exterior, es de la imagen de democracia interna, debate y participación que ha ofrecido Podemos, unas máximas para las que están sirviendo como caballo de batalla las herramientas telemáticas. Opinar, votar y consensuar a golpe de clic, gracias a aplicaciones como Loomio o Appgree, que permiten ensayar una suerte de democracia directa mediante el uso de las nuevas tecnologí­as. Algunos afiliados vienen utilizándolas desde hace tiempo para construir propuestas de forma colectiva y votar decisiones de manera instantánea. El foro de discusión Plaza Podemos en Reddit ha sido otro de los espacios telemáticos que ha facilitado la discusión y el filtro sobre los más de 200 borradores que se presentaron al inicio de este proceso asambleario.
La experimentación es constante en el seno de la formación, que no la improvisación. Sus modelos organizativos sólo se habí­an ensayado a pequeña escala y nunca habí­an tratado de reproducirse en una formación que ya suma 132.000 afiliados, y subiendo. Pocas organizaciones pueden reivindicar un ascenso tan rápido, tanto cuantitativo como cualitativo, como es el caso de Podemos. “Esto se estudiará en las facultades de Ciencias Polí­ticas”, suele jactarse Iglesias. Sin embargo, todo tiene sus riesgos, y la ilusión que despierta este partido, como señalan las encuestas, puede convertirse en decepción para quienes no se sientan integrados. Un escenario para el que seguro que la cúpula tiene un plan B: “Al que hable de división le va a sorprender lo que pasará el dí­a 28 de octubre cuando presentemos las candidaturas”, coincidieron en advertir Iglesias y Bescansa en sus intervenciones durante el congreso.

Lo de este fin de semana ha sido tan sólo una de las fases de la asamblea Sí­ Se Puede, aunque quizá la que mejor retrate el sentir de la militancia, el devenir discursivo y estratíégico del partido de cara al ciclo electoral que se abre en 2015, el juego de poderes o los liderazgos que ya están surgiendo en todo el territorio. Daniel Ripa en Asturias, Diego Pacheco en Castilla La-Mancha o Ví­ctor Garcí­a en Cataluña son sólo algunos de ellos. El capital humano de Podemos no es baladí­. Un banco de talentos, como ellos lo llaman. Conservarlo o desprenderse de íél para tripular el barco en un mar calmo, sin olas que lo desestabilicen, pero sin viento que lo impulse, depende ahora de lo que decida el equipo de Iglesias. “Hoy nace una nueva fuerza polí­tica para cambiar el paí­s”, arengó Iglesias como frase final para cerrar el acto en Vistalegre. Todo está por ver.