Iberia Express, la filial de bajo coste de Iberia dedicada a realizar vuelos de corto radio, disparó el año pasado sus ventas. Facturó en total 316,2 millones de euros, frente a los 166,8 millones del ejercicio anterior. Su resultado de explotación subió de 1,2 a 14,3 millones de euros y cosecharon un beneficio neto de 9,7 millones de euros, frante a los 759.680 euros que había ganado el ejercicio anterior.
La compañía, parte del conglomerado IAG junto a Iberia, British Airways y Vueling, cuenta actualmente con 15 aviones, todos del modelo A320 y en ríégimen de arrendamiento. La rentabilidad llega gracias al aumento de sus pasajeros. El pasado año, según consta en las cuentas entregadas al Registro Mercantil, transportó 3,2 millones de viajeros, un 47% más que el ejercicio anterior. Operó 26.156 vuelos, el 49% más. La mejora del negocio de la aerolínea llega por la mayor actividad y en menor medida, por una cuestión de tiempo, ya que en 2013 tuvo actividad todo el año, mientras que el ejercicio anterior, solo desde marzo. Además, su primer año de vida fue más conflictivo, ante las protestas por parte del personal de la matriz por la creación de la filial.
El conflicto laboral de Iberia Express no quedó zanjado hasta febrero de este año, gracias a un acuerdo de productividad alcanzado entre las partes que permitirá el desarrollo de la low cost al prever unas condiciones laborales propias para poder competir con rivales como Ryanair y Easyjet.
Aun así, la actividad en 2013 fue ya mayor que el ejercicio anterior, cuando se sucedieron las huelgas y los conflictos. Iberia Express fue creada en 2011. Su nacimiento generó varias jornadas de huelga por parte del sindicato de pilotos Sepla, y supuso la cancelación de cientos de vuelos. Para resolver el conflicto, el Gobierno designó un mediador entre las partes, Jaime Montalvo, cuyo primer laudo, de mayo de 2012, fue anulado por la Audiencia Nacional al no haberse escuchado a Iberia Express, decisión que fue recurrida en casación ante el Tribunal Supremo. En diciembre de 2012 el mediador dictó un segundo laudo, que fue recurrido por Iberia y su filial. Y en marzo de 2013, la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional rechazó anularlo. Finalmente en abril de 2014 el Tribunal Supremo anuló los dos laudos de mayo y diciembre de 2012, pero el acuerdo estaba zanjado por la vía del pacto desde febrero.