Blackstone pulverizó todos los registros cuando anunció en marzo que había levantado un fondo con 5.100 millones de euros para invertir en el sector inmobiliario europeo. Con esa cuantía, este vehículo conseguía convertirse en el más grande que nunca haya existido con foco exclusivo en el real estate del continente. Ahora, bate su propio ríécord, elevando en otros 1.500 millones el objetivo de captación.
Blackstone Real Estate Partners Europe IV contará, por lo tanto, con un capital global de 6.600 millones de euros orientados a comprar activos inmobiliarios en toda Europa. Varios motivos han invitado a la gestora estadounidense a agrandar el fondo. El principal es el insaciable apetito de los inversores por el ladrillo del Viejo Continente. Blackstone ha extendido el importe de captación despuíés de comprobar que íéstos eran proclives a comprometer una cantidad de recursos aún mayor que la prevista hasta ahora.
El rápido despliegue del fondo es el segundo factor que ha influido. En apenas un año (inició la actividad en septiembre de 2013), este vehículo ha realizado inversiones por 2.410 millones, según los datos de la gestora recogidos en los resultados de enero a septiembre de 2014. Las oportunidades abundan y, aprovechando el contexto propicio, Blackstone está detectando y concretando transacciones a toda velocidad, adelantando en la carrera a otros fondos competidores. «Estábamos esperando que las ventas de real estate europeas se abrieran. Ocurrió y estábamos preparados», explicaba durante una conferencia con analistas en octubre Steve Schwarzman, consejero delegado del grupo de inversión.
Apuesta por el ladrillo
Schwarzman tambiíén subrayaba que la ampliación del BREP Europe IV reforzará todavía más la capacidad de la entidad para explotar las condiciones favorables que plantea el mercado inmobiliario en Europa –«para continuar sacando partido de las oportunidades distressed», especificó–. A 30 de septiembre, la firma calculaba una revalorización de los activos en cartera del nuevo fondo del 19%. La apuesta por el ladrillo del Viejo Continente viene a replicar la estrategia que la gestora ya siguió en EEUU –donde tomó posiciones durante una etapa de relativa incertidumbre y ha podido generar grandes rentabilidades–.
Así, el real estate es, sin duda, el sector donde está volcada con más energía dentro de Europa y donde ha ganado una mayor exposición en estos años. Eso no implica, sin embargo, que Blackstone anticipe el despegue económico de la región. «Tenemos una visión muy conservadora hacia Europa, en otras palabras, no optimista. Así que cuando compramos allí, y estamos adquiriendo grandes cantidades de distintos activos, es simplemente porque ahora hay un desequilibrio con muchos más vendedores que compradores, lo que presiona los precios. De esta manera podemos hacer inversiones con una muy buena rentabilidad y entonces apalancarlas y obtener retornos muy satisfactorios sin crecimiento en los mercados individuales», decía Schwarzman a los analistas. Y añadía: «Además, tratamos de no ser compradores pasivos, y por lo general tenemos algunas mejoras previstas. Si un activo no ha sido maximizado, nuestro trabajo es comprarlo, arreglarlo y venderlo».
España, entre los objetivos
Blackstone no aplica condicionantes geográficos sobre el nuevo fondo inmobiliario enfocado en Europa y tampoco ha ofrecido datos de inversión por países, pero fuentes del mercado coinciden en apuntar que España es, con Reino Unido, Portugal e Italia, una de las zonas donde este instrumento habría entrado en acción con más contundencia. Algo lógico a tenor del dinamismo inversor que la firma ha exhibido en el país durante los últimos meses.
Tanto con íéste como con el resto de sus fondos vivos, desde agosto de 2013, Blackstone ha efectuado inversiones vinculadas al ladrillo español por un valor aproximado de 4.000 millones de euros. Dentro de esas adquisiciones recientes o en proceso, hay una enorme diversidad. Las compras del grupo inversor abarcan desde las 1.860 viviendas de alquiler social traspasadas por la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS), hasta una cartera residencial dentro del Proyecto Dorian de la Sareb, pasando por varios edificios de FCC en Tres Cantos (Madrid); activos logísticos; la plataforma de gestión de Catalunya Caixa, CX Inmobiliaria (ahora, Anticipa); una cartera de críéditos hipotecarios de la misma entidad financiera y cuatro edificios de oficinas (dos en Madrid y dos en Barcelona).
