Otoño de 2014? Olvídese. ¿Primavera de 2015? No cuente con ello. ¿Y otoño de 2015? Por ahora, ese es el consenso. Los mercados han tenido fechas de sobra para vaticinar la primera subida de tipos del Banco de Inglaterra pero cada vez que alguna de ellas se acerca, sucede algo que la aplaza. Ha vuelto a pasar este mes.
Los analistas y economistas de la City de Londres esperaban confiados una primera subida en la primavera del año que viene. La caída de los mercados globales a principios de octubre, junto con algunos datos económicos decepcionantes, ha supuesto que el calendario tenga que reestablecerse deprisa.
Lo que va a pasar en realidad es que los tipos de interíés británicos podrían no subir jamás del nivel de casi cero de los últimos años. Japón recortó sus tipos a esos niveles hace más de dos díécadas y todavía no está más cerca de una subida que a mediados de los noventa. Más tarde o temprano, se darán cuenta de que los tipos no van a subir, al menos durante la vida de casi todos los integrantes del mercado en la actualidad.
Calendario
El calendario del inicio de la subida de los tipos del Banco de Inglaterra a sus niveles normales es tan de fiar como un tren italiano. Cuando su gobernador Mark Carney llegó al Reino Unido desde Canadá, trajo consigo una política de orientación de futuro que ha querido dar a empresas y consumidores una idea más clara de adónde se dirigen los tipos de interíés. Estableció criterios como la bajada del paro o el aumento de los salarios reales que deberían cumplirse y, una vez alcanzados, los tipos volverían a subir.
Había mucho que decir al respecto. El 5 de marzo de 2009 el banco bajó los tipos de interíés hasta el 0,5%. En aquel momento se presentó como una medida "de urgencia", pensada para adaptarse a la recesión profunda que había conllevado el casi hundimiento del sistema financiero varios meses atrás. No se presentó como un tipo normal y es posible que, en su momento, muchos miembros del comitíé sobre política monetaria no lo consideraran así. Pensaban que los tipos seguirían a ese nivel durante uno o dos años y despuíés empezarían a subir hacia la normalidad.
El problema es que el momento idóneo no llega nunca. Pese a la fuerte señalización hasta la pasada primavera de que una subida del tipo era posible antes de finales de 2014, no ha sucedido. Para ser justos, hay muchas buenas razones para posponerla. Puede que el Reino Unido haya sido una de las economías desarrolladas con más crecimiento el año pasado pero ahora mismo todos los indicios apuntan a una ralentización.
Príéstamos detenidos
Los príéstamos hipotecarios se han detenido y sugieren que el pequeño auge de los precios de la vivienda está a punto de quedarse sin gas. El crecimiento del PIB se ha reducido al 0,7% en el tercer trimestre, frente al 0,9% del segundo. Las exportaciones a la eurozona en apuros no levantan cabeza. La inflación se ha hundido al 1,2%, muy por debajo del objetivo bancario del 2% y el Reino Unido está importando claramente la deflación de sus vecinos al otro lado del Canal de la Mancha.
La única cifra sólida ahora mismo es el crecimiento del empleo, una excelente noticia aunque dado que en su mayoría se trata de empleos mal pagados y los salarios reales siguen bajando, en realidad merece una celebración modesta. Con ese trasfondo, ha sido muy difícil defender una subida de los tipos este mes o incluso en la primavera del año que viene. No sorprende que el plan se haya desplazado hasta el próximo otoño.
¿Y quiíén dice que entonces será el momento idóneo? Un año es mucho tiempo. La eurozona podría atravesar otra crisis. El mercado bursátil podría hundirse. La recuperación estadounidense podría congelarse. Todo tipo de cosas podrían posponer una subida de tipos. Se podría aplazar hasta 2016. Y despuíés a 2017. ¿A quíé país le recuerda? A Japón, lógicamente. Allá por septiembre de 1995, Japón bajó sus tipos al 0,5% dentro de un paquete urgente de medidas para frenar su hundimiento en la deflación. Era el tipo más bajo de la historia japonesa. Desde entonces, no ha hecho más que bajar, aunque a esos niveles no importa mucho. Ya no hay ninguna sugerencia de que puedan volver a subir. ¿Por quíé iba a ser el Reino Unido distinto? Japón no planeó tener tipos de casi cero permanentemente pero su economía nunca fue lo suficiente sólida como para aguantar una subida.
Arraigo
Cinco años con los tipos a casi cero se están convirtiendo en seis y pronto podrían pasar a siete. Tarde o temprano se arraigan en el sistema. Casi todos los prestatarios habrán obtenido sus hipotecas a esos tipos muy bajos. Si empiezan a subir, estarán en graves apuros financieros. Las empresas e incluso el gobierno tambiíén se han acostumbrado a pagar muy pocos intereses.
Tengamos en cuenta que el Reino Unido es uno de los países más endeudados del mundo, con unas deudas corporativas, personales y estatales totales de más del 500% del PIB según los estudios de McKinsey. Sólo los japoneses deben más. El Reino Unido podría soportar probablemente alguna que otra subida menor de los tipos pero los niveles tan altos de deuda siempre significan que haya más defensores de aplazarla.
El Banco podría haber subido los tipos en primavera pero decidió no hacerlo. Había suficientes razones para tomar esa decisión, aunque tal vez implique que los tipos nunca subirán. Los mercados siguen dedicando mucho tiempo a especular sobre la fecha de una subida. La libra rebota con las idas y venidas del consenso pero, al final, alguien caerá en la cuenta de que no van a subir -ni este año ni el que viene ni en un futuro próximo-.