El real brasileño marcó ayer un mínimo de nueve años y las acciones se desplomaron, por la reacción de preocupación de los inversores a la reelección de la presidenta de centro izquierda del país, Dilma Rousseff, en unos comicios que dividieron al país entre ricos y pobres.
El real cotizaba a 2,5330 frente al dólar, lo que supone una devaluación del 2,3%, mientras que el índice bursátil de referencia Ibovespa caía un 3,70% a media tarde, liderado por las acciones de la petrolera estatal Petrobras, que se desplomaban un 12,5%. «Se cierne una seria sombra sobre Brasil, y es la posibilidad de una rebaja del ráting crediticio, así que ella [Rousseff] tiene que actuar muy deprisa», advierte Andre Guilherme Pereira Perfeito, del bróker Gradual Investimentos en Sí£o Paulo. Rousseff ganó las elecciones más disputadas de Brasil de la historia reciente por unos 3 puntos porcentuales con casi el 52% de los votos frente a su rival Aíécio Neves del partido de la oposición PSDB, que es más favorable a las empresas, apelando sobre todo a los pobres y a la clase media-baja del país. Los inversores se preparan para otros cuatro años de gobierno de Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT) de centro-izquierda, cuyas políticas intervencionistas para controlar los precios son consideradas en parte las responsables de borrar un 50% del valor de la Bolsa en tíérminos del dólar desde que asumió el cargo en 2011, y de llevar a la economía a registrar su tasa media de crecimiento más baja desde comienzos de la díécada de 1990. Las agencias de calificación han indicado que rebajarán el ráting de Brasil si no puede mejorar el crecimiento. La economía entró en una recesión tíécnica en la primera mitad del año. La única concesión de Rousseff a los inversores durante la campaña fue la promesa de destituir a su ministro de Finanzas Guido Mantega cuando venza su primer mandato este año, pero no ha indicado un sustituto. Mantega ha recibido las críticas de los economistas por no cumplir las promesas de crecimiento económico realizadas por el Gobierno. «Teniendo en cuenta el díébil estado de la economía y el sentimiento negativo entre las empresas y los inversores, Dilma debería anunciar, lo más rápido posible, los nombres de su equipo económico para calmar a los mercados», señala Luciano Rostagno, jefe de estrategia de Banco Mizuho do Brasil. Tanto ella como su predecesor y mentor Luiz Inácio Lula da Silva retrataron a Neves como un rico playboy que terminaría con el sistema de bienestar social –acusaciones negadas por el líder de la oposición– y adoptaron una retórica anti mercado durante la campaña. Los analistas advirtieron de que sólo un nombramiento favorable para las empresas seguido de acciones creíbles para reforzar las cuentas fiscales y controlar la inflación calmaría a los mercados financieros. Se considera que Rousseff es la verdadera responsable política de los problemas económicos. Su Gobierno ha sido acusado de intervenir para controlar la divisa, los precios de los carburantes y de la energía, y según algunos críticos, los tipos de interíés. Aunque mantuvo la tasa de desempleo en mínimos históricos utilizando medidas de estímulo presupuestario, el índice Bovespa es uno de los selectivos que peor se ha comportado en todo el mundo desde que asumió el cargo. Sólo Chipre, Kazajistán y Ucrania han arrojado peores resultados, de acuerdo con Bloomberg. El real se depreció un 33% frente al dólar y Petrobras, la compañía más importante de Brasil, perdió un 40% de su valor de mercado y se convirtió en el foco de un caso de corrupción en el que la coalición de Gobierno de Rousseff está acusada de recibir sobornos que ascienden al 3% de todos los contratos. El PT niega la acusación. Mantega negó que las turbulencias del mercado guardasen relación con las elecciones en Brasil. «Todos los mercados caen hoy. No diríé que esto se deba al proceso electoral en Brasil, aún no tenemos esa clase de poder», sentenció. Explicó que hubo cierta volatilidad especulativa durante las elecciones, pero predijo que íésta desaparecería ahora que han pasado las elecciones. «Ahora presenciaremos el final de la pasión y la vuelta a la cordura», dijo a los periodistas. El ministro de Finanzas indicó que el producto interior bruto se está recuperando. Por su parte, su segundo al mando, Paulo Caffarelli, apuntó que el Gobierno anunciaría más medidas de estímulo para la industria.