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Los números habían respaldado la trayectoria de Carbures desde su llegada al Mercado Alternativo Burtátil (MAB) a comienzos de 2012. Las subidas superiores al 1.700% en su cotización, su ambicioso plan de negocio y sus pretensiones a la hora de lograr sus contratos en España y más allá de la frontera habían sido su mejor aval. Desde dentro de la compañía siempre habían tenido claro que alcanzar cualquiera de estas metas pasaba necesariamente por dar el salto al Mercado Continuo, una empresa para la que obtener financiación resultaba imprescindible. Este aspecto no se antojaba complicado para una firma con la vitola de Carbures pero, tras la suspensión de la cotización, las alternativas para obtener capital comenzaron a limitarse para la compañía gaditana.
La maquinaria de Carbures ha trabajado a pleno rendimiento desde la suspensión y ha sondeado a varias firmas de capital riesgo con el fin de explorar nuevas vías de financiación. Esta opción, que antes de que el valor entrara en fuera de juego no estaba encima de la mesa, ha ido cobrando cuerpo despuíés de que varias entidades bancarias como BBVA o Banco Sabadell hubieran puesto en stand-by el críédito que estaban a punto de conceder a la compañía.
Este príéstamo por valor de 77 millones de euros, se iba a articular como un club deal, esto es que iba a ser concedido por una entidad en un primer momento y, posteriormente, se iba a repartir entre varios bancos o inversores institucionales. Las dudas del auditor de Carbures en relación a la contabilidad de la compañía y su vinculación con tres de sus filiales paralizaron esta posibilidad y han llevado a la firma a sondear a distintos fondos buitre como Sherpa Capital, Spring Water, Sun Capital o Elliott Management, entre otras alternativas.
La opción de recurrir a estas firmas ha ido ganando enteros, a pesar de que la empresa había ideado en los últimos meses distintos planes con los que obtener financiación de cara a su inminente desembarco en el Mercado Continuo, que se esperaba para la recta final de este año. Por un lado, tambiíén se estaba ultimando la emisión de un bono a siete años en el MARF que una mutualidad se había comprometido adquirir por valor de 40 millones de euros. Por el otro, un fondo había declarado su intención de invertir en dos tramos cerca de 245 millones de euros.
Estos eran los distintos caminos posibles para apuntalar una salida al Mercado Continuo que se daba por descontada y garantizaba el futuro de una compañía con altas miras. La guinda del proyecto a corto plazo para Carbures venía de la mano de una ampliación de capital por valor de 60 millones de euros que se pensaba sacar adelante una vez hubiera quedado culminada la salida al Mercado Continuo.
Desde la firma andaluza insisten en que históricamente Carbures ha trabajado con fondos institucionales, especialmente con firmas americanas, que "entienden y saben valorar el potencial de las empresas growth" e insisten en que la compañía "está ultimando la concesión de un críédito por valor de doce millones de euros".
A la espera de PwC
Los inversores de Carbures siguen a la espera de conocer el dictamen del auditor, PwC, que, en un primer momento, aseguró que necesitaría al menos seis semanas para llevar a cabo la revisión de las cuentas de la compañía y esclarecer las dudas formuladas. Fuentes del mercado consideran "inusual" el tiempo que se está empleando en realizar este análisis que ya se extiende durante más de dos meses.
Al mismo tiempo, tal y como señalan fuentes de la propia compañía, se espera conocer en los próximos días el resultado del informe realizado de forma paralela por el despacho de abogados Uría Meníéndez. Carbures anunció el pasado 10 de octubre que iba a encargar un “informe jurídico independiente†para aclarar si la compañía había hecho lo correcto a la hora de apuntarse como ingresos los negocios realizados con tres empresas en 2013.