Red Iberoamericana de de Prensa Economica (RIPE)
Hacer click en el botón «descargar» cuando instalamos una aplicación puede abrir la puerta a ciertos virus que podrían acabar con la buena salud de nuestros telíéfonos.
Quizás su telíéfono está fallando últimamente o necesita más tiempo para realizar cualquier tarea. Puede que, incluso, se abran ventanas de manera inesperada mientras navegas, las webs que visites muestren errores o advertencias y la batería dure un suspiro a pesar de haber cargado el dispositivo durante toda la noche.
A lo mejor ha llegado el momento de cambiar de smartphone. O cabe la posibilidad de que la culpa de todos esos problemas sea de la última app que descargaste.
Según un estudio de la organización «Red global de vigilancia de la privacidad» (GPEN, por sus siglas en inglíés,) aproximadamente un 85% de las aplicaciones de iOS y Android suspenden en lo que a cuestiones de privacidad se refiere.
Además, las herramientas contaminadas se han convertido en espías cada vez más ávidas y buscan hacer negocio con todo lo que pueda venderse bajo cuerda (nuestra información confidencial, financiera, etc.) en el mercado negro.
Tiendas pirata y publicidad
¿Pero cómo podemos saber cuál es exactamente la responsable de que no todo marche como debería? Dani Creus, analista de la empresa especializada en seguridad virtual Kaspersky Lab, comenta al diario Expansión de España que adivinarlo es cada vez más difícil porque “las apps que contienen algún tipo de malware son cada vez más silenciosas para pasar desapercibidas frente al usuario y poder controlar sus movimientos, utilizar la geolocalización o, incluso, enviar mensajes sin su consentimiento».
Para empezar a descartar sospechosas, uno de los primeros pasos sería preguntarnos si las hemos descargado desde un sitio de confianza. Conseguir cualquier aplicación fuera del entorno seguro que ofrecen las tiendas oficiales de los sistemas operativos (como la App Store -para los dispositivos iOS- o Google Play -para los Android- )supone uno de los mayores riesgos del mundo app.
«Actualmente, Google Play ofrece 1,1 millones de aplicaciones», señala Creus, «sin embargo, las herramientas maliciosas multiplican por diez esta cifra gracias a las tiendas no oficiales». Si bien algunas de ellas sí que se preocupan por lo que figura en su catálogo, matiza el analista de Kaspersky Lab, muchas otras permiten la subida de nuevo contenido sin ningún control.
Tambiíén la presencia de software de terceros en una aplicación, a priori segura, puede volverla vulnerable. Esto sucede frecuentemente con la publicidad que permite que algunas sean gratuitas. Según Luis Corrons, director tíécnico de la compañía especializada en el desarrollo de soluciones de seguridad Panda Security, estos anuncios «pueden propiciar la instalación de otros programas que muestran automáticamente publicidad en el terminal del usuario (denominados adware) incluso cuando no se está usando esa app».
El gancho de la popularidad
Por otra parte, si pensamos que las más conocidas están fuera de peligro, nos equivocamos. Los grandes nombres pueden hacernos confiar ciegamente, pero muchas veces las aplicaciones que más usuarios tienen son las que «más llaman la atención de los hackers porque suelen asegurarles resultados fructíferos», aclara Dani Creus.
En este caso, nuestro afán por conseguirlas puede llevarnos a descargarlas gratis sin importarnos de donde provengan (si es que en las tiendas oficiales son de pago). Esta debilidad hace que los ciberdelincuentes enmascaren sus virus utilizando el nombre de esas apps con la esperanza de que algún incauto caiga en la trampa.
Las herramientas oficiales más populares de Google Play o la App Store tampoco se libran del malware. En este caso, los hackers buscarán sus fallos de seguridad para ‘colar’ en ellas códigos maliciosos e infectar los miles de dispositivos en los que se descarguen hasta que los desarrolladores solventen el problema (si es que llegan a detectarlo).
Mejor prevenir que curar
¿Entonces quíé podemos hacer para evitar que estos ‘parásitos virtuales’ aniden en nuestros smartphones? En primer lugar, evitar las tiendas no oficiales nos ahorrará disgustos innecesarios. Podemos complementar esta medida desactivando la opción «permitir instalación de aplicaciones de fuentes desconocidas», lo que acabará definitivamente con la posibilidad de que se cuelen en nuestro terminal aquellas a las que no hemos invitado.
Desde Panda Security recomiendan tambiíén leer atentamente los permisos que solicitan las apps y los comentarios que otros usuarios vuelcan en la App Store o en Google Play. Si la mayoría de los que se la han descargado señala algún error grave o la calificación no alcanza el aprobado, es probable que no quieras tenerla en tu telíéfono o tablet.
Si decidimos saltarnos este paso, contar con un antivirus puede salvar nuestro dispositivo en el último momento. Estos programas analizan todo lo que instalamos en nuestros terminales antes de que tomemos una decisión definitiva. Parece una medida muy simple, pero según un estudio de Kaspersky Lab sólo la mitad de los usuarios Android protegen así sus smartphones.