Definitivamente, la crisis financiera internacional le ha pillado a España en el peor momento. O con el pie cambiado, como se prefiera. Los mercados están secos por falta de liquidez, pero la deuda externa del país no para de crecer. Hasta el punto de que, según los últimos datos que obran en poder del Banco de España, supera por primera vez el umbral de los 1,63 billones de euros. Es decir, prácticamente el 160% del Producto Interior Bruto.
Se trata del porcentaje más alto jamás alcanzado por la economía española, y para hacerse una idea de lo que representa su evolución hay que tener en cuenta que hace apenas cuatro años (en el segundo trimestre de 2004) el endeudamiento exterior equivalía a 859.825 millones de euros, prácticamente la mitad que ahora en tíérminos absolutos.
La deuda externa de un país, tal como la define el Fondo Monetario Internacional (FMI), comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que dar lugar a pagos por amortización, por intereses o por ambos conceptos. Incluye, por lo tanto, todos los instrumentos financieros, excepto las participaciones en el capital y los derivados financieros, ya que estos instrumentos no suponen, necesariamente, la realización de pagos. La deuda viene a significar, por lo tanto, el saldo vivo de los príéstamos pendientes de pago (tanto a corto como a largo plazo), y que anualmente se reflejan en el díéficit de la balanza de pagos, que tan sólo en 2007 aumentó hasta representar el 10% del PIB. Es decir, 106.201 millones de euros. Año tras año, la bola de nieve ha ido creciendo hasta alcanzar esos 1,63 billones de euros. Dicho en tíérminos más directos. la deuda externa refleja la diferencia entre lo que un país produce y lo que gasta. Y lo cierto es qaue este país ahorra anualmente alrededor del 20% del PIB, pero invierte algo más del 30%, lo que da lugar a ese desequilibrio.
El banco central presenta los datos de deuda exterior en tíérminos brutos, pero si se descuenta lo que a España le adeudan (ya que tambiíén es una nación acreedora) el resultado es, igualmente, preocupante. Según los datos oficiales, la posición de inversión internacional (saldo entre los activos y los pasivos) se sitúa en 859.300 millones de euros, cifra jamás alcanzada por la economía española. Este es, realmente, el dinero que España debe devolver a sus acreedores (más los intereses correspondientes) en los plazos convenidos, lo que explica las crecientes dificultades de los agentes económicos para captar ahorro en un contexto de restricción del críédito.
Apelacióin al Banco Central Europeo
Se trata de una cifra extraordinariamente elevada teniendo en cuenta que hace apenas doce meses el saldo entre lo que España debía en el exterior y lo que le adeudaban ascendía a 741,400 millones de euros, lo que significa que en solo un año los nímeros rojos han crecdo en 118.000 millones de euros.O lo que es lo mismo, el 17% del Producto Interior Bruto, Y todo ello en un contecto de restricción del críédito, lo que pone de manifiesto las elevadas necesidades de financiación que tiene la economía española para seguir funcionando. De hecho, si se exceptuan las operaciones del Banco de España.la posición de inversión internacional de España supera ya los 925.000 millones de euros, lo que explica que las entidades financieras acudan cada vez con mayor asiduidad al Banco Central Europeo (BCE) con el fin de obtener liquidez. Y lo que es todavía peor, a tipos de interíés cada vez más elevados.
Un dato refleja mejor que ninguna otra cosa lo que está sucediendo. La apelación al BCE ha sido irrelevante en los últimos años, inferior a los 126 millones de euros durante 2004 y 2005, ya que las entidades emitían en los mercados financieros sin poblema alguno para colocar sus emisiones (principalmente cíédulas hipotecarias). Pero en el segundo trimestre de este año, se ha demandado a la autoridad monetaria 12.326 millones de euros. Para hacerse una idea de lo que está creciendo esta rúbrica hay que tener en cuenta que en el primer trimestre se llegó a 1.855 millones de euros, es decir, 6,6 veces menos que ahora.
De la deuda exterior de España, poco más del 12% -unos 196.000 millones de euros- corresponde a las Administraciones Públicas, el resto se localiza en el sector privado, principalmente en depósitos a corto plazo (399.000 millones de euros). En un contexto de liquidez y teniendo en cuenta que España forma parte de una unión monetaria, la existencia de un elevado endeudamiento exterior no es un problema importante a corto plazo, salvo que las circunstancias cambien, como ocurre actualmente, en que el críédito está racionado, lo que provoca estrangulamientos financieros y limita el crecimiento económico por falta de dinero. Un escenario que sólo puede ser combatido aumentando la productividad.