Los 10 mayores bancos del mundo han incurrido en costes de litigios con sus clientes por valor de más de 133.000 millones de euros entre 2008 y 2013, de acuerdo con un informe de la CCP Research Foundation. Este estudio, el más pormenorizado que existe sobre los conflictos de la industria bancaria relacionados con la comercialización indebida de productos financieros, ha sido utilizado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por su siglas en inglíés) en el borrador de regulación que ha preparado para asegurar que la banca actúa de forma honesta con sus clientes, especialmente los minoristas.
La cifra ha sido obtenida a partir de los datos que estas 10 entidades, entre las que se encuentra el Santander, han reportado a los supervisores. A los gastos ya desembolsados por sentencias, litigios y acuerdos extrajudiciales se suman otros 77.638 millones que estas compañías tenían provisionados a 31 de diciembre de 2013 para hacer frente a potenciales sentencias futuras.
Bank of America es la entidad que más ha tenido que pagar por la concesión indebida de hipotecas. El acuerdo al que llegó el pasado septiembre con el Tesoro estadounidense eleva la factura total a 49.000 millones. En el caso del Santander, este informe valora en unos 3.000 millones de euros los costes totales a los que ha tenido que hacer frente por conductas incorrectas en los últimos años. Gran parte de esta cantidad se debe a la exposición de algunos de sus clientes al fraude del gestor de fondos Bernard Madoff, destapado en diciembre de 2008.
Fallos intencionados
«El mercado de productos financieros para clientes minoristas es propenso a sufrir fallos, especialmente debido a la información asimíétrica» entre quienes los ofertan y quienes los contratan, señala la EBA en el documento enviado a consulta pública y donde fija una guía de principios comunes para garantizar una correcta comercialización de productos bancarios.
«La venta inadecuada puede afectar a un gran número de clientes pero causando costes pequeños individualmente (...) Sin embargo los beneficios totales para una institución financiera pueden ser muy altos. Esta combinación eleva el riesgo de que las entidades exploten intencionadamente el comportamiento de los consumidores», señala la autoridad bancaria.
Las nuevas normas, aún por definir, pretenden mejorar tanto el diseño de productos financieros como su posterior venta. En la primera fase los bancos tendrán que asegurarse de que la configuración del producto está pensada para una tipología determinada de clientes mientras que el canal de venta deberá garantizar que el cliente es el adecuado y entiende el producto.
Estas medidas son más teóricas que prácticas y completan una extensa tarea regulatoria de la UE para mejorar la calidad del servicio bancario y evitar casos como los de las venta de preferentes.