El análisis de la calidad de los balances de los bancos españoles llevado a cabo por el Banco Central Europeo (BCE) evidencia un díéficit de provisiones que se concentra de manera significativa en el epígrafe de críéditos a grandes empresas. En concreto, 1.747 millones de euros para las 15 entidades españolas analizadas, el 25% del impacto total detectado en el conjunto del sector bancario europeo.
Para llevar a cabo estos análisis, el BCE ha seleccionado carteras específicas sobre las que ha realizado una evaluación del nivel de provisiones efectuado a 31 de diciembre de 2013. Posteriormente ha extrapolado los resultados obtenidos al conjunto del balance de cada banco (los denominados Activos Ponderados por Riesgo APR) y en último lugar ha incluido ajustes adicionales por la reclasificación de estas carteras.
Fuentes del sector explican que este último procedimiento ha perjudicado de manera especial a los bancos españoles. La homogeneización de los criterios para todos los países de la Eurozona ha obligado a los bancos españoles a incluir provisiones «colectivas», que cubren las píérdidas que podrían llegar a producirse en un críédito que actualmente está al corriente de pago.
Gran parte de estas correcciones apuntadas por el supervisor europeo se concentran en los críéditos a las grandes empresas y refleja de alguna manera la preocupación porque estas compañías puedan en algún momento incurrir en impago. BBVA, con 493 millones de euros, y Popular, con 374, son las dos entidades que han sufrido un mayor ajuste en este epígrafe, que incluye tambiíén operaciones de proyect finance, como críéditos concedidos a las autopistas o al sector de las energías renovables.
El mayor impacto en el capital de los ajustes realizados en este ejercicio de análisis lo ha sufrido Liberbank, con 90 puntos básicos equivalentes a 145 millones de euros. En tíérminos nominales, BBVA sufre el mayor efecto, por importe de 675 millones de euros.
Otro dato destacado es la morosidad detectada en las carteras analizadas, del 20,86% en la media del sector español. En cualquier caso fuentes cercanas al proceso de evaluación recuerdan que estas ratios no pueden extrapolarse al conjunto del balance de un banco, como bien queda demostrado en la morosidad final de cada banco cuando se mide en relación al total de su cartera crediticia. Tambiíén hay que tener en cuenta que los díéficit de provisiones detectados en una cartera no se compensan con los superávits que pueda existir en otra. El BCE ha optado por esta metodología conservadora para dar más rigurosidad al ejercicio.
Junto a la evaluación de los activos, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha conducido un ejercicio de resistencia sobre dos escenarios diferentes. En el adverso, que prevíé una tercera recesión en la zona euro, todos los bancos españoles incurren en píérdidas en, al menos, uno de los años analizados (2014, 2015 y 2016). Sin embargo, el deterioro de la cartera crediticia se va aminorando respecto a su estado en 2013, incluso asumiendo el peor de los escenarios.