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Arte Zahorí­

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Scientia:
 


El arte moderno de los zahorí­es.

Historia e investigación actual.

El ¨ Arte Zahorí­ Â¨, tambiíén conocido como Geomancia Druí­dica, es un arte energíético que armoniza energí­as de la tierra y del cielo, facilitando el desarrollo espiritual y la regeneración del ser humano.
Está basado en la idea de que cada espacio, vivienda, lugar de trabajo, o ámbito con propósitos sagrados, tiene una constitución energíética particular fundamentada en la interacción de los siguientes aspectos:


A.- Influencias telúricas: La tierra es un organismo viviente que, como el cuerpo humano, tiene venas. Las venas de la tierra son principalmente fallas geológicas y corrientes subterráneas de agua, que llevan el magnetismo producido en el centro de la tierra por la fricción entre el núcleo interno y el magma. Se manifiestan como una resonancia que se muestra en la superficie de la tierra y afecta positiva o negativamente a quienes viven sobre ella.

B.- Influencias cósmicas: Se muestran como energí­as que provienen del cosmos y al descender sobre la Tierra crean diferentes tipos de redes geomagníéticas con sus propias resonancias (Peyre, Curry, Hartmann ...) que tambiíén afectan y dirigen corrientes en la superficie.

C.- Proporciones: Las proporciones y relaciones de disposición arquitectónica (paredes, entradas, ventanas...) aspectos funcionales de la casa o del lugar, son la llave para armonizar el flujo de la energí­a en un emplazamiento. No sólo son importantes las relaciones formales entre tamaños, volúmenes y dimensiones, sino tambiíén el ví­nculo que las relaciona con el lugar geográfico de su emplazamiento ( longitud y latitud ) y con la manera de quedar reflejado en la naturaleza propia de la estructura misma.

D.- Ondas de forma y frecuencias vibracionales de objetos: Cada objeto tiene una forma y una frecuencia vibracional, es decir, toda forma transmite cierta cualidad del ser, en relación con el material, proporciones, orientación, intención con que fue creado, etc.... El resultado es que cada objeto proyecta un caudal de información, que se difunde por el espacio con más o menos intensidad dependiendo no sólo del objeto, sino principalmente de la ubicación del mismo en relación con las influencias cosmotelúricas.

La cosmogoní­a de las antiguas culturas, taoí­stas de China, sintoí­stas de Japón, mayas, aztecas, incas...de Amíérica, druidas y zahorí­es de Europa, tení­an en común muchos puntos. Todas ellas poní­an especial atención en la comunión de cielo y tierra y por consiguiente del individuo con el espacio.

Estas culturas fundamentaron su ciencia en el desarrollo de la percepción como medio para discernir las caracterí­sticas del entorno y los elementos que lo constituyen. Ayudándose a veces de herramientas simples, como varas de olivo o avellano, pero usando principalmente el cuerpo como unidad perceptiva de una manera directa y tremendamente eficaz, pudieron determinar factores como son la intensidad, la dirección, la profundidad, la salubridad del agua y sobre todo hallaron pautas de cómo armonizar y extraer el mayor provecho de todos esto factores, consiguiendo resultados más precisos, sofisticados y duraderos que los de nuestra sociedad actual aun disponiendo de las últimas tecnologí­as, a la hora de discernir cuál serí­a la ubicación óptima de una vivienda, un templo o toda una ciudad. La mayorí­a de las veces esta elección comenzaba por situar un punto de agua, alrededor del cual se articulaba la vida. De hecho íése fue el cometido primitivo de los zahorí­es ...

La íépoca dorada de los constructores de megalitos se sitúa hace 3000 a 5000 años, aunque estudios recientes la fijan entre los 10.000 y los 15.000 años. Bajo estas premisas, las pirámides de Egipto y los megalitos de Europa serí­an coetáneos y plasmarí­an conceptos similares a la hora de su construcción, como pueden ser relaciones equinocciales y solsticiales, la orientación con respecto a determinadas constelaciones, relaciones matemáticas y geomíétricas, estructuras telúricas, materiales empleados, etc...

Sus obras, que reflejan un profundo conocimiento, creaban un complejo entramado energíético que uní­a cielo y tierra armonizándolos, y por extensión armonizando y sanando a los seres que allí­ habitaban. Para ello utilizaban el arte de las piedras, (dólmenes, menhires, crómlechs, túmulos), memorias del agua, relaciones y proporciones geomíétricas. En recientes estudios sobre dichas memorias ( el japoníés Masura Moto, doctor en medicina natural, y Peter Ferreira, biofí­sico alemán) demuestran y determinan cómo afectar la estructura interna del agua y cómo íésta interactúa con nosotros.

Arte Zahorí­. Ayer y Hoy.
por Juan Sáez.


Scientia:
Sensibilidad y disciplina:

El Arte Zahorí­ es una ví­a, un ¨ Do ¨, ya que el desarrollar la percepción, nos posibilita el ¨ darnos cuenta ¨ permitiíéndonos ser más conscientes, lo que nos da seguridad personal al confiar en nuestras sensaciones, nos ayuda a abrir nuestra intuición, ese sexto sentido "tan irracional", pero tan inmediato y esclarecedor. Tambiíén conseguimos un punto de desapego, al discriminar entre nosotros y lo que percibimos, pudiendo pasar de estar forzados por las circunstancias a ser observadores.

Todo esto nos lleva a adquirir mayores cotas de sensibilidad y de la misma manera que nuestros ancestros, nos acerca al espí­ritu ayudándonos a indagar en nuestro interior, dándonos pistas para la armoní­a interna y externa, refinándonos.

De esta manera podemos entender, casi haciendo nuestro, el famoso acrónimo de los alquimistas: V.I.T.R.I.O.L (Visita Interiora Tíérrae, Recapacitandoque Invenies Occultum Lapidem) Visita el interior de la tierra (de ti mismo) y rectificando hallarás la piedra filosofal, (es decir tu esencia).
Aparte de los aspectos pragmáticos, el Arte Zahorí­ fue un arte sagrado porque permitió a nuestros ancestros acceder a profundos niveles del conocimiento, donde espí­ritu y materia entraban en comunión. Los Primitivos conocedores, sus sucesores los druidas y posteriormente los maestros de obra, construyeron templos de toda í­ndole y durante la edad media, iglesias y catedrales.
Fue su percepción del universo basada en la intuición, sensación, experiencia, conocimiento directo y gran capacidad de auto análisis, la que les llevó a acceder a estos niveles esotíéricos.

Hasta comienzos de siglo en muchos lugares de Europa, India, China... fue trabajo de los zahorí­es encontrar agua, y decidir dónde serí­an emplazados los edificios. Hoy el arte casi se ha perdido, los que quieren optimizar su bienestar buscan un Zahorí­ - Geobiólogo , que en muchos casos puede ser un arquitecto o un ¨ Maestro de obra ¨, para diseñar, construir para redistribuir sus casas de una forma totalmente consciente, según los principios del Arte Zahorí­.

En los últimos 150 años, muchos cientí­ficos, doctores y fí­sicos, han explorado las influencias del entorno en los seres humanos. Durante el siglo XX se realizaron estudios sobre las alteraciones del ritmo cardí­aco en niños con cardiopatí­as que viví­an en una zona neutra o en zona afectada por corrientes subterráneas (Dr. Beck míédico jefe de la clí­nica infantil de Bayreuth, 1957 Alemania), constatando aumentos de hasta el 50% de la frecuencia cardí­aca, y tambiíén estudios sobre los efectos de zonas geopatógenas en el sistema endocrino ( Robert Endros fí­sico alemán), el instituto Hartmann advierte que el 70% de las enfermedades investigadas son de origen geopático, como resultado de desequilibrios cosmotelúricos.

Ahora tenemos la ocasión de probar cientí­ficamente lo que los antiguos druidas de Europa ya conocieron hace miles de años: fallas geológicas, venas de agua, pozos cubiertos, redes geobiológicas activas... afectan la salud de quien vive, trabaja o pasa un tiempo considerable sobre ellas. El efecto de esos aspectos del subsuelo provocan enfermedades como el sí­ndrome de fatiga crónica, leucemia o cáncer. Estos efectos se pueden aplicar por extensión a plantas o animales.

Scientia:
Mí‰TODOS DE DIAGNOSIS Y ARMONIZACIí“N.

La metodologí­a del arte zahorí­ se divide en tres partes:

A.- La primera consiste en la detección usando varillas, píéndulo y principalmente el propio cuerpo como antena. Es el paso preliminar donde los practicantes usan el cuerpo como receptor sensitivo, "escaneando" el lugar para reconocer diferentes componentes energíéticos del entorno y del subsuelo. Para usar el cuerpo como antena el practicante precisa distinguir las variaciones de la vibración, su procedencia, profundidad de los elementos que las producen (sin ayuda de tecnologí­a). Normalmente el enfoque sistemático en los diferentes tipos de vibración, aguas, fallas secas o húmedas, redes Hartamann, Curry, Peyríé, chimeneas cosmotelúricas, etc.. permite discernir las caracterí­sticas del lugar. Con esta información se diagnostica el origen u orí­genes de la desarmoní­a, poniendo remedio en conjunto o por separado, o se reconoce el aspecto beníéfico de las influencias del lugar. En este primer nivel, herramientas como el píéndulo y las varillas son usadas a veces, pero básicamente la herramienta del zahorí­ es su propio cuerpo. Las otras herramientas son usadas como ayuda para amplificar las sensaciones captadas por el propio cuerpo.

Scientia:
B.- Una vez se tiene una comprensión de la estructura energíética del lugar en un nivel básico, la segunda parte comienza con el estudio de las ondas de forma del lugar, como dijimos anteriormente: toda forma transmite cierta cualidad del ser. La comprensión de la influencia individual de cada objeto del entorno y cómo participa en la energí­a total resultante, permite al practicante entender la complejidad energíética de una casa, un hábitat o lugar para determinar quíé míétodo será el más adecuado para conseguir un equilibrio. Esta comprensión está basada en la geometrí­a natural, cuya armoní­a destaca, como ejemplo de combinaciones, en los rosetones de las iglesias y catedrales, en los sólidos platónicos, los yantras y las proporciones áuricas.

Scientia:
C.- La tercera parte consiste en aplicar míétodos de armonización. El Arte Zahorí­ usa diferentes tíécnicas para armonizar. La más antigua y probablemente mejor conocida es la del arte de las piedras. Este arte de las piedras fue el practicado por los constructores de megalitos y por los druidas de la antigí¼edad. Incluí­a la construcción y emplazamiento de Menhires, Dólmenes, Cromlechs y Laberintos, así­ como la creación de jardines energíéticos y de espacios de alta frecuencia para la meditación. Otras tíécnicas usadas son la armonización con ondas de forma y tambiíén la proyección y la neutralización mediante diseños geomíétricos y trisqueles.

Los trisqueles no solamente permiten equilibrar un entorno, sino que además dinamizan aguas, alimentos, reestructuran los centros energíéticos de las personas (chacras), o se pueden utilizar para practicar la acupuntura sin agujas, etc...

En las más sofisticadas tíécnicas el practicante del Arte Zahorí­ no usa ninguna herramienta ni aparato, sino solamente su energí­a personal, su intención y decisión, en conjunción con las energí­as de la Tierra y del Cosmos. Esto posibilita el cortar redes patógenas, o crear redes de alta frecuencia, establecer columnas personales energíéticas...

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