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Autor Tema: Juncker aspira a crear 1 millón de empleos con su plan de inversiones  (Leído 128 veces)

Eguzki

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La Comisión Europea aprobó ayer el plan para movilizar al menos 315.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas en sectores estratíégicos durante los próximos tres años. El presidente del Ejecutivo europeo, Jean Claude Juncker, lo presentará hoy ante el Parlamento Europeo. El objetivo es impulsar el PIB de la UE entre 330.000 millones y 410.000 millones de euros y crear entre 1 millón y 1,3 millones de puestos de trabajo en ese periodo. El PIB de la UE ronda los 13,1 billones de euros (2013) y el número de desempleados, los 24,5 millones (septiembre 2014).

Para lograr esos objetivos, Juncker propone crear un fondo que contará con recursos valorados en 21.000 millones de euros, de los que 16.000 millones saldrán de una reasignación de partidas de los presupuestos europeos y 5.000 millones del balance del BEI. No hay dinero nuevo. La idea es que este fondo permita al BEI aumentar su capacidad de financiación en 63.000 millones de euros. Según la experiencia de la institución, cada euro que preste el BEI para financiar proyectos movilizará cinco euros del sector privado, con lo que se alcanzarí­an esos 315.000 millones de euros.

Los Estados Miembros podrán participar en el proyecto de dos maneras: bien al principio del proceso, aportando capital al fondo, lo que ampliarí­a su alcance; bien al final, cofinanciando los proyectos. En el primer caso, la inversión no computarí­a como díéficit, pero el Estado Miembro perderí­a el control de dónde se invierte ese dinero, ya que el fondo asignará recursos en función de proyectos concretos, sin una cuota geográfica o sectorial determinada. En el segundo caso, si el Estado decide participar en proyectos financiados por el fondo, sí­ computarí­an como gasto público.

El nuevo instrumento se llamará Fondo Europeo de Inversión Estratíégica (FEIE). Si todo marcha según lo previsto por la Comisión Europea, el FEIE estará operativo a mediados de 2015. El plan todaví­a tiene que ser aprobado por los Estados Miembros. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE lo analizarán el próximo 18 y 19 de diciembre.


El diagnóstico
El Plan Juncker parte de una premisa: la falta de inversión en Europa no se debe a la falta de liquidez, ni a la falta de dinero por parte de las empresas, ni a la falta de proyectos rentables, sino al rechazo por parte del sector privado a asumir los riesgos de estos proyectos. Por tanto, su objetivo no es financiar esos proyectos al completo, sino asumir parte de sus riesgos para hacerlos más atractivos a los inversores privados. Se trata por tanto de una herramienta más parecida al bisturí­ de un cirujano, que a la bazuca de un soldado.


La ingenierí­a financiera
La Comisión Europea se ha visto obligada a hacer de la necesidad virtud, ya que ni los Estados Miembros están en condiciones de financiar un plan de inversiones de 300.000 millones a golpe de díéficit público, ni ella misma cree en que esa sea la mejor forma de estimular el crecimiento. Por tanto, se ha visto obligada a hacer ingenierí­a financiera para alcanzar el máximo impacto con los menores recursos posibles: 21.000 millones de euros en garantí­as deberán multiplicarse por 15.

Para movilizar inversiones por valor de 315.000 millones, la idea es que el BEI desembolse 63.000 millones de euros en tres años, pero asumiendo más riesgo del que asume habitualmente. Para cubrir ese riesgo extra -y no poner en peligro su ráting triple A- contará con los 21.000 millones de euros del FEIE, a los que recurrirá para compensar las píérdidas en las que incurra. Esta cifra se reparte 16.000 / 5.000 millones entre Comisión Europea y BEI, respectivamente.

Pero como la función del FEIE no será la de financiar directamente los proyectos sino la de funcionar como una especie de aval en el caso de que estos incurran en píérdidas, la Comisión Europea ha decidido que no hace falta depositar todo el dinero en el fondo. En su lugar, aportará garantí­as por valor de 16.000 millones de euros, que se activarán cuando el BEI las reclame. Estas garantí­as, en la práctica, son un compromiso de pago a futuro. Y para garantizar que hay liquidez suficiente en el caso de que el BEI reclame pagos, la Comisión creará una provisión de 8.000 millones de euros procedentes del presupuesto (3.300 millones del Mecanismo Conectar Europa, 2.700 millones de Horizonte 2020 y 2.000 millones de otras partidas). Los 5.000 millones de euros del BEI saldrán del balance de la institución y tambiíén funcionarán como una especie de garantí­a.


Los proyectos que recibirán financiación
Un Comitíé de Inversión decidirá quíé proyectos se financian. No habrá cuotas geográficas ni sectoriales, pero se priorizarán las infraestructuras digitales, energíéticas y de transportes, la investigación y el desarrollo, la educación y las pymes. Estos deberán ser viables económicamente y deben poder iniciarse en los próximos tres años.

En paralelo, un Grupo de Trabajo formado por la Comisión Europea, el BEI y los Estados Miembros está trabajando en un listado de proyectos potenciales, si bien será el Comitíé de Inversión el que decidirá si los acepta o no.